CAPITULO XXIII

Yo seguía mirando el paisaje, sobretodo la luna  ya que me encanta la luz que irradia esta noche, Ían simplemente me hace mimos en mi cabello y en las mejillas, compartimos un silencio muy cómodo, creo que me voy a dormir ya que tengo mi cabeza en las piernas de él, ya ni me acuerdo como terminé en esta posición tan cómoda...

-Eka, dime algo o es que te has quedado dormida

-Estoy despierta señor exagerado, sólo que este sitio me da mucha paz- Casi no puedo ver su rostro por la obscuridad- ¿O es que ya te quieres ir?

-No es eso, sino que cómo a ti te gusta charlar y estás callada me preocupe, además te quería dar esto- me muestra su mano y era un chocolate, creo que mis ojos brillaron más que la luna- yo sabía que te gustaría

Mientras me como mi chocolate, pienso que este momento y el lugar,  podría ser perfectamente una cita romántica, pero en cambio es una cita de dos amigos

-¿Ya terminaste?- Lo volteo a ver, pero no puedo contestar, ya que siento sus cálidos labios en los míos, estoy sin reacción, porque no reacciono si es lo que más esperaba, segundos después le correspondo el beso, y todo el zoológico en mi estómago está de fiesta- Por fin- me dice después de cortar el beso y a escasos centímetros de mi boca, mostrándome su sonrisa pícara- Fue mucho mejor de lo que pensé, ahora que me animé y me fascinó, voy a seguir robándote besos- vuelve y me da otro beso, pero esta vez más suave.

No sé como explicar lo que me hace sentir este beso, he dado varios en mi vida pero ninguno como este, será que realmente estoy enamorada o simplemente es un gusto, pero lo realmente me sorprende es que es un chico tan sencillo que me tiene muy cautivada