Amor incantatores

Posesión

"El deseo nos incita a la posesión, a movernos hacia algo" -James Joyce-

DAMINOS

-Trata de dormir y descansar, pronto te sentirás mejor- Le doy un beso a mi hermano que se encuentra exhausto después de haberle curado las heridas. El me sujeta la mano y me mira preocupado.

-Dami, dime algo-

-Claro- Me siento en el borde de su cama y lo miro intrigada

-¿Cómo fue que después de estar tan mal, no tienes ni un moratón?- Me tenso, sabía que me preguntaría algo como eso, pero decirlo en voz alta me eriza los vellos

-Tuve miedo hermano-

Se sienta, y me arrastra a su lado en donde me abraza y de inmediato me siento segura.

-No sé si eso fue real, aunque Bernard me dice que sí yo aún lo veo como un sueño. Algo se adueñó de mí, no me podía mover, y sólo sentía frío. Bernard hablaba y yo respondía, bueno, no yo, era la cosa que estaba dentro de mí, pero no sé qué se dijeron-

-¿Cómo que no sabes?-

-Sí, es decir, hablaba yo, pero no escuchaba nada, como si estuviese metida en una urna de cristal insonora-

-¿Y luego qué pasó?-

-Me sentía muy débil, y Bernard me sostuvo ¡fue tan hermoso! Me trajo a casa y bueno, me besó e inmediatamente me alivié ¿sabes? Creo que pasa algo raro, es imposible que algo como eso suceda ¿verdad?-

-Creo que necesitas hablar con él, que te explique tus dudas, si lo hace, entonces tal vez deje de ser tan precavido con él-

-Lo haré... Por cierto ¿Tú y Alana qué?-

Sonríe feliz, me da un beso en la coronilla de mi cabeza y me suelta.

-Después te cuento, busca al Señor Towsdent y vuelve a este lugar, tienes hora y media y no me hagas salir a buscarte-

-Voy a estar bien, Bartén el sobreprotector- Se ríe

-¡Dios tengo mucho sueño!-

-Duerme- le doy un beso en los labios y salgo de la habitación en busca de Bernard .

Lo encuentro en  la parte trasera del castillo, por el bosque, que es gigante por cierto. Está sentado a los pies de un gran árbol, tiene los ojos cerrados y el cuerpo relajado. Desde la distancia no puedo evitar admirar su belleza, tiene una quijada fuerte, pero sutil y atractiva, tiene lo labios entreabiertos, y suspira audiblemente. Me pierdo observándolo, no presto atención a nada más, por lo que cuando me habla no puedo evitar sobresaltarme.

-Hola-

-Hola- Me acerco a él e inmediatamente, me siento relajada. Como si estuviese al borde de un riachuelo de agua cristalina, es tan placentero.

-¿Qué haces aquí?- Habla bruscamente y eso me sorprende, sin previo aviso la sensación que me invadía se esfuma, y lo miro desconcertada, está tenso y por los poros expulsa animosidad.

-Te buscaba- Susurro intimidada

-¿Para qué me buscabas? ¿Necesitas algo?- 

Se quiere deshacer de mí

-Emmm, disculpa, no era nada importante- Me levanto suavemente y me alejo, no he dado cinco pasos cuando me toma del brazo y me hace girar. Nuestros rostros quedan a sólo centímetros.

-Lo siento, creo que estoy un poco tenso. Por favor no te vayas, dime ¿en qué te puedo ayudar?-

Dudo en hablar con él, no quiero que se enoje conmigo por lo que estoy a punto de preguntar. Me sonríe de modo tranquilizador, tomo aire profundamente.

-Yo, me preguntaba lo que había pasado antes-

-¿A qué te refieres?-

-Sé que es tonto, pero aunque todavía creo que fue un sueño todo, no me puedo evitar preguntar qué hablaste con la cosa que... ¿se adueñó de mí?...-

-Sentémonos-

Estuvimos sólo un momento en silencio, yo estaba muy nerviosa porque Bernard me miraba fijamente y con mucha atención.

-¿Tengo algo en la cara?- Pregunté curiosa.

-Belleza y sólo belleza- murmuró y yo respondí sonrojándome inmediatamente. -Cuéntame de qué necesitas hablar.

-Creo que eso es obvio,necesito saber qué es lo que sucedió cuando estaba con mi hermano-

-Bueno, no lo sé.

-¿Cómo que no lo vas a saber?

-Yo no salí con ustedes ¿Cómo lo voy a saber? ¿Qué tal si  mejor me lo cuentas tú?

-Bueno, si lo mencionas así, todo fue muy extraño.- Mi mente empezó a retroceder a esos momentos de miedo- Mi hermano y yo íbamos de regreso al castillo, de verdad que todo estaba bien y apenas iba a anochecer por lo que íbamos a tiempo para la cena, y de un momento a otro, los caballos se volvieron locos. De hecho, fue sólo el mío y luego el de Bartén también, como si hubiese visto algo muy horrible- Bernard frunció el sueño y se enderezó un poco más-  Mi caballo se puso helado y las piernas se me entumecieron e irremediablemente caí.- Me quedé callada un momento porque tenía mucho miedo de volver a recordar esa última parte, pero el miedo no continuó, una tranquilidad inevitable me invadió y la mano de Bernard sosteniendo mi mano me dio el último empujón para hablar- El caballo empezó a golpear mi cabeza, no me dolía, creo que estaba en shock y en el segundo golpe vi... me vas a llamar loca...



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En el texto hay: amor, magia

Editado: 17.07.2018

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