Narrador: El sol brillaba intensamente sobre el horizonte, el mar susurraba suavemente al romper en la orilla, y la arena estaba cálida bajo los pies. Era el día perfecto para una escapada a la playa, y por supuesto, Arleth y Justin no podían dejar pasar la oportunidad de disfrutar de una tarde junto al mar.
Escena: Llegan a la playa cargando toallas, una sombrilla gigante, una nevera portátil y un montón de cosas innecesarias que Justin insistió en traer "por si acaso".
Justin (jadeando mientras coloca la sombrilla): ¿Estás segura de que no necesitamos un asistente personal para llevar todo esto?
Arleth (riendo mientras extiende su toalla): Justin, tú fuiste el que dijo que necesitábamos la sombrilla gigante. Si fuera por mí, solo habríamos traído agua y una toalla.
Justin (poniendo las manos en la cintura con una sonrisa orgullosa): ¡Es cuestión de estar preparado! Nunca sabes cuándo podrías necesitar… (mirando la bolsa) esto.
Arleth (mirando la bolsa con una ceja levantada): ¿Una pelota inflable en forma de tiburón? Sí, seguro será vital para nuestra supervivencia.
Justin (fingiendo estar ofendido): ¡Claro que sí! Mira, ya verás, después me agradecerás cuando te esté defendiendo de los tiburones con mi pelota inflable.
Arleth (riendo): Si un tiburón aparece, mejor me hago amiga de él antes de confiar en ti y tu pelota.
Narrador: Tras su mini debate, ambos finalmente se acomodaron en la arena. Arleth se recostó, lista para disfrutar del sol, mientras Justin, inquieto como siempre, decidió que era hora de explorar las profundidades del océano... o al menos de chapotear un poco en la orilla.
Escena: Justin corre hacia el agua, chapoteando como un niño pequeño mientras Arleth lo observa divertida desde su toalla.
Justin (gritando desde la orilla): ¡Ven, Arleth! ¡El agua está perfecta!
Arleth (bromeando): ¡Claro, porque seguro no está helada y llena de algas!
Justin (fingiendo estar ofendido): ¿Helada? ¡Está tan caliente como una bañera de burbujas! Y de algas, solo hay… eh… unas cuantas.
Narrador: A pesar de sus reservas, Arleth decidió unirse a Justin en el agua. Se metió lentamente, encogiendo los hombros cada vez que una ola le rozaba la piel.
Arleth (con los dientes apretados): ¡Está fría! Mentiroso.
Justin (riendo mientras le salpica agua): Te dije que era "refrescante", no caliente. ¡Venga, ya te acostumbrarás!
Narrador: Después de unos minutos, ambos estaban completamente sumergidos en el agua, jugando con las olas. Justin, siempre con alguna idea absurda en mente, decidió que era el momento perfecto para usar la pelota inflable en forma de tiburón que había traído.
Justin (con una sonrisa maliciosa): ¡Arleth, mira esto!
Escena: Justin lanza la pelota inflable en el agua, imitando el clásico tema de Tiburón (tan-tan, tan-tan...), y luego salta detrás de ella, persiguiéndola como si fuera una escena de acción épica.
Justin (haciendo su mejor actuación dramática): ¡Oh, no, un tiburón! ¡Te salvaré, Arleth!
Arleth (riendo a carcajadas): ¡No, por favor! ¡Sálvame del temible tiburón inflable! ¡Qué horror!
Justin (fingiendo pelear con la pelota): ¡Toma esto, tiburón de plástico! ¡Y esto!
Narrador: Arleth no podía parar de reírse mientras Justin luchaba exageradamente con la pelota. Sus movimientos eran tan torpes que acabó tropezando con una ola y cayendo de espaldas al agua.
Justin (levantando una mano desde el agua): ¡Estoy bien! ¡Solo estaba practicando mi caída dramática!
Arleth (riendo tanto que casi pierde el equilibrio): Definitivamente, deberías dejar eso a los profesionales.
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Juegos en la arena
Narrador: Después de la épica batalla contra el tiburón inflable, Arleth y Justin decidieron que era hora de construir el mejor castillo de arena jamás visto. O al menos intentarlo.
Escena: Ambos están agachados, con las manos llenas de arena húmeda, tratando de darle forma a su creación.
Justin (mirando su "castillo" con orgullo): Mira esto, Arleth. ¡Una obra maestra! Lo llamaré... "Castillo de la Justicia".
Arleth (mirando su propio montículo de arena, riendo): Eh... bueno, el mío es más... minimalista. Se llama "Montaña de arena que pronto será destruida por una ola".
Justin (señalando con una sonrisa): Perfecto, siempre he querido tener vecinos minimalistas. Menos competencia.
Narrador: Pero, como siempre en la playa, el enemigo número uno del castillo de arena apareció: una ola enorme se acercó sigilosamente y arrasó con ambas construcciones.
Arleth (fingiendo estar devastada): ¡No! Mi preciosa montaña...
Justin (arrodillándose dramáticamente): ¡Castillo de la Justicia, noooooo!
Narrador: Ambos estallaron en risas, mientras la ola se llevaba sus castillos. No importaba, porque el verdadero objetivo era pasarlo bien, y lo estaban logrando con creces.
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El helado perfecto
Narrador: Después de tanto sol y agua, decidieron que era hora de premiarse con algo dulce. Caminando por la playa, encontraron un carrito de helados, y como era de esperar, Justin no perdió la oportunidad de pedir el helado más grande posible.
Escena: Ambos tienen en sus manos enormes conos de helado, con bolas de diferentes colores apiladas peligrosamente.
Justin (con una sonrisa traviesa): Mira esto, Arleth. Es un helado digno de reyes.