Narrador: El día había llegado a su fin. El cielo estaba ahora cubierto de tonos naranjas y morados mientras Arleth y Justin caminaban por la orilla, sintiendo el suave roce de la arena aún cálida bajo sus pies. Sus risas de hace unos momentos se habían calmado, pero la sensación de compañerismo seguía vibrando en el aire.
Justin (mirándola de reojo, con una sonrisa tranquila): No sé tú, pero creo que necesitaba un día así. Desconectar de todo.
Arleth (asintiendo, con una pequeña sonrisa): Sí, hacía tiempo que no me sentía tan... libre.
Narrador: Había algo en ese momento. Tal vez era el ambiente, o la mezcla de cansancio y satisfacción, pero todo parecía más fácil, más ligero. Justin tomó un puñado de arena y la dejó deslizarse entre sus dedos, mientras su mirada se perdía en el horizonte.
Justin (medio en broma, medio en serio): ¿Te imaginas vivir así todos los días? Sin preocupaciones, solo el sonido del mar y un helado que no se cae.
Arleth (riendo suavemente): Sería perfecto, pero… me aburriría sin tus comentarios ridículos.
Narrador: Justin se detuvo un segundo, mirándola, y luego soltó una carcajada. El tipo de risa que hace eco en el pecho y se siente genuina.
Justin (sonriendo): Bueno, alguien tiene que hacerte reír. Es prácticamente un trabajo de tiempo completo.
Arleth (mirándolo de lado, fingiendo estar pensativa): ¿Y quién dijo que lo haces bien?
Justin (llevándose una mano al pecho dramáticamente): ¡Ouch! Eso duele, Arleth. Heriste mis sentimientos.
Arleth (sonriendo): Solo para mantenerte en tu lugar.
Narrador: Caminaban hacia el coche, con las mochilas al hombro y la brisa marina despeinándoles. No había prisas, y tampoco necesidad de hablar demasiado. Era ese tipo de silencio cómodo que solo se tiene con las personas que realmente importan.
Justin (suspirando mientras se sube al coche): Ok, antes de irnos, prométeme que la próxima vez seré yo quien elija la actividad. Tal vez… ¿una tarde de videojuegos? Sin tiburones ni helados perdidos, lo juro.
Arleth (riendo mientras se abrocha el cinturón): Lo pensaré. Pero tienes que admitir que hoy fue inolvidable.
Justin (mirándola con una sonrisa sincera): Siempre es inolvidable contigo, Arleth.
Narrador: Arleth sintió una chispa de algo en su pecho al escuchar esas palabras, pero decidió no darle demasiada importancia. Sabía que entre ellos siempre había bromas, pero a veces, en esas bromas se escondían verdades que no estaban listos para explorar.
El coche arrancó, dejando la playa atrás, pero las memorias de ese día seguirían con ellos por mucho tiempo.
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Narrador (dirigiéndose al lector): El día en la playa puede haber terminado, pero las emociones solo están comenzando. No te pierdas las próximas páginas, donde las risas y las aventuras de Arleth y Justin seguirán evolucionando… y tal vez algo más.