- ¿Ahora sí vas a decirnos de dónde coños sacaste las entradas VIP? Ya me estoy cansando de las vueltecitas, mi querida - Jill me increpa, apoyando el brazo sobre la mesada impidiéndome el paso, con su mejor cara de "más vale que me contestes, si no quieres morir".
Por todos los medios posibles intenté esquivar este momento, al menos lo intenté mientras nuestra comunicación ocurría a través de la pantalla de celular. Pero ahora que están las tres en casa y este es el día en el que se termina el secretismo, estoy juntando coraje para decirles la verdad. Al menos una parte ella.
Jade mira divertida toda la escena, con aires de superioridad por haber sido la primera en enterarse de absolutamente todo, observando como juego con Jill al gato y al ratón. Afortunadamente mis tres amigas congeniaron desde un principio, no es para menos siendo que están todas locas. Sobre todo la australiana y mi coterránea que se parecen bastante entre sí, debo decir.
- Jill, si me dejas llevar el vino a la mesa con mucho gusto te lo explico. Deja de ser un grano en el culo por cinco minutos -corriendo su brazo de delante de mi cara, paso de ella para hacer lo que debía, colocando una botella de vino tinto sobre la mesita ratona junto a las tres copas que, también con dificultad, había dejado.
Era temprano todavía, apenas las siete de la tarde y habíamos quedado en mi apartamento para arreglarnos juntas como si tuviéramos diecisiete años, a punto de salir a la disco. Nunca entendí esa manía compulsiva que tenemos las mujeres de hacer todo en grupo, pero acepto la convención social porque me resulta divertido, salvo esa de ir al baño. Finalmente descorcho la botella y ,como buena anfitriona que soy, le sirvo una copa a cada una quedándome yo con mi clásico café, porque con los nervios que cargo soy incapaz de meter cualquier otra cosa en mi estómago anudado. Todavía me estoy preguntando a qué se refería Jimin con eso de las sorpresas.
- Bueno... Ya estamos servidas. Suéltalo Victoria San -Yuuko interviene inmediatamente después de que apoyo mi trasero en el suelo, sin darme espacio siquiera para tomar aire.
- Vamos Vicky, las tienes muriéndose de curiosidad hace más de una hora -Jade me insta a abrir mi boca en ese mismo instante.
- ¿Las? - Jill notó el furcio que el subconsciente de Jade acaba de cometer, dejando a esta de una pieza tragando saliva desesperada.
- Si... Las. Tuve la desgracia de que Jade me agarrara con las manos en la masa. Ella ya sabe la razón de las entradas VIP. De todos modos, deberían estar disfrutando en lugar de hacerme un cuestionario policial.
- HABLA YA
- Bueno, bueno. Calma esas ansias Jill... Les explicaré, tampoco es la gran cosa... -tomo una gran bocanada de aire, antes de sacar de mi boca como por un tubo la información -Tengo entradas VIP porque trabajo para ellos, la compañía me las obsequió por mi cumpleaños junto con el merchandising que van a ver en mi cuarto -es una mentira parcial, no pienso decir nada sobre Jimin y Jade lo nota, mirándome con reprobación por no ser completamente honesta.
« Se van a enterar de todos modos», pienso mientras mi estómago me da el enésimo aviso de que mis nervios están a punto de estallar.
- ¿Trabajas para BTS? Nunca nos dijiste nada, estoy ofendidísima en este momento -Jill tiene la peor cara de mierda que jamás le haya visto.
- Nunca preguntaron para quien trabajaba, por si no se dieron cuenta. De todos modos no iba a decírselos, tengo un contrato de confidencialidad.
- ¿Y si todavía lo tienes por qué nos lo confiesas hoy? Podrías haber dicho que te las ganaste en un sorteo de la radio, o algo así -Yuuko está más despierta que de costumbre. Ninguna deja escapar un mínimo detalle de lo que digo.
- Porque se termina hoy. Es el último concierto, como ya sabrán porque salió hasta en las noticias marcianas. ¿Ya me dejan en paz? Quisiera terminar mi café y poder empezar a arreglarnos, salvo que vayamos a salir con estas pintas de recién levantadas -soy cortante en cada una de mis frases, no tengo ganas de contestar a nada más. Tengo un presentimiento raro sobre esta noche, así que preferiría disfrutar de la compañía de mis queridas amigas y dejar este tema.
- Tienes razón -Jade sale al rescate - Tenemos poco más de hora y media hasta que nos pasen a buscar.
- Suficiente tiempo para mí, con quince minutos estoy perfecta -Dice Jill sorbiendo de su copa de vino como si no hubiera un mañana, sólo para rellenarla al instante.
- ¿Jill, me puedes explicar por qué razón estás tomando de esa manera? Te ves más histérica de lo normal -espeto, de repente.
- Porque si voy a estar cerca de esos siete sementales, mínimo necesito una botella de vino entera para enfrentarme a ellos. No capto cómo es que ustedes están tan tranquilas.
«Si... estoy tranquilísima», el nudo en mi estómago no hace más que seguir contrayéndose.
- A mí me dan lo mismo, voy porque quiero pasar el rato con mis amigas y eso es todo -Yuuko se ve tan impasible con respecto al tema, que me saca una sonrisa al instante. No le interesa nada, en lo más mínimo.
- Trabajo para ellos, ya los conozco Jill. No hay razón para sentirme nerviosa -miente, miente, que algo quedará.
- Me sumo a Yuuko San en esto -Jade da un sorbito de su vino tinto, con total pasividad. A pesar de que sabe lo que significa para mí estar allí en el día de hoy, está tan calma como agua de tanque.
- Bueno... en ese caso -Jill rellena su copa por cuarta vez -Con permisito dijo Monchito -ahí nomás se zampa la copa completa como si quisiera emborracharse lo más rápido y eficazmente posible.
Media hora más tarde, con Jill hasta las pestañas de tinto, nos levantamos para comenzar a arreglarnos. Por lo visto la australiana está completamente decidida a hacerme ver como una vampiresa, porque se pone a sacar conjuntos de mi armario combinándolos cómo si en lugar de a un concierto, fuera a bailar en el caño de algún bar de mala muerte. No sé en qué momento se desmadró tanto la cosa, como para que entre las tres se pusieran a elegir la ropa que me voy a poner.