Una noche, después de haber trabajado en la nave durante varias horas, Juan y Zara estaban sentados afuera, mirando las estrellas. Juan tomó la mano de Zara y le confesó sus sentimientos. Esperaba que ella lo rechazara, pero en cambio, ella lo miró a los ojos y le dijo que también sentía lo mismo por él.
Juan no podía creerlo. Había encontrado a alguien con quien se sentía tan conectado, pero era una extraterrestre. Pero eso no importaba. Decidió que lucharía por ella, sin importar las consecuencias.