Amor Imposible

Psiquiátrico

De repente llegaron a mi mente imágenes de mí recibiendo un disparo en mi estómago, pero al verme no tenía ninguna herida solo una cicatriz. Esto significaba que habían pasado varios meses desde que me dispararon. Pero a mi mente llegaron otras imágenes donde me disparaban dos veces, estaba fuera junto a Sara, mi gran amiga. Yo la protegía con mi cuerpo. ¿Por qué?

Me coloqué de pie pero todo me dió vuelta y tuve que sujetarme de la silla. Cerré los ojos intentando recuperar el equilibrio. Cuando los abrí el mareo desapareció. Aspiré bocanadas de aire cuando escuché una voz familiar llamándome.  

Voltee y allí estaba ella. Sara  corrió a mí abrazándome con fuerza mientras lloraba  Yo la abracé también aspirando el aroma de su negra cabellera.

- ¡Boris! ¡Reaccionaste!
– Tranquila Sara, aquí estoy - cuando nos separamos un poco la miré mientras acariciaba su rostro - Dime ¿qué hago aquí? ¿Hace cuánto tiempo me encerraron en este lugar? 
- Boris es que tú....

No pudo seguir ya que llegaron un enfermero y dos hombres más. Uno era pelirojo de ojos celestes como los míos. De hecho ese hombre y yo eramos parecido en cierta forma ¿Por qué lo sé? Porque sé cómo soy físicamente. Mi memoria no está en blanco total ya que sí recuerdo muchas cosas pero tengo lagunas mentales como ser ignorar quiénes eran éstos dos hombres que vinieron con el enfermero.

El hombre pelirojo se acercó a mí y me abrazó con fuerza mientras lloraba diciendome:
- Boris al fin reaccionas. Lamento no haber estado a tu lado cuando despertaste 
-Si...si claro - Me hice soltar ya que me costaba respirar - Tu ¿eres mi padre? 
-¿Qué? ¿Acaso no lo recuerdas? - me preguntó angustiado y yo negué con la cabeza. - Soy Nahuel, tu padrastro....
-Hay cosas que si recuerdo pero otras que no.

Sin saber por qué me alejé de él y me acerqué a Sara. Sentía que a su lado estaría mejor, sin sentir aquella angustiante tristeza. Ésto asombró a mi padrastro, eso lo pude notar por su expresión. El otro hombre era muy parecido a Sara por lo que asumí que se trataba de su padre. Mire a mi amiga angustiado y le dije:

- Sara ¿qué me pasó? ¿Por qué no recuerdo gran parte de mi vida? ¿Qué hago aquí?

Sin poder soportarlo más la abracé y empecé a llorar desconsoladamente  El enfermero se me acercó y al ver unas jeringas me asusté y empecé a temblar. Sin embargo mi padrastro le pidió que no me inyectara y el enfermero accedió.  

Pero yo quería irme de allí, no soportaba estar encerrado en este lugar. Volvimos al interior del edificio más concretamente a donde era mi habitación. Supe que el hombre que se parecía a mi amiga se llamaba Sergio porque así me lo dijo Sara.

Al entrar a la habitación sentí arcadas, ya que los olores a remedios y quimicos me descomponían. No quería quedarme aquí, por dios que no quería. Además estaría encerrado. Miré a Sara, a Sergio y finalmente a mi padrastro, con mis ojos les suplicaba que no me dejaran aquí ya que no pertenecía a este lugar.

Pero parecía que no iban a hacer nada por sacarme. 
-Vendremos mañana Boris - dijo Sara
-¿Me dejarán aqui? - pregunté aterrado. 
- Aún no acabaste la terapia - dijo el enfermero - Así que tendrás que seguir aquí

Miré a mi padrastro e instintivamente me arrojé a sus brazos, él me abrazó con ternura. No podía parar de temblar, me sentía morir.

- No recuerdo quién eres pero siento una gran tristeza y un vacío en mi alma. 
- Boris no te preocupes, todo estará bien

- ¿Me abandonarás aquí? ¿Así te desharás de mí? 
-¿Qué? No ¿cómo puedes pensar eso? 
- Entonces ¿me llevarás contigo?

- Eso no podrá ser - intervino un extraño que acababa de entrar
- Soy tu psiquiatra y aún no te doy el alta. Ahora debes tomar tu medicina.

Miré a mi padrastro desolado y resignado. Todos se marcharon y tuve que tomar esas odiosas pastillas. Me embotaron la mente y de repente me pesaron los párpados. Me acosté y caí en un profundo sueño.

Pero fuí recordando gran parte de mi vida y fue cuando emergió de mí interior aquel inmenso amor que sentía por mi padrastro. Recordé aquel momento en el que mi padre le disparó a Nahuel y yo traté de arrebatarle el arma, pero me disparó también a mí. Luego yo le disparé a él y nada. Blanco total.

Me empecé a agitar, ya que aún bajo los efectos de la droga que me dieron para dormir sabía que estaba encerrado por el asesinato de mi padre. Nunca más podría besar a mi amado Nahuel ya que no sería libre. Me movía como podía deseando volver a alejarme de la realidad. No quería vivir en ésta realidad. Me alegraba saber que él estaba vivo, pero yo no era libre.

No se cuántas horas pasaron pero al fin pude despertar aunque no me moví de la cama. Solo podía llorar, no importaba qué me dijeran los doctores, los enfermeros ni el psiquiatra. No reaccionaba. ¿Por qué lo haría? Estaba atrapado sin salida.

El doctor que me estaba atendiendo me hablaba intentando hacerme reaccionar, pero mi dolor era tan grande que nada decía. Si tenía que estar encerrado prefería evadirme mentalmente.

-¿Deseas ver a tu padrastro Boris? - me preguntó el doctor y sin poder contenerme cerré mis ojos sin dejar de llorar. Que si deseaba verlo, me moría por estar a su lado. -Veo que sí pero ¿sabes? Tienes que hablar, debes comer por tí mismo si deseas que te dé el alta. - Lo miré sorprendido ante sus palabras

- ¿Qué dice? ¿Podré ser libre de nuevo? 
-Solo si cooperas Boris
-Pero si yo maté a mi padre.

-No Boris, no lo mataste - me dijo mi padrastro entrando en ese momento
– Nahuel - Salté de la cama y corrí a sus brazos -¿Estaré encerrado aquí?

- No Biris, y no mataste a tu padre, él está vivo y en prisión 
-¿Hablas en serio Nahuel? 
-Si. Estará una larga temporada allí pagando por el intento de asesinato.

Lo abracé  con fuerza y le susurré al oído.
- Por favor Nahuel, sácame de aquí. Solo deseo amarte. Por favor te lo pido mi amor.




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