Amor Inmarcesible

Capítulo V. Promesa

Los días, semanas y meses transcurrieron rápido. Dos años en un abrir y cerrar de ojos. En todo este tiempo Rayan ha vivido sumergido en su trabajo. El alejamiento con sus padres fue inevitable, pero intentaba mantenerse en comunicación con ellos y sus hermanos. Para un musulmán su familia lo es todo. Gentola hizo varios intentos de acercamiento, pero todos fueron en vano. Rayan la había sacado de su vida completamente. Ella decidió resignarse respetando su espacio y entendiendo que había perdido a su hijo. Las pocas veces que lograba verlo le dolía el corazón por su rechazo.

Desde hace seis meses Rayan llegó a vivir a España y a Marruecos va eventualmente a ver temas específicos de su empresa y el linaje. Hoy ha quedado de verse con su mejor amigo, su hermano mayor, Ali. Él vive en Madrid desde hace 30 años y fue quien lo convenció de regresar a vivir a España. Ambos ya habían vivido algunos años de su infancia en este país. Quedaron de verse en el mejor restaurante de comida árabe de la ciudad, el restaurante Riga.  

Rayan llega al restaurante y su coche se detiene en la puerta de entrada. Baja sin percatarse de nada a su alrededor. Va con su mirada fija en su celular mientras revisa meticulosamente algunos datos financieros de la empresa de su hermano, ya que le pidió ayuda urgente y esa fue una de la razones por las cuales tomó la decisión de regresar a vivir a España por un tiempo. De repente choca con alguien en la entrada del restaurante.

—¡Discúlpeme! —Dice, una mujer muy hermosa alejándose de él inmediatamente. Trae hiyab, es árabe.  

—¡Discúlpeme usted a mí, señorita! —Responde y ella baja la mirada.

Rayan la observa muy bien. La mujer asiente y sin decirle una palabra se aleja para ingresar al restaurante. Él no la pierde de vista y cuando se dispone a dar el primer paso para entrar se fija que en el suelo hay una pulsera de oro. La recoge e ingresa al restaurante. Con la mirada intenta localizarla y no tarda mucho. La ve muy feliz encontrándose con otra mujer, pero ella no es árabe, al parecer es española y es muy hermosa, también. Camina hacia su dirección.

—Señorita, disculpe nuevamente, pero cuando chocó conmigo se le cayó esto. —Le muestra la pulsera de oro.

—¡Por Alá! Muchas gracias. —Responde, agradecida.

—¿Puedo saber su nombre? —Dice, interesado.

Ella lo observa. Se pone un poco seria y nerviosa. Rayan piensa que quisa la ha incomodado, ya que en la cultura árabe puede mal interpretarse cualquier tipo de acercamiento hacia una mujer. Pero él ha sido amable y muy respetuoso.

—Me llamo Nailea. ¡Gracias nuevamente! —Contesta y él le regala una auténtica sonrisa.

La amiga de Nailea lo observa sin vergüenza alguna escaneándolo por completo, pero a él eso no le incomoda en lo absoluto.

—Un gusto Nailea. Soy Rayan. ¡Qué disfruten de su comida! —Finaliza la conversación amablemente y se retira como un caballero.

Camina hacia la mesa donde su hermano lo espera. Ali felizmente se pone de pie para saludarlo con un abrazo lleno de amor y respeto. Desde su mesa tiene una muy buena vista hacia ellas.

—¡Qué alegría verte! ¡Alá, que bendición! ¿Por qué no me dijiste que llegaste desde hace unos meses? —Le recrimina.

—Tenia que resolver varios asuntos. Ya sabes cómo es esto, pero ahora ya estoy listo para ayudarte en lo que necesites. —Los dos toman asiento. Rayan observa con curiosidad hacia a la mesa donde esta Nailea. —¿Sabes quiénes son ellas? —Su hermano gira la cabeza un poco hacia la dirección que le indica.

—La del hiyab es la esposa de Falú Tareq. ¡Es bellísima, cierto! ¿Por qué no fuiste a la boda? —Pregunta, curioso. Rayan no suele faltar a los eventos familiares. —De la otra mujer no tengo idea, hermano.

—En ese momento tuve que atender asuntos de fuerza mayor en Marruecos. —Se toca con el dedo índice la cien derecha. —La esposa de mi primo. Ya veo…

—No me digas que te ha gustado. —Ali, analiza su reacción, pero es fría como todas sus reacciones.

—Es bella, pero no. Aunque debo decir que me agrada. —Ali, se asombra. Ya que Rayan es muy esquivo con las personas y bastante desconfiado.

 —Rayan toda tu vida se trata de asuntos de fuerza mayor. El linaje te está consumiendo.

—No me gusta que toquemos este tema en público y lo sabes.

—¡Disculpa! —Levanta sus manos.

—Por cierto, he quedado de verme con Tareq al salir de aquí.

—¿Es por el tema de las acciones? —El mesero les sirve agua y se dispone a tomar el pedido.

—¿Pedirás Tajine? —Pregunta, Rayan y su hermano asiente. —Dos Tajine de carne de cordero.

—Y un Domaine Leroy 1990. —Se apresura a pedir y Rayan niega con la cabeza. —Anda, tomate una copa conmigo. —El mesero se retira.

—Sabes que odio el alcohol, Ali. Yo simplemente quiero disfrutar de una buena comida contigo. —Su hermano sonríe. A pesar de que Rayan es el menor, todos sus hermanos le tienen mucho respeto como si fuera el hermano mayor. —Y la respuesta a tu pregunta anterior es que si, Tareq quiere que le venda el porcentaje de las acciones que me dejo mi tío Mounir.

—¿Por qué?




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