Camino siguiendo los pasos de Nam. Detrás nuestro viene el resto, hablando y riéndose en pleno jolgorio. Se los escucha muy felices, supongo que realmente la pasan bien juntos.
— Bienvenida formalmente a nuestra humilde morada —RM me invita a pasar, haciendo un ademán con sus brazos y la mandíbula se me cae al piso apenas paso la puerta — ¿Qué te parece? —pregunta, divertido de ver mi cara de idiota.
— Sólo puedo decir WOW —respondo, totalmente anonada ante la vista del interior de la casona.
La estancia principal, está decorada de manera total y completamente rústica. Los techos de madera a un agua, tienen algunos sectores de vidrio por dónde se cuela la luz del sol. No hay una sola pared que no tenga un ventanal gigante en ella. Un grupo de sillones, rodea una mesa ratona de madera oscura adornada con un ramo de flores silvestres y puedo ver un hogar de piedra justo al lado. Más allá, una barra divide la sala de la cocina. Todos los muebles están fabricados de madera rústica, aunque los electrodomésticos son súper modernos.
En el techo de la sala, cuelga una viga vintage repleta de lámparas a modo de iluminación. Puedo divisar algunas puertas corredizas, de tipo granero, con pesadas guías de metal pintado de negro. Esta casa es mi sueño de toda la vida, hecho realidad y gracias a Jimin y el resto, la estoy viendo en vivo y en directo.
Hay hermosos cuadros en las paredes, no llego a ver la firma, pero están delicadamente pintados. En una esquina lejana de la sala, hay instrumentos musicales. Un piano, un par de guitarras e inclusive algunos instrumentos de percusión. En el centro, una mesa de madera súper larga con sus sillas haciendo juego, completa el paisaje. En ella entran cómodamente ocho personas. «Esto no podría ser mejor», pienso totalmente anonadada.
— Hey, cariño —Jimin me saca de mi ensoñación chasqueando los dedos —Sígueme, vamos a dejar nuestras cosas —me toma de la mano y me arrastra con él.
— ¡Cuidado con ese pervertido! —escucho a Jin decir desde atrás. El resto se acopla a su broma — ¡Jimin-Ah Devuélvela sana y salva! mi rostro se enciende como un árbol de navidad, pero ellos no pueden verme.
— ¿Siempre son así? — le pregunto a Jimin, que sigue llevándome de la mano hacia alguna parte, mientras con su mano libre lleva nuestros bolsos.
— Pues... No lo sé cariño. Es la primera vez que les presento a alguien. Están locos eso seguro, pero es la primera reacción que veo frente a una mujer que amo — dice, soltando mi mano y tomándome por la cintura.
— FIUUU FIUUUU — un silbido grupal, llega a mis oídos desde atrás.
— Ya te acostumbrarás a nosotros, cariño — Jimin besa mi cabeza con todo el caiño del mundo y yo me siento más cómoda que nunca en mi existencia — ¡Llegamos! Esta es nuestra habitación.
Empuja la enorme puerta granero de madera labrada y ante mis ojos aparece la habitación más hermosa que jamás haya visto. En concordancia con el resto de la casa, todo está fabricado con fina madera oscura, pero el ventanal que se encuentra detrás de la cama muestra una panorámica completa de las montañas.
Jimin apoya nuestras cosas en el piso, cierra la puerta y se acerca a mí por detrás, que estoy embelesada mirando el paisaje a través del ventanal. Siento sus fuertes brazos rodear mi cintura, al tiempo que sus labios dejan un camino de besos en mi cuello, ladeo mi cabeza dándole mas espacio.
— Al fin solos, mi amor —susurra en mi oído —Te extrañe, Noona...
— Te extrañé, Jimin-Ah... No veía la hora de estar contigo —respondo, mientras me doy vuelta para mirarlo. Sin soltarme de su agarre, cruzo mis brazos tras su cuello y puedo sentir el calor que la piel de su nuca desprende.
Su frente se apoya en la mía, sus manos agarran con fuerza mi trasero llevándome cerca su cuerpo, pegándome a él. En ese preciso momento estampa sus labios en los míos, con ardiente frenesí. Su lengua me obliga a abrir mi boca, enredándonos en la pasión rápidamente.
— Cariño... —me alejo unos milímetros de él para poder hablarle, pero sin despegar mi frente de la suya —Nos van a oír...
— Lo sé, sólo déjame besarte un poco más...
Mis brazos se enredan en su cuello, mientras Jimin acaricia mi cuerpo tan apasionadamente que estoy a punto de prenderme fuego. Nuestras lenguas se entrecruzan en una lucha por la soberanía, que nadie va a ganar porque ambos estamos igual de comprometidos en la pelea.
Lentamente, siento que me empuja hacia la pared y me aprisiona contra ella, dejando mis labios para volver a mi cuello, mordiéndolo y chupándolo sin piedad. Un gemido está a punto de escaparse de mi boca.
— Jimin... Para, por favor... — le ruego en un suspiro, intentando no hacer un sonido.
— No puedo, no me puedo detener. Sólo quiero hacerte mía, aquí y ahora —me responde en un tono tan sensual, que ya no tengo fuerzas para negarme.
En el momento en el que mi hoodie estaba a punto de ser quitado, una voz grita desde afuera.
— ¡Oigan! ¡Tórtolos! Vengan a desayunar. ¡Estamos todos muertos de hambre aquí! —la voz de Hobi resonó dentro de la habitación, obligándonos a separarnos mirándonos mutuamente con cara de decepción.
Jimin me da un último mordisco amoroso en el cuello.
— Continuaremos con esto luego, Noona... No creas que vas a huir de mí tan fácilmente... —me da la mirada más sensual que haya visto en la vida, dejándome derretida in situ. «Ni que quisiera huir. Te voy a estar esperando, cariño» pienso, con el cuerpo y el cerebro hirviendo de pasión — YA VAMOS J-HOOOOOPEEEE.
Jimin tira de mi hoodie hacia abajo, para acomodarlo, luego pasa sus dedos por su plateado cabello para peinarlo. Yo, por mi parte, me suelto el pelo y velozmente lo vuelvo a atar en la correspondiente cola de caballo.
— ¿Estoy bien así? —le pregunto.
— Hermosa, como siempre —responde sonriendo —Vamos, cariño, antes de que vuelvan a gritarnos.