No lo voy a negar, fui un cobarde los días siguientes, me escondía y buscaba cualquier pretexto para estar lo menos posible junto a Lía, creo que ella lo noto inmediato y me ayudo a evitarla, no estaba molesto con ella, más bien lo estaba conmigo, cada que la tenía cerca mi corazón y mi sed se salían de control, mi hambre aumenta cuando ella estaba presente, no sabía la razón, pero temía perder el control, y me enojaba no poder hacer nada para que las cosas siguieran igual que antes.
Esa tardes después de la comida en casa de Kanato yo decidí quedarme más tiempo, aproveché que Hiroshi se ofreció a acompañar a Lía a casa para no tenerla cerca por una horas; es cierto que huera preferido que no fuera el quien la acompañara, pero no podía dejar que mis estúpidos celos arriesgaran la seguridad de Lía al dejarla ir sola, y tenerla en la misma habitación tampoco era muy conveniente para mí.
Los últimos días pude notar que Hiroshi actuaba distinto, siempre fue un chico cayado eso era cierto, pero su silencio no incomodaba, el disfrutaba nuestras charlas y la compañía, podía verse en sus ojos, pero esa mirada ya no era la misma; estaba triste, apagada.
El chico era bueno, no podía odiarlo, aunque quisiera, y como hacerlo si era la viva imagen su padre, mi mejor amigo, mi hermano; por eso es que me preocupo su repentino cambio, no era demasiado cercano a el como para preguntarle, y tener que preguntárselo a Lía era peor, no quería hablar con ella nada que tuviera que ver con el hombre que ella amaba; si, era egoísta, pero ya lo había aceptado, los últimos años me enseñaron que aceptar las cosas duele menos que estar en negación
Cuando le pregunté a Kanato que era lo que había pasado recibí una respuesta que no quería escuchar; Hiroshi había terminado y una sensación de preocupación me invadió.
No podía negar que había una parte de mí que temía que Hiroshi se acercara a Lía ahora que estaba soltero. Era un buen chico, eso lo sabía muy bien, y sé que él nunca haría daño a Lía intencionalmente. Sin embargo, el hecho de que él ya había ocupado un lugar importante en su corazón me preocupaba.
Mientras conversaba con Kanato en su estudio, no pude evitar indagar más sobre el tema que tanto me inquietaba. Él siempre había sido mi confidente y sabía que podía hablar con él abiertamente cualquier cosa.
- Y dime, ¿Hiroshi te ha contado algo más sobre su ruptura? - pregunté, tratando de disimular mi preocupación.
Kanato levantó la mirada y asintió con seriedad. - Sí, hemos hablado un poco. Parece estar bien, aunque es obvio que está pasando por un momento complicado. Pero sabes, Jackson, Hiroshi es un chico maduro, y estoy seguro de que él tomará decisiones responsables en cuanto a su vida amorosa - respondió con calma.
Asentí, comprendiendo sus palabras. Hiroshi siempre había sido responsable y sensato en sus decisiones, y confiaba en que él tomaría el camino correcto. Aun así, no podía evitar sentir esa punzada de preocupación en mi interior.
- Jackson, ¿te preocupa que él se acerque a Lía? - preguntó Kanato, leyendo mis pensamientos.
Me quedé en silencio por un momento antes de responder. - Sí, me preocupa un poco. No puedo evitarlo. Sé que Hiroshi es un buen chico, no me lo tomes a mal, pero ambos son muy buenos amigos, aun son jóvenes, me preocupa que una relación fallida arruiné la hermosa relación que ya tienen- mentí descaradamente.
Kanato me miró con comprensión y colocó una mano reconfortante sobre mi hombro. - Entiendo tu preocupación, pero también debes confiar en Lía. Ella es una chica fuerte y sabrá cómo manejar sus sentimientos al igual que mi hijo. Además, tú siempre has estado ahí para ella, y eso es lo que realmente importa. Tu amistad es un tesoro para Lía, y estoy seguro de que ella valora eso más que cualquier cosa - dijo con calidez.
Sus palabras me reconfortaron, pero aun así, la inquietud seguía presente en mi mente. Temía que mis propios sentimientos pudieran nublar mi juicio y hacerme actuar de forma egoísta. Pero Kanato tenía razón, lo importante era estar allí para Lía, apoyarla y cuidar de ella, sin importar lo que el futuro pudiera deparar.
Los días pasaron y, aunque la preocupación seguía en mi corazón, intenté mantenerme firme en mi amistad con Lía. Era consciente de que nuestros sentimientos eran complejos y que el destino podía tener planes inesperados para nosotros. Pero mientras tanto, prometí ser su amigo incondicional, su apoyo en cada paso del camino, y eso era lo que realmente importaba.
Sin darme cuenta había pasado casi un años desde nuestro primer encuentro con Lía aquella noche, su próximo cumpleaños estaba cerca, y debo admitir que eso fue suficiente para que las cosas entre ambos se volvieran mas normales, como lo era antes; estaba emocionada por ser parte de su celebración, siempre la había visto festejar con su madre y nadie más, mientras yo las veía a lo lejos, oculto entre la maleza y la oscuridad, soñaba con algún día poder acercarme a ella y desearle un feliz cumpleaños, no creí que tendría esa oportunidad.
En los últimos meses pude descubrir algo muy interesante sobre mi tan querida especie, y era que la sed de sangre estaba muy ligada a los sentimiento y estado mental de la persona, los días que estuve estresado y angustiado mi sed se volvía mas salvaje, la droga perdía su efecto ante de lo previsto y me era más difícil controlarme, sin embargo, cuando me encontraba tranquilo como en esos días no había problemas, mi sed seguía es cierto, eso era que nunca desaparecía por completo, pero con ayuda de la droga me era fácil controlarme.
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Editado: 30.08.2023