Amor Inmortal

Capitulo 4

Narra Emily:

La luz era escaza, había armas a nuestro alrededor, y estábamos encerrados; aun así, ninguno tenía miedo, creímos que era una broma, pero de pronto oímos un ruido; el sonido de una puerta que se abría hizo que corriéramos hacia la entrada donde la luz era más fuerte; lentamente una chica salió de entre las sombras, apenas y podía mantenerse en pie, no podíamos ver su rostro pues mantenía baja su mirada, con miedo, Rosi, mi mejor amiga, se acercó para ayudarla, todos comenzábamos a entrar en pánico y en el momento en que ella la tomo del hombro, los gritos comenzaron a resonar por todo el lugar .

La prueba final trataba de sobrevivir, la razón por la que los estudiantes disminuían después de dicha ceremonia era por que pocos salían con vida de aquel lugar, pues solo los fuertes o considerados dignos lograban sobrevivir y matar al vampiro que era elegido para atacarlos, dicho vampiro era capturado días antes y se abstenía del alimento tan adictivo para ellos, la sangre; al permanecer tanto tiempo sin alimento la mente comienza a desestabilizarse, ya no hay razón o conciencia dentro de sus cuerpo y estos comienzan a perder la fuerza y agilidad característica de ellos, aunque siguen siendo mortalmente peligrosos y capaces de acabar con decenas de hombres por su propia cuenta; si bien la muerte no llega a ellos hasta tres meses después de la última comida, antes de llegar a ese punto comienzan a comportarse como un animal rabioso, que solo ataca diestra y siniestra, sin razón, sin movimiento inteligentes o agiles; y sin compasión, lo único dentro de ellos es una sed infernal que puede acabar incluso con ellos mismos. Su fuerza, velocidad y regeneración no son las misma y entre más tiempo pasa más lentas y débiles se vuelven, pero siguen siendo superiores a los humanos.

Aquella noble chica cuya bondad la llevo a su muerte no pudo hacer nada más que gritar mientras aquella joven que intentó ayudar le arrebataba la vida frente a sus compañeros, quienes solo trataban de huir de aquel lugar donde habían sido encerrados, gritando y tirando de los barrotes con desesperación, amontonándose entre ellos; mientras que Rosi seguía gritando y luchando por zafarse del fuerte agarre de la chica que la sujetaba por la nuca, tirando de su cabeza hacia atrás para dejar su cuello expuesto, donde sus colmillos atravesaron su garganta y la sangre brotaba a montones; por más que ella quisiera defenderse sus fuerzas no eran suficientes, la vampiresa la sujetaba con fuerza enterrando sus uñas en su piel, rasgando su cuello con esos colmillos que sobresalían de su boca como delicadas pero mortíferas agujas; mientras ella saciaba su sed con cada succión, la chica perdía la vida de a poco. En un arrebato de adrenalina corrí hacia donde se encontraban las armas, tome una lanza cuya unta estaba lustrada y afilada, la sujete con fuerza entre ambas manos y me arroje contra la espalda de la vampira, use toda mi fuera en ese golpe, atravesándola con la punta de la lanza; un fuerte grito se escuchó en la habitación, y después silencio; la criatura cayó al suelo sin vida, un charco de sangre comenzó a formarse a su alrededor,  y aunque había soltado a Rosi en el momento justo cuando la lanza abrió su pecho, ya era demasiado tarde, la heria era mortal y mi amiga estaba también en el suelo, su sangre se mezclaba con la de la criatura, en sus ojos no había ya más vida.

- La mate Jackson, mate a ese ser sin sentir nada, ni una pizca de remordimiento – confesé con furia, una furia dirigida a mí misma.

-Ella te quito a tu mejor amiga, tu estabas aterrada, creíste que hacías lo correcto, ante tus ojos ella no era una persona, era un monstruo que podría haberte matado, no hiciste mal, te salvaste a ti a tus compañeros de la única manera que pudiste – dijo intentando aliviar mi culpa, pero no había forma de hacerlo.

-Pero; ¿y si no era un monstruo?, ¿y si ella era igual que tú?, ¿y si mate a alguien inocente? -

-No lo era, mato a tu compañera, era una asesina –

Al igual que yo. Pensé en mis adentros, mas no lo dije…

-Tal vez no era su intención, tal vez sí; no lo sé, y nunca lo sabre. Lo peor de todo, es que ella fue la primera, de muchas más muertes –

-¿Qué? –  pregunto confundido

Esa noche Rosi no fue la única que murió, muchos más compañeros perdieron la vida intentando huir de un vampiro más, este fue liberado poco tiempo después, era más fuerte y hábil que la chica, aunque todos tomaron armas y se esforzaron por sobrevivir, no fue suficiente, tuvimos que coordinar nuestros ataques y defender nuestras espaldas; en esos momentos de adrenalina y terror nos percatamos que aquel arduo entrenamiento físico y mental que habíamos estado recibiendo desde niños tenían un objetivo; convertirnos en armas, armas listas para ser cargadas y matar a sangre fría; luchar y asesinar vampiros, ese era nuestro destino; supimos que las leyendas contadas por los ancianos del pueblos eran todas verdad, y de manera inconsciente nos prepararon para ese momento; por esa razón solo los mejores alumnos tenía la ceremonia final, por eso, pocos sobrevivían, pues no es lo mismo la teoría a la práctica

El día siguiente los sobrevivientes fuimos citados muy de mañana por el sacerdote, que era como la autoridad suprema en Suterdlot, se nos felicitó por nuestro desempeño y por haber sobrevivido, se expusieron los cuerpos de ambos vampiros como trofeos, y se hicieron homenajes por los alumnos caídos; después cada uno de los graduados debía tomar un rol en la organización del pueblo. Los compañeros cuya fortuna radico en no ser lo suficientemente fuertes o inteligentes como para tomar la prueba final, se dedicaban al campo, sastrería, cocina y cosas comunes para mantener a flote a Suterdlot; lo sobrevivientes debíamos desempeñarnos como cazadores o investigadores, no había más opciones, según mis padres esto era un orgullo para ellos, pues tanto mi madre, mi padre e incluso mi hermano mayor eran cazadores, razón por la cual yo me sentí influenciada y opte por ser igual a ellos, saliendo todas las noches a cazar vampiros, matando sin piedad, tomando vidas noche tras noche; no me detenía incluso si algunos de ellos imploraban piedad, decían ser inocentes o juraban no hacer daño a nadie; pero esto nunca nos importó, pues según el sacerdote todo lo que salía de sus bocas no eran más que mentiras, los vampiro no eran más que demonios que se apoderaban de los cuerpos humanos y devoraban su alma, creía firmemente en esa ideología, y no fue hasta más tarde que me di cuenta de lo enfermo que era preparar a tus hijos desde niños para ser asesinos o para llevarlos directo a su muerte; lo que sucediera primero; los padres de mis compañeros muertos nunca mostraron dolor, pena o arrepentimiento por la muerte de sus hijos, cuando ellos más que nadie habían sido los culpables del cruel destino de sus propios hijos; según sus palabras murieron de la forma más heroica y bella posible, y por mucho tiempo también creí esas estupideces. Hoy puedo decir que estoy feliz de formar mas parte de esas costumbres, y más feliz estoy de que lía no haya tenido que vivir esa tortura.




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