Elizabeth me mando la ubicación del restaurante en donde nos encontraríamos, me encuentro aquí, pero parece que ella lleva 20 minutos de retraso, estoy por llamarla, pero veo como viene caminando hacia mí y veo que no viene sola, a su lado esta Daniel su hermano, Elizabeth me sonríe disculpándose por el retraso.
- ¿Llevas mucho tiempo esperando? – me pregunta Elizabeth, lo bueno es que tiene la gentileza de sonrojarse.
- No, acabo de llegar, así que no tienes nada de que preocuparte- no quería decirle que llevaba rato esperándola y hacerla sentir incomoda, mire a su hermano que este seguía sin quitarme la mirada de encima desde que llego, desvío la mirada cuando comienza a enarcar una ceja y comienza a forma una sonrisa ladina.
- ¿Ya ordenaste algo? –me pregunta Elizabeth.
- No, estaba esperándolos- nos quedamos un momento en silencio para leer la carta y ver que ordenaríamos cada uno, yo me fui por lo más fácil una simple pasta, esperé a que ellos escogieran y dimos la orden al mesero. Elizabeth se aclaró la garganta y fue la primera en comenzar.
- Olivia, estamos muy felices de que hayas aceptado cuidar del abuelo- comenzó Elizabeth, pero su hermano la interrumpió.
- Yo no estoy tan convencido, ni siquiera la conocemos bien, ¿Cómo vas a meter a una desconocida a casa? las otras eran recomendaciones de conocidos, sin embargo, de ella no tenemos ninguna recomendación, no sabes si cuidara bien del abuelo, si es una ladrona o una mata viejitos- lo observo atónita ¡cómo se atreve este tipo a ofenderme de ese modo! ¿una mata viejitos? Le muestro una sonrisa tensa, y trato de decirlo con calma, sin sonar grosera.
- Puedo asegurarle que no soy una caza fortunas ni una "mata viejitos", puedo entregarle cartas de recomendación y puede preguntarles a mis pacientes si han recibido un mal trato de mi parte o puede hacer una investigación para que este seguro de que no soy una mata viejitos o una ladrona como usted me ha llamado –hago comillas con mis dedos-, y le pediría que no vuelva a ofenderme de ese modo- Elizabeth, intenta contener una sonrisa, cuando Daniel solo tensa su mandíbula y no vuelve a decir nada.
- Ignora a Daniel Olivia, el ya perdió las esperanzas en las cuidadoras del abuelo, desertan a la primera de cambio del abuelo, pero yo si te tengo fe, sé que tú puedes ayudar a mi abuelo.
- Perder las esperanzas es el primer error que cometemos nosotros los humanos, nunca hay que perderlas- le contesto mirando a su hermano, este se remueve en la silla y no dice nada. ahora soy yo la que lo observa sin indiscreción, observo que tiene un rastro de barba de días, el cabello le va algo despeinado y lleva los primeros botones de su camisa desabrochados, la camisa se amolda a sus musculosos brazos, levanto la vista y veo que este tiene una ceja enarcada, desvió la vista y me sonrojo, veo hacia Elizabeth.
- ¿Cuándo quieres que comience? Ya que necesito dejar a alguien en mi lugar en el asilo antes de comenzar a trabajar para ustedes
- Tenía planeado que comenzaras el lunes de la semana que viene, cuanto antes mejor- dice Elizabeth, asiento con la cabeza estando de acuerdo, nos traen los platos de comida y no volvemos a decir nada en el rato que estamos comiendo, es un silencio incomodísimo. observo de reojo a Daniel, y descubro que me está observando ¿Qué me mira tanto? ¿tendré algo en la cara? aparto la mirada rápidamente, me sonrojo un poco al ser descubierta mirándolo, continúo comiendo hasta que él decide romper el silencio.
- Yo pienso que también deberíamos hablarlo con el tío James, no podemos solo tomar esta decisión sin consultarlo con él, ya que él abuelo es su padre.
- Daniel, James solo le importa el dinero del abuelo, sabes que él nunca está de acuerdo con las decisiones que tomamos sobre el abuelo y menos sobre que reciba la ayuda en casa, si por el fuera lo internaría en un asilo para así el no hacerse cargo de el- termina Elizabeth de decir.
- Yo estoy algo de acuerdo con el tío James, creo que lo mejor para el abuelo es que este en un asilo, así él se rodea de personas de su edad, ya vimos que las enfermeras que hemos contratado no duran ni dos semanas, en cambio en un asilo el no podrá correr a ninguna, ni negarse a convivir con las personas, que te garantiza que ella durara- termina por decir y no puedo creer que este diciendo esto, su propio nieto, y que su propio hijo también piense eso, me hace enfurecer, así que no me contengo en contradecir la sarta de tonteras que ha soltado este hombre.
- No estoy de acuerdo con lo que dice, ¿usted cree que su abuelo tendrá una mejoría estando en un asilo? Pues déjeme decirle que usted y tu tío están en un gran error al creer que al llevar a alguien a un lugar en contra de su voluntad le hará bien. Están en un gran error, eso no hará más que empeorar la salud de su abuelo, si usted viera a cuantos adultos mayores recibimos en el asilo, y estos son abandonados por sus familias le sorprendería la cantidad, ellos entran en depresión al pensar que sus hijos los dejaron allí porque los creen un estorbo, porque solo ya no se quiere hacer responsables de ellos y la familia cree que al estar en un asilo ellos van a ser felices por convivir con personas de su edad-hago comillas en mis palabras-, si cree que su abuelo será feliz en un asilo. Está muy equivocado, con los síntomas que su abuelo presenta, lo único que su tío y usted ocasionaran es que el muera de una gran depresión al sentirse abandonado. lo que necesita su abuelo, es el apoyo y amor de ustedes su familia, él necesita sentirse querido, porque le aseguro que, aunque este en su casa, él se siente abandonado para estar en tal estado que comenta su hermana y el no aceptar la ayuda que ustedes le proporcionan. allí comienza el problema y ustedes como familia deben ver no una sino varias soluciones, ver en que están fallando, si su primera solución no funciona cambiarlo y seguir buscando, pero usted busca lo más fácil, enviarlo a un asilo. Todo esto se basa en la comunicación, y veo que eso es lo que les falta a ustedes. - termino de decirle, estoy inclinada mirando con enojo a este hombre, que solo me mira con los ojos enfurecidos, su mandíbula esta tan apretada que temo que pueda romperse los dientes. Se me ha quitado el apetito al escuchar sus palabras, Elizabeth no dice ninguna palabra, me acomodo en la silla. decido que es momento de irme, fijo mi vista en Elizabeth.