Amor inesperado /pjm

6.

Terminada la cena, es hora de levantar las cosas la mesa. Jimin toma mi bowl, lo pone sobre el suyo y dentro coloca los dos pares de palillos. Mientras camina llevando los trastes, lo observo detenidamente. Trasero de bailarín, definitivamente. Esos Jeans negros colaboran a la vista, ajustan donde deben... Mejor me levanto yo también, antes de que se dé cuenta de que lo estoy chequeando; aunque ya debe saberlo, no tiene un pelo de tonto.

Tomo la fuente con el Japchae sobrante para seguirlo a la cocina, apenas llegar tomo papel film y envuelvo las sobras para guardarlas en el refrigerador. 

— Noona, ¿Adónde tienes los guantes para lavar los platos?

— Ahí mismo en el primer cajón, pero no hace falta que te molestes por eso, ya luego los lavo...

— Déjame ayudar, no es nada— dedicándome una de sus más tiernas sonrisas, abre el cajón para conseguir los guantes. 

Mientras tanto, busco la fuente con el kimbap, la envuelvo en papel film y también la guardo.

— ¿Vas a guardar eso?

— Claro que sí, no hay que andar desperdiciando la comida que tanto les llevó preparar. Mañana comeré en el almuerzo. ¿Quieres un café junto con el postre?

— Si, por favor— dejando los guantes sobre el fregadero, se queda unos segundos observando con satisfacción el brillo de la loza. 

Jimin está en el medio de mi camino, así que necesito pasar por detrás de él, para poder alcanzar el café de la alacena y prepararlo. 

Sin previo aviso, envuelve mi cintura con sus brazos y apoya su cabeza en la mía, haciéndome dar un respingo de sorpresa. En los parlantes suena Ella Fitzgerald en estos momentos, "Bewitched, bothered, and bewildered" es la canción que apareció en la lista. Etta había terminado de cantar hace unos minutos. Sus manos comienzan a empujarme rítmicamente, hacia un lado y hacia el otro, obligándome a moverme al compás de la música. 

Terminado el proceso de colocar el café en el filtro, sus manos (que tan pacientemente esperaron) me giran delicadamente hacia él, colocándonos frente a frente mientras su cuerpo se balancea junto al mío. Bailar juntos, sintiendo el calor que irradia su cuerpo, me transmite la tranquilidad que tanto necesitaba. Además, en esta posición, puedo apreciar la altura de Jimin de manera directa. Me debe sacar una cabeza y media de alto, no me molesta, me siento segura entre sus brazos . Bajo mis manos y las apoyo en su pecho, al mismo tiempo me separo un poco para mirarlo, tengo que torcer un poco el cuello para mirar hacia arriba y en su rostro se dibuja una sonrisa.

— Eres buena bailarina Noona— susurra acercando su cabeza a mi oído. 

— Gracias...— sonrojándome como una idiota,  vuelvo a poner mi rostro en su pecho para esconderme.

Así nos quedamos, moviéndonos al unísono de un lado a otro hasta que la canción termina y Jimin me toma por la cintura, haciendo que me eche hacia atrás como para darle una pose final a la coreografía. Automáticamente me agarra un ataque de risa. Si existe un momento para sentirse ridículo, pues este es el momento. Se me queda mirando tiernamente mientras trato de parar la tentación de risa.

— ¿Qué fue tan gracioso, eh?— por alguna razón parece confundido. 

— Pues... hace tanto que no bailaba así... El final de la coreografía me agarró desprevenida

— Ohhh, por ahí iba la cosa. Prepárate, hay más de dónde vino eso

— ¿Ah, sí? No va a falta oportunidad de que me hagas hacer piruetas... Nada más trata de no tirarme al piso.

— No me atrevería a lastimar ese hermoso cuerpo que tienes.

Separándome de él, trato de esconder mi sonrojado rostro. Jamás en toda mi vida me habían hecho poner roja tantas veces de corrido, ciertamente tiene un don. Es preferible darme a la fuga, llegando hacia el refrigerador lo antes posible con el fin de sacar la tarta. Curioso, Jimin se acerca a ver. 

— ¡Wow! Eso se ve más que delicioso. ¿Qué es?— pasa su lengua por su labio superior y en mi interior se enciende una hoguera de campamento boy scout.

— Esto es un Lemon pie, espero que te guste. Lo hice para ti— si el camino al corazón del hombre es a través de su estómago, mi Lemon pie es una autopista directa.

— Creo haberlo comido en alguna de las giras, pero no estaba hecho por tus manos, ha de ser por eso que no lo recuerdo.

— ¿Alguna vez te dijeron que eres un zalamero? 

— No, ni siquiera sé que eso...

— Pues a buscarlo en Google, mi querido Jimin.

Llevo dos platos, con una porción generosa de tarta cada uno, dejándolos al lado de las tazas de café que habíamos llevado previamente. Volvemos a nuestra posición lado a lado. Honestamente, tenerlo tan cerca me pone un poco más nerviosa de lo que me gustaría. Ahora soy yo la que está esperando la aprobación, pero me hago la desentendida y simplemente le doy una mordida a mi porción. Lo miro por el rabillo del ojo, se está llevando el bocado a la boca haciendo que mi corazón se detenga en seco por unos segundos. O es una autopista, o es un precipicio. Sólo hay dos opciones.

— Hmmmm— hace un sonido mientras mastica— Hmmmmmm

«Éxito para mí», pensé. Autopista sin peajes.

— ¡NOONA! ¡Esto está terriblemente delicioso! Ácido y dulce a la vez, cremoso pero con la textura crujiente de la masa queda perfecto— todavía está masticando lo último del bocado.

— Acabas de sonar como crítico culinario, deberías renunciar al grupo y ponerte a trabajar en la columna de restaurantes del periódico...

— ¿Tú crees? Pues tu restaurante seguramente tendría las mejores críticas.

— Aissshhh, ya calla y come— tomo un sorbo de café caliente, tratando de esconder la satisfacción que siento en este momento metiendo casi todo mi rostro en la taza.

— No seas tan modesta, cada minuto que paso contigo descubro una nueva cualidad. Me pregunto qué más tendrás escondido dentro de tu caja de sorpresas.

— Pues vas a tener que esperar para averiguarlo— le respondo con una mueca burlona, causando que levante las cejas en señal de pronta venganza. 




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