Estaba sentado en la sala, pasaba mis manos sobre mi rostro y cabellos con frustración, intente alejarme de ella para no dañarla, pero termine lastimándola de igual manera, no importaba que hacia siempre le causaba dolor, lo mejor era irme, desaparecer por siempre de su vida; ella estaría bien sin mí, ya no estaba sola, decir que solo me tenía a mí no era más que una mentira que utilizaba para quedarme a su lado, la verdad era que no temía su soledad, sino la mía propia; ella era lo único que tenía, lo único que valía la pena, se había convertido en mi razón de ser y existir, por eso me negaba a irme. Tome valor y me levante con una gran opresión en mi pecho, mere aquellas escaleras con tristeza, supe que debía marcharme, alejarme de ella para siempre, después de todo no estaba cumpliendo mi promesa; Lía no era feliz, no conmigo en su vida.
Di la vuelta y mire la puerta, comencé a avanzar con firmeza y decisión, si miraba atrás me arrepentiría, tome el picaporte, pero no lo jale, me quede ahí, mirándolo y sintiendo la frialdad de este sobre mi piel, cerré mis ojos con fuerza aumentando la presión sobre este, debía abrir esa puerta, cruzarla y no mirar atrás…pero entonces un sonido llego a mis oídos, un leve sollozo, y entonces solté el picaporte.
Subí lentamente las escaleras, dejando que las emociones causaran estrago en mi mente y cuerpo, cada paso era más pesado que el anterior, realmente quería huir, pero a la vez estaba harto de hacerlo, de correré cada que las cosas se complicaban, de ser un cobarde. Sabía que había llegado el momento de enfrentar la verdad, de dejar de esconderme de mis propios sentimientos y miedos. Sabía que tenía que hablar con ella, que no podía dejar que esta barrera entre nosotros siguiera creciendo, que abría que enfrentar lo que sea que viniera por el bien de ambos.
Llegué a su puerta y dudé por un momento antes de llamar suavemente. Esperé, sintiendo el latido acelerado de mi corazón, pero no hubo respuesta, podía escuchar su llanto al otro lado de puerta.
-Lía, necesitamos hablar - dije con voz firme, pero llena de la vulnerabilidad que sentía.
Otra vez no hubo respuesta, pero pude escuchar como ella bajaba de la cama y con pasos lentos se acercaba hasta la puerta de la habitación, mas no la abrió.
-Tienes razón- continue hablando seguro de que ella me escuchaba- Hay algo que he estado ocultándote- admití con la voz a punto de quebrarse.
-¿Por qué nunca dices nada? - pregunto ella al otro lado de la puerta calmando sus sollozos- ¿Por qué siempre tengo que ser yo quien intenta comprenderte? ¿Por qué soy solo yo la que te abre su corazón? ¿Por qué no puedes hacer lo mismo? -
Suspire bajando la mirada -Por que tengo miedo Lía, miedo de lo que puedas pensar si te muestro lo que…lo que hay en corazón-
-Jamás he tenido miedo, no de ti- respondió ella.
-Lo hiciste cuando nos conocimos- dije recordando nuestro primer encuentro, donde ella casi cae por el susto que mi presencia le causo.
Ella no respondió al instante, en su lugar abrió la puerta y nuestras miradas de encontraron. -Es cierto que tuve miedo - admitió ella - pero no miedo de ti, sino de mí, de mis sueños y pesadillas - dijo mirándome a los ojos con autentica sinceridad. La mire con desconcierto - desde muy pequeña e tenido…sueños, sueños extraños en lo que un chico de cabellos oscuros aparece, por alguna razón ese chico siempre me hacia reír, y algunas veces llorar, siempre despierto a mitad del sueño con lagrimas en los ojos y extraño sentimiento en el pecho, de pequeña eso me aterraba porque no sabía lo que estos significaban; los sueños se hicieron mas recurrentes y me acostumbre a ellos, a veces era felices, a veces tristes, pero ese chico siempre estaba presente. Hace mas de un año me encontré con esa persona finalmente, era exactamente igual que en mis sueños, solo que no era humano, y eso me aterro, me aterro no por el hecho de ser diferente, me aterro que sin siquiera conocerlo sintiera como si ya lo hacía, me aterraba el sentirme así, el no poder controlar mis sentimientos o mi corazón, me atreva sentirme así por un extraño-
Mis pensamientos dieron vueltas mientras procesaba las palabras de Lía, muchas cosas no las comprendía y otras parecían ser un mentira o una mala interpretación de mi corazón esperanzado. Un nudo en mi garganta parecía apretarse más con cada palabra que salía de sus labios. Creí estar listo para una rechazo, incluso para sus mirada de asco u odio, pero en lugar de eso recibí lo que anhela oír hacia tiempo, que yo no era el único luchando contra sus propios sentimiento, que esto que yo sentía no era unilateral, sino correspondido.
Antes de poder decir algo, ella continuó - Cuando te conocí fue como si te hubiera estado esperando, como si nuestra conexión fuera algo más allá de esta vida, no sé lo que esos sueños significan, pero que lo que siento no es productos de ellos, porque ahora no me son desconocidos, lo que siento, es real y autentico-
Sus palabras resonaron en mi mente, como si cada una de ellas fuera una pieza crucial de un rompecabezas que había estado tratando de resolver. La sorpresa se mezcló con la esperanza en mi interior. Ella estaba sintiendo lo mismo que yo, experimentando esta extraña y profunda conexión que había estado luchando por entender.
Mis ojos encontraron los suyos, y en ese instante, supe que no podía ocultar más mis sentimientos. Cada barrera que había construido alrededor de mi corazón parecía desmoronarse.
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Editado: 30.08.2023