Layla
Ciudad autonoma de buenos aires, 15:48 pm.
Esa tarde el invierno me estaba matando, mis ganas de que llegue el verano eran inmensas, así podía salir tranquila sin tener que abrigarme hasta los dedos. Mi vieja siempre me reta si salgo desabrigada, yo tengo la tonta costumbre de no hacerlo y encima me enojo, aunque no sé si es la edad o porque yo soy así directamente, creo que es más la segunda. Ya saben cómo son los adolescentes.
El subte iba a tope, era de esperarse un sábado. Como soy bastante educada (es algo que no hay que perder) le sedo mi asiento a una señora que cargaba a su hija en brazos y me quedo parada con mi mochila adelante. Mi mirada recae al instante en la nena chiquita que me miraba con fascinación, tenía una sonrisa plasmada en la cara, yo sabía porque era. Si había algo que me caracterizaba las últimas semanas era mi peculiar color de pelo: violeta y verde. Siempre me había gustado probar cosas nuevas, así que con 10 años me aventure a preguntarme a mi mama si me dejaba y ella dijo que si, desde ese momento pase por muchos colores hasta llegar a ese. Llamaba mucho la atención de las nenas chiquitas que me miraban con sus ojos llenos de curiosidad, algunas me señalaban o me preguntaban cosas, me daba mucha ternura.
Por ir tan distraída en mi mundo no pude bajarme donde debía, asique espere a que el subte llegara a la última estación y camine a donde quería llegar: puerto madero. Fui con cuidado, no quería que algo malo sucediera y con eso me refiero a un robo, mi cámara había sido muy costosa y no podía darme el lujo de comprarme una todos los días, obvio que lo invertido valió más que la pena, yo hacía lo que me gustaba y con eso bastaba. Siempre había tenido inclinaciones artísticas (Mi mama dice que nací con un pincel en la mano y cámara también).
La edificación moderna de puerto madero se alza ante mí y voy tomando fotos a algunas cosas que me gusta. Llego a un lugar donde había grupos de personas, mi atención se va inmediatamente a unos en específico. Con permiso previo me dedique a sacarle fotos a la gente que andaba en skate, hacían trucos raros que provocaba que vuelven por los aires o se den esos golpazos, me daba cierta impresión. No podía creer como no estaban en el hospital, digo, si yo tan solo llegara a intentarlo ya estaría internada.
Note que un pibe me hacía señas para que me acerque y como yo siempre fui súper miedosa tarde una eternidad, estaba tipo "¿Acaso tengo que correr?". Nunca había sido buena hablando con desconocidos, igualmente soy bastante tímida. Se ve que la paciencia del chico era muy poca así que termina de acercarse el.
–Queríamos tu Instagram por el tema de las fotos– ufff, menos mal. Saco mi celular para buscar mi página y mostrarle el nombre, era común: @Laylart.
Tenía unas grandes ganas de seguir, todo eso me llamaba la atención.
–Bueno te dejamos, tene cuidado con algunos de no cruzarte jaja– el castaño me guiño un ojo para irse de nuevo con sus amigos, amigos que a lo lejos le hacían señas o le gritaban cosas como "Vos podes bro", dios, ya saben cómo son los varones.
Esta vez sin nada de vergüenza me animo a acercarme un poco más, quería tener un buen ángulo para las fotos, ya saben todo lo que un fotógrafo necesita, no me voy a poner a explicarles ¿O sí?
Se ve que soy oídos sordos porque el "Tene cuidado con algunos de no cruzarte" me entro por una oreja y salió por la otra, después de varias fotos ya me encontraba en el piso con un cuerpo encima mía. Era muy chiquita para poder sacármelo por mi cuenta, así que solo me quedaba moverme como pescado fuera del agua.
–La pu...– se escuchó como alguien se quejaba.
–Che, soy yo la que está en el piso.
–Fuiste vos la que se cruzó kpa– ya no sentía nada sobre mi así que abrí los ojos adaptándome a la luz de la tarde, la cabeza me dolía un poquito.
Sin importarme nada lo primero que hice fue fijarme en el estado de mi hija, aunque desearía no haberlo hecho, ¡–NOOOO! No no no. – rota, estaba rota y no había vuelta atrás, no quería ni pensar en la plata.
El tipo ni siquiera se dignó a pedir perdón, agarro skate y se fue así sin más. Así que les vengo a presentar al descortés Lucas, si, así lo apode yo. ¿Se pensaron que Lucas era el educado que me había hablado? Jajá no, por eso les dije que literalmente choque con él o el choco conmigo, bueno los dos nos chocamos.
–Perdón por chocar con vos ¿Cómo estás? – la ironía en mi voz era notable, pero él se encargó de ignorarme de buena manera– Wau ¿Flaco viste mi cámara? ¿No? Obvio que no ¿Sabías que esto sale muy caro? –yo hablaba con una pared la verdad, se paró de golpe.
–No es mi culpa– tenía unas ganas inmensas de partirle esa estúpida tabla.
–Clarooo, todo sería diferente si esa cosa se hubiera roto pero obvio no fue así, así que mejor ignoremos a la piba que estaba sacándole fotos para que puedan exhibir su arte–. Bueno capaz estaba exagerando un poquito, pero me molestaba severamente que ni siquiera pida disculpas.