Amor imprevisto

CAPITULO 15. “PROFESOR”

Era viernes y también era el último día de trabajo para Liz. Sin darse cuenta, los tres meses pasaron frente a ella en un abrir y cerrar de ojos.

Liz estaba sentada tras su escritorio, pero en lugar de estar redactando algún correo o agendando alguna reunión, Liz se encontraba haciendo un reporte para Amelia sobre lo pendiente.

Ya el lunes comienza mi rutina universitaria una vez más.

Liz suspiró con algo de alivio. Al menos este semestre no tenía tanta carga académica debido a que solo tenía que tomar dos ramos que había abandonado el año pasado por falta tiempo. También había comenzado a mirar ofertas de empleo, pero no estaba apurada en encontrar trabajo. Había ahorrado mucho dinero.

Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Liz. Estaba nostálgica. Fueron solo tres meses, de los cuales el primero fue todo un infierno, pero ahora se sentía rehacía a irse. Le había gustado mucho este trabajo. Después de todo, no era tan pesado como otros empleos.

— ¿Qué cara es esa? Si no te conociera, diría que te están llevando al matadero—. Bromeó Lucas.

Liz se sorprendió al escuchar la voz de su amigo.

—Estabas tan absorta en tus pensamientos, que ni siquiera te diste cuenta de que llevo—Lucas miro su reloj de muñeca—tres minutos frente a ti haciendo muecas. —bromeó con una radiante sonrisa de burla.

Liz abrió la boca para defenderse, pero no pudo decir nada. Era muy consciente de que estaba en las nubes.

—Lo siento, no fue mi intención ignorarte—. Se disculpó Liz.

—Descuida. Es tu último día de trabajo así que es entendible. —Dijo Lucas con amabilidad.

Liz sonrió con simpatía, pero luego frunció el ceño al darse cuenta de que la estaba visitando en horas de trabajo.

— ¿Que estás haciendo aquí de todos modos? —quiso saber Liz—. Se supone que deberías estar trabajando.

— ¡Oye! —exclamó Lucas con fingida indignación—, todavía me estoy dando el tiempo para venir a verte ¿y que recibo a cambio? Un regaño. Eso me pasa por ser buen amigo. —bromeó Lucas.

Liz negó con la cabeza mientras sonreía.

—Bueno. Pensé que como ya no nos veremos tan seguido, quiero que me recuerdes bien. —Lucas sonrió— Y se me ocurrió que era un bonito detalle darte un pequeño regalo. —dijo mientas se agachaba y tomaba en sus manos una pequeña canasta con golosinas y un pequeño oso de peluche.

Liz abrió sus ojos ante la sorpresa.

—Ah, pero no pienses que esto es toda obra mía. Todo mi equipo cooperó en el detalle. —confesó Lucas.

Liz aceptó los obsequios y sonrió. No esperaba que el equipo completo de Lucas fuera a cooperar para darle un obsequio. Ella solo había hablado con ellos unas cuantas veces. No creyó que la recordarían.

—No sé qué decir, Lucas. Me dejaste sin palabras. Todos son muy amables. —dijo Liz con sinceridad.

Lucas sonrió con triunfo. Estaba orgulloso del logro.

Liz miró a Lucas con una radiante sonrisa. Él nunca sabría cuánto Liz le agradecía. Al fin y al cabo, Lucas fue su primer amigo en la empresa. Él siempre se mostró amable y dispuesto a ayudarla, sobre todo, siempre estuvo ahí para hacerla sonreír. Lucas era un amigo al cual estimaba bastante. Bueno, no es como si nunca más lo fuera a ver. Solo la frecuencia iba a disminuir, pero Lucas no saldría de su vida, ya que actualmente él estaba saliendo con Maggie.

Gabriel salió rápidamente de la oficina para tramitar unas últimas cosas antes de que Liz finalizara su día, pero se quedó quieto al notar presencia de Lucas Anton.

Estudió con atención los movimientos y gestos del muchacho, el cual, se veía muy feliz al hablar con su novia. Por alguna razón ese chico le daba desconfianza. Lucas siempre estaba alrededor de Liz.

¿A él… le guste Lizbeth?

Ese pensamiento solo logró que Lucas le cayera más mal de lo que ya le caía. Definitivamente Gabriel estaba celoso de Lucas.

Con paso firme y decidido, Gabriel se acercó a los amigos que estaban absortos en una conversación.

—Buenas tardes— saludó Gabriel en un tono frío.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Lucas y tragó saliva con pesadez. El pobre chico se congeló en su sitio. Se había olvidado por completo de que Gabriel estaba en la oficina.

Liz ladeó la cabeza y frunció el ceño ligeramente ante el incómodo ambiente que se había formado de pronto entre los tres. Con curiosidad, posó la mirada sobre Gabriel, pero este tenía sus ojos fijos sobre la cesta de golosinas.

—Lucas y su equipo fueron muy amables al darme este regalo de despedida. —dijo Liz sin que nadie se lo preguntara.

Gabriel al parecer no la escuchó, ya que ni siquiera fue capaz de mirarla.

Lucas, preso del pánico miro a Liz para saber que hacer, pero ella tenía sus ojos en Gabriel.

Lucas con incomodidad comenzó a retroceder para marcharse.

Creo que es hora de desaparecer. Pensó Lucas a medida que iba colocando un pie tras otro para retroceder.




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