Cuando Liz se dio cuenta, ya había pasado casi un mes. Casi un mes desde la propuesta de matrimonio improvisada. No obstante, pese a ello, las cosas estaban extrañamente clamadas a su alrededor, pero era una calma que disfrutaba.
— ¿Ya estás lista para irnos? — preguntó Maggie desde el umbral de la habitación de Liz.
Liz observó a su amiga y sintió un deja vú. Sonrió y asintió con la cabeza.
—Tomo mi bolso y nos vamos—dijo Liz.
Hoy era un día especial para Liz. Dada las buenas calificaciones que había obtenido a lo largo del semestre, y para poder finalizar con una de sus materias, Liz, comenzaría un internado de tres semanas en el centro de rehabilitación Sloan´s Lake, el cual era un centro bastante reconocido en el ámbito de la fisioterapia.
Liz, desempeñaría una labor como parte del equipo multidisciplinario de rehabilitación. Luego, tendría que entregar un informe sobre su estadía en el centro, el cual sería la mitad de la calificación final.
Maggie la estaría llevando ya que había insistido en querer acompañarla para darle suerte. Estaba feliz por su amiga, ya que era una buena oportunidad para Liz.
—Estoy muy emocionada y nerviosa—dijo Liz mientras se retorcía en el asiento del auto.
Liz sabía que la práctica y la teoría eran muy diferente. Se había destacado académicamente, pero eso no significaba que fuera buena en la práctica. Le aterraba de gran manera estar con una persona, ya que jamás había llevado lo aprendido a una sala de rehabilitación.
—Deja de preocuparte, Lizzy Bu—dijo Maggie—. Eres buena y lo sabes. Ya verás que lo harás bien.
* * *
El trayecto hacia el centro fue de casi cuarenta minutos, pero para Liz, pareció solo un pestañeo.
Maggie estacionó su auto en la entrada del recinto. Ella parecía igual de nerviosa que Liz.
—Hazlo lo mejor que puedas, pero sé que te ira genial—. Dijo Maggie mientras se le escapaba una nerviosa risa—Ve y demuéstrales que vale la pena tenerte con ellos por estas tres semanas.
Liz tragó saliva y asintió con la cabeza.
—Haré lo mejor que pueda—dijo y se lanzó hacia los brazos de Maggie, quien le correspondió el gesto.
Liz se bajó del Hyundai Tucson y caminó hacia la entrada del edificio. Se detuvo un momento en la entrada para buscar en su bolso la carpeta que habían enviado de la universidad. También se colocó su credencial de pasante.
Liz, antes de entrar, tomó una profunda respiración. Lo que estaba a punto de vivir, sería una nueva experiencia. Estaba ansiosa por absorber nuevos conocimientos, ya que una oportunidad como aquella, no se repetiría hasta su pasantía oficial.
Liz estaba ingresando en el centro, cuando sintió el característico sonido de su celular. Era un mensaje de Gabriel.
<<Suerte en tu primer día>>
Liz sonrió. Gracias al texto, algo de su nerviosismo se había ido.
Liz se dirigió a la recepción e informo que la pasante de la universidad CMU había llegado en el horario acordado.
La recepcionista tomó el teléfono para hablar con alguien, luego le dijo a Liz que la encargada del área de fisioterapia estaría con ella en breve.
Tal y como informó la recepcionista, tres minutos después estaba frente a Liz la fisioterapeuta.
—Tú debes ser Lizbeth Tyler—dijo una mujer que parecía estar recién entrada en los treinta—, soy Camile. La fisioterapeuta a cargo—. Ella le tendió la mano a Liz.
—Solo llámeme, Liz—dijo aceptando la mano de Camile.
Camile era una mujer de contextura delgada y su mirada expresaba el amor por su trabajo. Lo que provocó en Liz una agradable sensación de calidez. Al menos no era una mujer intimidante.
Luego de la presentación, Camile le pidió a Liz que la siguiera.
Ambas comenzaron a caminar por un pasillo mientras Camile hablaba.
—La universidad me ha asignado que sea yo la encargada de tu estancia en el centro de rehabilitación, estarás bajo mi cuidado por estas tres semanas.
Liz caminaba al paso de Camile, la escuchaba, pero no podía evitar desviar la mirada en todas direcciones. El centro era limpio y espacioso.
Camile sonrió para ella misma al ver como Liz parecía ver en todas direcciones.
—Yo seré quien vea tu informe final, sabes que no puedes dar nombres, solo iniciales. Tampoco puedes fotografiar a los clientes a menos que ellos estén de acuerdo y firmen un consentimiento.
Liz asentía con la cabeza mientras grababa las palabras en su mente.
—Si tienes dudas, o necesitas consultar alguna cosa, puedes acudir a mí sin temor, yo también fui estudiante y estuve en tu posición—la mirada de Camile era gentil—. Te ayudaré lo más que pueda. Solo me interesa que ames lo que haces. Una experiencia previa a los internados es algo valioso, así que pregunta y solo se tu misma.
Liz asintió con entusiasmo.