Amor incantatores

Abrir los ojos

"Así como los ojos de los murciélagos se ofuscan a la luz del día, de la misma manera a la inteligencia de nuestra alma la ofuscan las cosas evidentes" -Aristóteles-

DAMINOS

El calorsito del cuerpo de mi hermano me dopa, literalmente, no me deja abrir los ojos y como no tengo ganas de hacerlo me acurruco aún más, pero la dicha no demora mucho porque las pesadillas no tardan en llegar.

Uñas afiladas me desgarran la piel, sonrisas malvadas dan lugar a lenguas escamosas que rosan mi cara, mis piernas y mi cuello, quiero vomitar pero mi cuerpo no me responde, pues de mi garganta sólo salen gritos dolorosos mientras mi cuerpo continúa inmóvil. 

Son miles, muchos cuerpos esqueléticos rozándose contra el mío, haciéndome daño. La sangre cada vez fluye con más fuerza por las heridas que tengo en los diferentes lugares a los que sus uñas se han aferrado.

"Eres nuestra" me susurraban "Ya nada te podrá salvar" 

Yo respondía a través de gritos de dolor. 

El aire empezó a faltar y me sentí arrastrada  a la conciencia, pero antes de abrir los ojos, una última palabra aterradora me hizo perder la razón.

"Muerte... Todos morirán, dile eso" 

Desperté con los pulmones ardiéndome, la respiración entrecortada y un tembloroso Bartén aferrado a mí. Pero no estábamos solos, Alana y Bernard se encontraban allí también. Lloré, me aferré a mi hermano y lloré como una bebé, el miedo me había invadido y aunque era una pesadilla fue muy real para mí, la cabeza y el cuerpo me dolían impresionantemente.

El Señor Alana miraba a Bartén con preocupación, pero después su miraba se convirtió en ira cuando vio a Bernard.

-Ey no me mires así- Le susurró el implicado- Fue tu idea ¿Recuerdas?- Alana frunció el ceño, pero no pudo continuar porque Bartén lo interrumpió desde mi cuello. 

-¿Fue tu idea? ¿Qué quiere decir?- Al no escuchar una respuesta me soltó lo suficiente como para voltearse y ver la cara de Alana -Te estoy preguntando qué quiere decir-

Alana no respondía y mi hermano se empezó a enojar cada vez más, su cuerpo se tensó y yo aún hipeaba por el llanto tan fuerte que tuve.

-Bartén, mira, la cuestión es que...-

-¡QUÉ! El sufrimiento de mi hermana ¿tú lo planeaste?- Alana dio un paso atrás pálido, mientras Bernard soltaba una risita, de inmediato mi hermano lo señaló rojo de ira -Contigo aún no he empezado siquiera- Su risa se detuvo abruptamente y miró al suelo-  Acaso qué querías ¿Eh?- Volvió su atención a Alana- ¿Verla así? ¿Eso pretendías?-  Un suspiro provino del pobre hombre, quería calmar a mi hermano pero no podía dejar de temblar.

-Salgamos un momento, hay muchas cosas que tengo que explicarte- Le tomó la mano.

-¿Estás loco? ¿De verdad crees que la voy a dejar estando así?- Me señaló y yo lloré más fuerte aún, de verdad que no puedo sacar de mi cabeza sus voces, ni de mi cuerpo sus roces, aún los siento como si estuviera allí todavía. Alana por su parte, agarré su brazo con más fuerza.

-Dije, que salgamos. Bernard se quedará. no estará sola. Así que camina- Dijo contundente, mientras lo arrastraba de mi lado. 

Al ver que él se iba y que su calor era arrancado de mí, me levanté rápido para aferrarme nuevamente a él, porque sin su calor el dolor regresaba, mi hermano era mi antídoto. Sin embargo, no pude llegar  a él porque una fuertes brazos me sostuvieron, patalee un momento pero volví a sentir calor corporal y el dolor menguó nuevamente.

-Shhhh, te tengo, no tengas miedo hermosa, estoy contigo- Mis sollozos se empezaron a calmar, porque me sentí en paz, un riachuelo cristalino sonaba en la lejanía de mi mente, pero el miedo me volvió a invadir, no quiero saber nada del agua, sus voces "muerte" se escuchaban cada vez más fuerte.

-¡Callalos! Por favor Bernard, callalos. Ayúdame- Me abracé a él.

-Tranquila, tranquila- Nuevamente el riachuelo y la sensación de paz.

-¡Nooooo!- Grité y el me sostuvo más fuerte- ¿De dónde sale ese ruido?

-¿Cuál ruido?- Susurró

-Un riachuelo, no quiero... agua... no quiero- Dije incoherentemente.

-No lo oirás más, tranquila-

Las voces regresaron, los roces volvieron, me voy a volver loca, no sé que es peor, el miedo o el taco. "Nadie te podrá salvar"

-Me voy a volver loca ¡AHHHHHH!- 

Bernard me soltó y yo gimotee inmediatamente tratando de acurrucarme nuevamente a su lado, pero ya no estaba. En cuestión de segundos estaba frente a mi rostro, observándome fijamente. 

-Mírame, por favor mírame, concéntrate en mí- 

Sus ojos son la cosa más hermosa que alguna vez vi en mi vida, y en ellos danzaban llamas mientras sus pupilas se dilataban.

-Haz que se vayan por favor, las voces- 



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En el texto hay: amor, magia

Editado: 17.07.2018

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