La luz del alba metiéndose por la ventana, me obliga a abrir los ojos desde temprano. Me siento en la cama, es la primera vez que veo un amanecer en siglos. Jimin sigue dormido, con un brazo detrás de mí y el otro sobre su estómago, estirado cómodamente. Su cuerpo desnudo yace a mi lado, visible para ser admirado nuevamente. Decido recostarme sobre su pecho, sintiendo el hermoso aroma de su piel. «No te despiertes todavía, cariño», pienso.
Cierro mis ojos una vez más, intentando ignorar el fulgor que se cuela a través del vidrio. Su brazo rodea mi espalda, acariciándola.
— Buenos días, preciosa. Otra vez adelantándote a mí ¿Eh? —la primer sonrisa del día aparece frente a mis ojos, dejando mi cerebro en coma cuando veo sus carnosos labios estirarse de oreja a oreja.
— El sol me despertó, de nuevo —ruedo los ojos en señal de fastidio— Hubiera querido seguir durmiendo.
— Eres sumamente remolona, cariño. Me agrada eso, voy a tener muchas oportunidades de despertarte, siempre y cuando nos acordemos de cerrar las cortinas.
— Anoche estábamos un poco ocupados como para eso, ¿no?
— Anoche... —sus mejillas se encienden de repente y no puedo más que enternecerme ante esa vista.
— ¿Qué pasa con anoche?
— ¿Estuvo bien?
— No sé cómo no te diste cuenta por tus propios medios. Fue la mejor noche de mi existencia... De verdad.
— ¿En serio? —por alguna razón está sorprendido. Aparentemente espera algún tipo de crítica, pues... no tengo ninguna.
— Si vas a dudar de mi palabra, al menos confía en los resultados, precioso —una sonrisa satisfehca asoma en su rostro, luego de un pequeño guiño de ojos por mi parte.
— Tengo una propuesta para ti.
— Dime. ¿Qué tienes en mente?
— Puedes quedarte durmiendo unas horas más si quieres, tengo que ir al trabajo, pero puedo venir a buscarte al mediodía para almorzar juntos y te llevo a casa. ¿Qué opinas?
— Opino que es una idea excelente, pero cierra la cortina por favor —no soporto la luz del primer sol de la mañana.
— Como usted diga, señorita vampiro. Mejor empiezo a cubrir mi cuello, por las dudas...
Me acerco a su cuello y le doy una mordidita ligera. Jimin me abraza fuertemente, como si quisiera meterse dentro de mí.
— No sé cuántas veces lo dije, Noona, pero te amo. Te amo y no me voy a cansar de repetirlo. Estoy muy agradecido de que te hayas cruzado en mi vida, preciosa.
— Lo mismo digo mi amor. Te amo... Mucho...
Planta un último beso en mi frente antes de levantarse y dejarme ver su cuerpo a plena luz del día.
— Ahora eres tú la voyeurista —dice, al tiempo que una almohada aterriza sobre mi rostro, de la cual me deshago instantáneamente.
— Y no es para menos...
El sol reluce sobre su pálida piel, mientras lo observo tomar una toalla y dirigirse al baño, cuya entrada está aquí mismo dentro de su habitación. Camina contoneando su trasero como un pavo real, imitando mis acciones de la otra mañana, consiguiendo con aquello un silbido al mejor estilo "trabajador de la construcción". Todavía estoy despierta cuando sale de la ducha, no quiero perderme un momento de Jimin, perderlo de vista sería pecaminoso. Elige un pantalón deportivo negro, una camiseta de manga larga de color blanco y una corta de color rojo. Lo observo vestirse, las capas de su ropa oversize cubren las mejores partes de él, pero está bien. « No hay nada que ver aquí », pienso.
— ¿Cómo me veo? —modela su conjunto frente a mí, caminando como si el frente de la cama fuera una pasarela.
— Sabroso, como siempre... ¿Puedes hacerme un favor? Mi celular está dentro de mi bolso ¿me lo traerías? No voy a poder despertarme si no pongo una alarma. —le pido, con rostro suplicante y haciendo un puchero.
— Claro preciosa. Ahora lo busco.
Unos minutos después regresa, celular en mano.
— Adiós, duerme bien cariño. Nos vemos en un rato —tras un tierno beso sobre mi frente, se dirige a cerrar las cortinas y lo veo bajar la escalera.
Unas horas más tarde, la alarma empieza a sonar. Me quedo mirando el techo unos minutos, intentando despabilar mi cerebro que suele despertarse bastante después que mi cuerpo. Me ducharía, pero no creo que Jimin tenga ropa interior femenina.
Tomo mi ropa del suelo, vistiéndome con total tranquilidad mientras escucho mi música, como todos los días. Dejo la cama hecha y todo ordenado arriba, para luego dirigirme escaleras abajo en busca de café. Jimin había dejado el café preparado, junto con una nota que decía "Esto es para ti, disfrútalo Noona". Me sirvo una taza caliente y me siento frente a la ventana a mirar el paisaje. El río Han brilla bajo la luz del sol. « La calle está bastante atareada hoy» pienso, al observar el tráfico desde mi posición elevada. Todavía tengo unos minutos hasta que venga a buscarme, los voy a pasar aquí sentada en silencio.
De repente, mi teléfono suena, haciéndome sobresaltar.
JM: Preciosa, estoy en el garaje, acércate al ascensor
Vic: ¡OK!
Enjuago rápidamente mi taza, me acerco a la entrada a tomar mi bolso y me pongo mis zapatillas. La campera de cuero la cargo en mi brazo, no creo que vaya a necesitarla hoy. El ascensor se detiene con un "click" casi inaudible y las puertas se abren de par en par. Una vez abajo, el señor enmascarado me espera junto al auto. Una vez me abre la puerta para que pase, se sienta en el lado del conductor para encender el auto y salir hacia la calle.
— Buenos días para ti, Noona —dice, mientras acaricia con delicadeza mi rodilla.
— Buenos días Jimin-Ah —mi mano busca la suya automáticamente, como si no quisiera soltarlo nunca más — ¿Adónde vamos?
— A aprovechar mi hora de almuerzo en algún lugar al aire libre. Sé de uno donde no hay nadie.
— Me agrada la idea de tomar aire fresco, el día está cálido hoy —dicho esto, vuelvo mi rostro hacia la ventana observando el paisaje.