Amor Inmortal

Capitulo 25

Mi paciencia había llegado a su límite. No podía permitir que Pablo y Karina continuaran manipulándome como una marioneta en su estúpida e infundada venganza, yo también había perdido mucho mas no por ello me convertiría en un asesino. La rabia ardía en mi pecho, alimentando mi determinación de enfrentarlos cara a cara.

-No haré lo que pides -gruñí con voz baja pero firme. -No soy tu títere, Esteban. No seguiré tus órdenes ciegamente -

Él se levantó de la silla con una expresión de diversión en su rostro. -Puedo ver que sabes exactamente que te pediré, y también puedo ver que no aceptaras, igual que aquella vez. ¿Estás seguro de darme la espalda otra vez? -

Mis puños se apretaron con furia. -Ya no soy el mismo chico de hace veinte años, Esteban. Esta ves no ignorare tus planes, porque te metiste con lo más valioso en mi vida-

Sin previo aviso, me lancé hacia él a gran velocidad, impulsado por la ira y el deseo de arrancarle las respuestas que tanto necesitaba. Mi puño se dirigió directo hacia su rostro, pero él se movió con una agilidad impresionante, evitando mi golpe con facilidad.

Él se río de forma fría y despectiva; luego se abalanzó hacia mí. Nuestros movimientos eran una danza salvaje y mortal, llenos de velocidad y fuerza sobrenatural. Cada golpe que lanzaba era respondido con destreza, sus movimientos calculados y precisos. Era evidente quien tenía la ventaja en ese enfrentamiento.

Sin embargo, yo no me rendiría; la rabia me impulsaba, la rabia por todo lo que había perdido a manos de estos vampiros despiadados y su retorcida idea de un genocidio. Me lancé hacia adelante nuevamente, mi mano buscando su garganta. Aunque Esteban era más experimentado, yo tenia algo a mi favor, la ira y deseo incontrolable de proteger a alguien. Catalina me advirtió que mis emociones podrían ser mi mayor arma, y en ese momento me daban fortaleza suficiente para igualar a Esteban; siempre fui mas fuerte que sus subordinados, pero terminaba siendo derrotado por el miedo que sentía hacia mí mismo; ya no más, yo era esto: velocidad, poder, fuerza. Canalicé mis emociones y sentí arder mi cuerpo por los instintos intensificándose a cada segundo, aceptaba esto como mío, como lo que era y lo que me pertenecía.

La batalla entre ambos se volvió mas salvaje, mis golpes cada ves eran mas acertados y los de él se volvían lento ante mi vista, la lucha ahora estaba equilibrada, un solo tirón de poder y estrategia definiría hacia donde se inclinaría la balanza. Logré sujetar su cuello con un ágil movimiento, mis dedos apretándose alrededor de su piel pálida. Un destello de sorpresa cruzó sus ojos, pero luego fue reemplazado por una sonrisa retorcida.

-Lo ves Jackson - dijo intentado zafarse de mi agarre -Esto es lo que eres, una bestia; la inmortalidad te sienta de maravilla, solo veinte años y casi me igualas-

-¿Donde esta ella? -pregunte aumentando la presión en su cuello -Habla o muere-

-Esa mirada -dijo con dificultad -. Ese odio en tus ojos es lo que tanto busco de ti, es una pena que esa patético amor tuyo siga interfiriendo-

Apoyé mi rodilla en su estómago, intentando mantenerlo bajo control, pero él no era un oponente fácil. Sus manos agarraron mis brazos y me arrojaron con fuerza hacia atrás. Caí contra una pared, el impacto resonando en mis huesos. Sin embargo, la adrenalina y la ira me ayudaron a recuperarme rápidamente.

Nos lanzamos hacia el otro nuevamente, cada uno luchando por dominar en la batalla. Golpes, patadas y movimientos fluidos llenaron el espacio entre nosotros. Era una lucha feroz y brutal, una manifestación de la batalla interna que llevaba librando desde hacía años.

Pero Esteban era más hábil, más experimentado, me era difícil mantener el ritmo, tenía poco tiempo para terminar con esto, si Karina desidia intervenir estaba muerto. Esteban lanzo un poderoso golpe, el cual me hizo tambalear, y antes de que pudiera reaccionar, sentí su mano alrededor de mi cuello, apretando con fuerza.

-Tu determinación es admirable, Jackson, es lo que siempre he admirado de ti, en cada estúpida existencia tuya- dijo con voz ronca, sus ojos mirándome con frialdad. -Pero recuerda quien te enseño todo esto-

Mis pulmones ardían por la falta de aire mientras luchaba por liberarme de su agarre. Mi visión se nublaba, perdería la conciencia en segundos, pero la imagen de Lía se hizo presente, mi corazón latió con fuerza y mi cuerpo ardió como si algo dentro de mi hubiese sido encendido, con un último esfuerzo, canalizando toda mi rabia y voluntad, logré lanzar un golpe ciego hacia su costado. Esteban soltó un gruñido de dolor y me soltó, tambaleándose hacia atrás.

Aproveché el momento y me lancé hacia él nuevamente, mis manos agarrando su cuello esta vez. Sus ojos se abrieron con sorpresa, y pude sentir la lucha en su interior. Mi corazón latía con fuerza mientras lo enfrentaba, luchando por mantenerlo bajo mi control.

-Estoy arto de todo, de tus palabras sin sentido, y de tu manipulación, esto se acaba aquí y ahora-

Esteban me miró fijamente, su respiración entrecortada. Una sonrisa oscura se formó en sus labios, y la ira en mi interior se hizo incontrolable.

-Sálvala…si puedes -hablo con dificultad mientras su sonrisa se ensanchaba. Miro hacia el pasillo, señalando la puerta al final.

Con un último impulso de energía, solté un golpe que lo dejó inconsciente en el suelo. Sabía que no podía perder más tiempo. Corrí hacia el pasillo, siguiendo la dirección que Esteban me había indicado. Mi corazón latía con fuerza, cada segundo contaba.




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