Amor Inmarcesible

Capítulo I. Hidaad

En la vida podríamos decir que para muchos todo es cuestión de suerte, pero no para Rayan Marrash. Él ha forjado su suerte y ha cambiado su destino tantas veces que ha perdido el miedo por completo a lo desconocido. Ese mismo miedo que crea esa sensación tan desagradable, pero al mismo tiempo tan importante como método de supervivencia.

—¡Hijo! ¡Por favor! No te olvides de lo que me has prometido. —Le pide su tío, Mounir.

—No olvidaré nunca mi promesa querido tío. —Coloca la mano en el hombro de su tío, como gesto de cariño y él reacciona aliviado.

—Eres un gran hombre. Tus padres y yo vivimos orgullosos de ti.  —En sus palabras se puede percibir frustración.

—Tú tienes un excelente hijo, tío. Tareq llegará muy lejos. —Mounir niega con la cabeza.

—Tareq es un hombre terco que pretende cambiar nuestra cultura y las leyes de Ala. En cambio, tú, eres tan maduro aun siendo menor que Tareq y a pesar de que llevas una responsabilidad tan grande sobre tus hombros. —Rayan aprecia las palabras de su tío, pues lo considera un gran hombre. Es una lástima que no se entienda con su único hijo varón.

—Tienes que considerar que él solo está viendo y viviendo una cara de la moneda. —Mounir mete las manos en sus bolsillos y respira profundo.

—Por eso mismo. Imagina si supiera su linaje, enloquecería y nos repudiaría para siempre. Pondría en riesgo a toda la familia.

—Tío, creo que lo estas subestimando. —Rayan camina hacia el minibar del lujoso despacho y le sirve un brandy a su tío. Para él se sirve una agua tónica con limón. Odia el licor. Cada uno bebe un sorbo. Dos toques suaves en la puerta los interrumpen.

—Hijo, ya está la cena. Llevan dos horas metidos acá. ¿Nos acompañarán a cenar? —Dice, su hermosa madre. Su dulce voz hace que sea imposible que suene como un reclamo.

—Mi querida prima, Gentola. Yo no me atrevería a rechazar tu comida. —Dice, Mounir.

—Madre, los alcanzo en un minuto. Debo de realizar una llamada antes.

—Rayan, el estómago primero y el trabajo después. Te vas a enfermar, hijo. —Suspira profundo y sale del despacho junto con Mounir.  

Rayan coje su celular y le marca al segundo en la línea de sucesión. Él es el primero. Timbra dos veces y le contesta.

—Ahlan, Amir. (Hola, Amir).

—Ahlan beek, Rayan. (Hola, Rayan).

—Imagino que sabes la razón de mi llamada. —Expone, no quiere perder tiempo.

—Sí. —Responde, él, a secas.

—Muy bien, entonces para estar en la misma página; Mustafá irá preso y a mi primo Tareq no pueden tocarlo.

—¡Él se metió con nosotros! ¡Mustafá es mi hermano!

—¡Tranquilízate! Sabes muy bien que cometió un asesinato.

—¡Era su mujer! ¡Él tenía derecho sobre su vida! ¿Qué te pasa, Marrash?

—Ten cuidado el tono con que me hablas. Yo puedo entender tus emociones, pero no una falta de respeto. —Le habla fríamente.

—Discúlpame, Marrash Rayan. Él es mi hermano menor. Esta joven y puede rehacer su vida. —¿Puede rehacer su vida? Pero si acaba de arrebatar una. Por esa razón Rayan no confiaba en las personas.

—El problema aquí Amir es que le quito la vida a la sobrina de mi tío Falú Mounir. Aunque era mujer, Halima no merecía un destino así en manos de nadie. Solo Alá tenía derecho sobre su vida. —Amir lo escucha en total silencio.

—El abogado dice que podrían darle 30 a 50 años de prisión. Eso no puede ser así. Mustafá pertenece al linaje. —Rayan toma otro sorbo de su agua tónica.

—Esto es lo que sucederá, Amir. Tu hermano Mustafá irá preso, pero su pena no pasará de 10 años y con un buen comportamiento podrá reducirse hasta 6 años.

—Pero…

—Debe de declararse culpable. El abogado principal del linaje llevará el caso. Hagan lo que él les diga y no se metan con la familia Falú. Por el bien tuyo y de todo el linaje. —Sentenció. Amir se queda en silencio unos segundos, mientras tanto Rayan bebe otro sorbo de su agua. —¿Entendido? —Pregunta y Amir carraspea.

—Entendido, Marrash.

Dos años después.

—¡Alá! ¡Es verdad! ¡Está en todas las noticias! —Grita, Gentola, por el celular. —¡Están muertos! ¡El avión está destrozado! —Llora, desconsolada. —¡Mis primos, mis queridos primos!

—Madre, lo siento. ¿Esta papá contigo? —Rayan esperaba darle la terrible noticia, pero los medios de comunicación fueron más rápidos. Hace media hora que él se enteró. Su primo Tareq se está haciendo cargo de todo.

—Sí, aquí está a mi lado. ¡Alá que dolor! —Llora.

—Mamá, iré primero a ver a Tareq. Los veo más tarde en el funeral. ¡Alá te de la fuerza que necesitas! —Cuelga, mientras ingresa a su auto.

—Hasan —Habla con su jefe de seguridad. —Mounir y Kamal acaban de morir en un accidente aéreo. Necesito que investigues su muerte porque estoy seguro de que no fue un accidente. —Pide, enojado y frustrado. Quería mucho a su tío y su muerte le dolía en el alma.




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