Amor Inconcluso

CAPITULO XX

La mañana se pasó rápido junto a Ían, aprendí a conocerlo más, es una persona muy graciosa y sobretodo muy culta, es de los pocos hombres de su edad que he conocido que departe conmigo sobre temas de historia, música y chistes sin que le falte argumento, ya que en otras ocasiones he hablado con chicos sobre historia y se quedan callados o mirándome raro, pero con Ían no es así y eso me atrae cada vez más.

-Me has sorprendido de que no te aburrieras con los relatos antiguos que te he contado- me dice Ían mientras tomo mi café

-Para nada, antes me sorprendiste, ya que muy pocos hombres hablan sobre la Grecia antigua

-Te prometo que para la próxima vez que nos veamos te diré el significado de tu nombre y quien lo poseía

-Te ahorro la Ultima, porque sé que mi nombre era el de la reina Catalina la grande, solo que Ekaterina es el nombre en Ruso osea el original.

-Me saliste muy lista querida, pero sabes su significado

-Creo que tiene que ver con la grandeza y fuerza, sino estoy mal

-Mmm no te lo diré aún, sino cuando nos volvamos a ver

- ¿Es una promesa?

-Dalo por hecho, Bueno ya debo partir, porque debo hacer unos trabajos un poco largos del instituto, para quedar libre la próxima semana y poder verte de nuevo, claro si tú quieres

- Pues tendré que revisar que mi agenda no estés ocupada- me mira con asombro- tranquilo yo te hago un espacio

-Que mala eres, pero esta no se queda así- me regala una sonrisa única

-Bueno chico misterioso es la hora de la despedida, así que gracias por este miércoles tan distinto a los demás, también por permitirme conocerte un poco más.

-Las gracias antes te las doy yo, por este día tan bonito a tu lado, por verte sonrojar cada vez que te hacia alguna pregunta que dudabas al responder.

-Y después la mala soy yo, pero ya tendré mi oportunidad de desquitarme

-Vale te estaré esperando ansioso, ya debo partir no puedo hacerme el loco, así que te cuidas y ojo con esos admiradores que tienes por acá.

-Que tonto eres, no tengo admiradores, te cuidas en el viaje y me escribes apenas llegues a tu casa.

Cuando me acerqué a darle el beso de despedida, el movió un poco la cara y me dió el beso en la comisura de la boca, yo de una lo miré, pero el simplemente me regaló una sonrisa pícara y se marchó.




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