La mirada amable de Jimin, se había transformado en total desprecio. No tengo una explicación para lo que está sucediendo en este momento.
— Tae tenía razón, finalmente no eras digna de mí— « ¿Qué está pasando?», pensé.
— No entiendo de qué hablas ¿Qué te hice para que me trates así?— mi desconcierto es monumental, hasta hace cinco minutos todo estaba bien.
— No lo entiendes ¿Verdad?— mi corazón se acelera como un tren bala, inclusive puedo oír su latir dentro de mi cabeza.
— N-No...
— ¿En realidad creíste que estaba hablando en serio? ¿Qué todo eso que te dije era real? Por favor... Sólo estaba jugando contigo. Mujer tonta, cómo si realmente pudiera fijarme en alguien como tú.
Siento cómo mi respiración se acelera, el aire empieza a ser escaso y no consigo respirar adecuadamente. Un dolor punzante en el pecho hace que me despierte de repente, sudando y jadeando en busca de oxígeno. Las palabras retumban en mi mente, repitiéndose en un eterno eco. Sólo puedo tantear a mí alrededor, en busca del velador que tengo sobre la mesita de noche.
— ¡¡NOONA!! ¿QUE ES LO QUE SUCEDE? —Jimin se acaba de despertar sobresaltado ante mi ataque de ansiedad, generado mientras dormía — ¡¡OYE!! ¡¡¡RESPIRA!!!
De mi boca solo sale un jadeo, todavía estoy confundida entre el sueño y la realidad sin entender en qué dimensión está ocurriendo esto. Las lágrimas brotan de mis ojos sin siquiera hacer esfuerzo. Jimin enciende la luz, para luego posicionarse frente a mí.
— Noona, mírame, estoy aquí. Respira por favor —su voz se calma de repente. Me toma del rostro para colocar mi mirada alineada a la suya —Es sólo una pesadilla, estas teniendo un ataque de ansiedad.
« ¿Ataque? ¿Estaba soñando?», mi cerebro reacciona ante la voz de Jimin, volviendo a la realidad casi inmediatamente.
— Respira profundo, Noona. Vamos... Puedes hacerlo. Hazlo por mí.
En un grandísimo esfuerzo, consigo tomar una bocanada de aire y mantenerla unos segundos antes de soltarla pesadamente. Está pasando nuevamente.
« 1,2,3,4... 1,2,3,4,5,6,7...1,2,3,4,5,6,7,8», una cuenta interminable para mí en estos momentos. Jimin no me saca los ojos de encima, inspirando y exhalando a mi ritmo, como si quisiera mostrarme cómo se hace.
Unos minutos después, consigo estabilizar mi respiración, aunque las lágrimas siguen fluyendo como una cascada.
— Noona... Shhhh... Ya estás bien. Tranquila...— el abrazo de Jimin llega justo a tiempo. Me sostengo de él fuertemente, temblando como una hoja— Shhhh, cariño. Cálmate...— dice, al tiempo que acaricia mi cabello con dulzura, terminando de calmar mi ansiedad. Jimin es la mejor medicina, mejor que cualquier ansiolítico. Sabe perfectamente cómo tratar esta situación. Mantiene la calma estoicamente, sin perder los papeles en ningún momento.
— J-Jimin... Estás aquí —lo sigo sosteniendo con fuerza, como si tuviera miedo de que se escape.
— Sí, aquí estoy pequeña...
— No me sueltes... por favor... —el tono suplicante de mi voz es desgarrador para él. Lo siento en la agitación de su corazón, que late desbocado junto a mi oído. Ahora es él quien respira profundo, después del susto que se acaba de llevar.
— Déjame ir a buscarte un poco de agua, volveré en un parpadeo. ¿Quieres algo más?
— No, sólo que vuelvas rápido y te quedes conmigo...
Aparentemente tuve una reacción adversa al día de hoy. La segunda de ellas. Afortunadamente, era sólo un sueño y Jimin está a mi lado cuidándome, luego del ataque.
Dicen que, durante el sueño, nuestro cerebro procesa la información recibida durante el día. Lo que aprendemos, lo que pensamos y lo que nuestro subconsciente teme o anhela. Mi sueño sólo significa una cosa, según yo, la purga de aquellas palabras que quedaron clavadas en lo más profundo de mi mente. No son ciertas, ahora lo sé.
Jimin regresa de inmediato con un vaso de agua.
— Toma, cariño — dice, extendiendo el vaso hacia mí. Ese vaso de agua es el maná que necesito para terminar de volver a la realidad —Ahora... ¿Puedes decirme lo que estabas soñando?
— No lo recuerdo, sólo sé que estabas ahí y que había algo malo sucediendo. Aunque no recuerdo exactamente qué —mentira. Sé exactamente qué.
— ¿Estaba ahí? Espero no haberte lastimado. No quisiera hacerlo ni siquiera en sueños.
— Sé que no lo harías. Estoy segura de eso.
— Me alegra que lo hayas entendido, preciosa. No estoy contigo para lastimarte ni mucho menos. Estoy contigo para protegerte, cuidarte y quererte mucho. Eso es lo que planeo hacer, mientras me lo permitas —su hermosa sonrisa vuelve a brotar de sus labios. Es el hombre más increíble que haya conocido.
— ¿Quieres ir al comedor un rato? Puedo preparar té para los dos, a ver si nos sacudimos el susto y volvemos a dormir.
— Si, por favor hagamos eso.
Se levanta de la cama ofreciéndome sus brazos para levantarme. Así, abrazada a él, llego hasta el comedor y me siento. No puedo dejar de mirarlo, mientras prepara el té en la cocina. Ver para creer, dicen. Voy a tener que empezar a creer que todo esto es real, que está pasando en este momento, en este lugar del mundo. Este hombre existe, está aquí ahora mismo cuidándome. Probablemente mi mente me juegue una mala pasada o dos, pero al final, sé que Jimin estará aquí para reconfortarme cuando eso suceda. Puedo confiar en él.
El té ya está listo, humeando en frente de mí. Este hermoso hombre está a mi lado, en silencio, pero no es un silencio incómodo. De hecho me siento reconfortada de que no me siga preguntando cosas y se limite a hacerme compañía simplemente abrazándome, mientras sorbe su bebida, aún caliente. Después de unos minutos de agradable silencio, finalmente me dirige la palabra.
— Quiero decirte algo, Noona.
— Dime...
— No sé si este sea el momento adecuado, pero si no lo digo no podré seguir durmiendo... —suspira largamente y finalmente retoma lo que estaba diciendo — Te amo... Quiero que lo sepas... Me enamoré de ti desde el primer momento, pero tenía miedo de decirlo y quedar como un idiota apresurado. No sé si crees en el amor a primera vista, pero si no lo crees es un buen momento para empezar. No quiero, mejor dicho... No puedo vivir sin ti.