Amor Inmortal

Capitulo 19

Deambulé por las calles de la ciudad intentando aclarar mi mente, pero ella seguía perturbando mis pensamientos; sin darme cuenta oscureció, al llegar a casa Lía estaba muy molesta, ya era muy tarde, la cena se había enfriado y ella estaba muy preocupada por mí, aún seguía un poco confundido así que solo me disculpé con ella; le dije que ya había cenado y me dirigí al despacho.

Mientras me encontraba en el despacho tratando de aclarar mis pensamientos, escuché un extraño sonido que provenía del bosque cercano a la casa. El ruido era sutil, pero lo suficientemente inusual como para llamar mi atención. La curiosidad se apoderó de mí y decidí investigar lo que estaba sucediendo.

Sigilosamente me dirigí hacia el bosque, tratando de no hacer ruido y permanecer oculto entre las sombras. La luna iluminaba el camino, pero la oscuridad del bosque hacía que la visibilidad fuera limitada, militada para cualquier humano claro está, no tanto para mí.

A medida que me adentraba, el sonido se hacía más claro y pude distinguir unos murmullos lejanos. Me acerqué con cautela, hasta que finalmente divisé a una mujer, con una belleza sobrenatural que no podía pasar desapercibida, y entonces algo dentro de mí se encendió, lo mismo que paso cuando conocí a aquello jóvenes que estaban bajo el resguardo de Pablo. Ella era como yo, un vampiro.

Nuestros ojos se encontraron, y no había rastro de sorpresa o inquietud en su mirada, era como si en lugar de yo haberla encontrado ella me hubiese estado esperando. Me mantuve alerta, consciente de que mis últimos encuentro con mis iguales no habían sido del todo gratos, ella al igual que los demás podía representar una seria amenaza.

- ¿Quién eres tú y qué haces aquí? - pregunté en voz baja, tratando de mantener la calma.

Ella sonrió - No tienes que temer de mí, joven vampiro. Mi nombre es Catalina, Catalina Faragort y me encuentro de paso por este lugar-

- ¿Catalina? ¿Eres una viajera entonces? - pregunté con cautela, intentando evaluar la situación.

- Así es. He viajado por muchos lugares en busca de aventuras, y cuando escuché sobre un vampiro Diurno - dije comenzando a caminar a mi alrededor, analizándome - no pude evitar venir a conocerte en persona-

-¿Quién te hablo de mí? - pregunte sintiendo mi cuerpo tensarse.

-Hay ojos en todas parte muchacho, nada permanece totalmente oculto, no para para mí-

-Ya me conociste, ¿ahora qué? -

-Tengo preguntas -

-¿Y que te hace creer que yo te daré respuestas? -

-Lo harás - dijo segura y en aun rápido movimiento la tuve frente a mis ojos, tan cerca, peligrosamente cerca - Nadie puede evadir las preguntas del Alucard -

 

Aunque sus palabras sonaban sinceras, no podía evitar sentir una leve inquietud ante su presencia. Los vampiros no siempre teníamos la mejor reputación y sabía que algunos podían ser peligrosos y manipuladores.

El enigma de esta misteriosa mujer solo aumentaba con cada palabra que pronunciaba. Su mirada penetrante y melodiosa, pero a la vez intimidante, su presencia era fuerte por así decirlo, era como estar viendo una viuda negra, pequeña y elegante, pero que sabes que es letal.

-Creí que tu nombre era Catalina, ¿Ahora te llamas Alucard? - pregunte intentando sonar desafiante.

-Así que no has oído hablar de mí, aun - dijo alejándose de mí y haciendo énfasis en la ultima palabra -

-¿Tendría que? -

-No es una ley, pero son conocimientos básicos de un vampiro que ya ha vivido algunos años, y por tu respuesta puedo deducir que hace poco te convertiste, o ¿me equivoco? -

-Te equivocas, me convirtieron hace veinte años -

-¡Veinte años! - dijo sorprendida - ¿Cómo puedes ser tan ignorante?, ¿Acaso tu Creadalid no te ha enseñado nada? -

-¿Mi qué? - pregunte confundido, tal vez había escuchado mal.

-Tch, tch, tch - chasqueo negando con su dedo índice - No tan rápido novato, yo soy la que hace las preguntas-

-Por lo que has dicho, soy muy ignorante, no creo servirte de mucho -

-Eso ya veremos, que te parece un intercambio; y pregunto, tu respondes, si tu respuesta me satisface, responderé a una de tus preguntas -

-No tengo nada que preguntarte-

-¿Estás seguro?, no sabes nada de este mundo por lo que veo, ¿al menos sabes que clase de vampiro eres? - guardé silencio, ni siquiera sabía que existía una clasificación - Lo supuse-

- ¿Qué es lo que quieres saber? – pregunté finalmente, es cierto que también tenía preguntas, muchas de hecho.

Catalina se apartó un poco, retrocediendo en su posición de acercamiento. Una sonrisa enigmática aún jugaba en sus labios.

- Mis preguntas son simples, pero importantes. ¿Cómo te convirtieron en vampiro diurno y cómo has logrado mantener esa peculiaridad? - indagó con curiosidad.

 

- Esas son dos preguntas -

-Entonces responde a la primera-




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