Amor Juvenil 2 |bts|

Capítulo 7. Familia Kim.

Esconder secretos se convierte en el don que tienen algunos, para proteger a aquellos que aman, o simplemente porque así es mejor... Incluso si eso rompe vínculos, no importa mientras sepas que estás haciendo bien. Pero existen verdades que por más dolorosas y escondidas que estén, siempre salen a la luz... Siempre habrá razones para sentir odio.

 

***

 

— No, eso no es cierto. —Susurró el chico con la respiración acelerada.

— Créeme Jungkook, que si no fuera cierto no te estaríamos diciendo esto. —Recalcó YoonGi.

— ¿Quieres decir que queda poco tiempo?

— En el mejor de los casos, casi un año. —El pecho del pelirrojo subía y bajaba con rapidez, no se podía negar toda la impotencia que debería estar sintiendo.

Literalmente si tú estuvieras en su lugar te sentirías mil veces peor. Jeon suspiró, mostró una débil sonrisa y colocó su laptop en la mesa de la sala.

— Está bien. —Un silencio casi sepulcral se apoderó de la sala al instante. —Si voy a morir quiero hacerlo aquí, junto a ustedes... Pero tengo algo más que decirles. —Todos prestaron atención. —Descubrí que alguien ha intentado hackear nuestras cuentas y la seguridad de la casa.

— ¿Ya intentaste rastrear los móviles? —Preguntó Hoseok.

— Si, pero siempre que lo hago me encuentro con que son teléfonos desechables... Cómo sea, este tipo es muy inteligente.

— Quieres decir que debemos ser más inteligentes... —Jungkook asintió. El pálido le dió un asentimiento y unas cuantas palmaditas al menor. —Porfavor cuídate J. —Le susurró y el Jeon sonrió levemente.

TN limpió un par de lágrimas de sus ojos y fue al encuentro con su amigo de toda la vida, esto era un golpe duro para todos. Enterarte que el más joven de tus amigos está al borde del acantilado de la vida y nadie puede acudir a ayudarlo. Se sentían como inútiles.

—Hyung. —Jin observó a su hermano al ser mencionado. —¿Podemos ir a ver a nuestros padres? —El Chef rubio sonrió levemente, lo envolvió en un cálido abrazo y salieron de ahí.

— Bueno chicos, no quiero arruinar el momento, pero debo investigar un poco más sobre el caso. —Intervino Namjoon.

Hoseok a su lado dejó la taza de café en la mesa y se puso de pie dándole un sape a Taehyung y a Jimin de un solo. Solo que a diferencia del primero, Jimin se lo devolvió provocando risas en Jimin Jr.

— Creo que yo también iré con ustedes, tengo cosas que podrían servir. —El trío del NIS asintió, YoonGi fue tras ellos.

— ¡Papá! —Se escuchó al pequeño Yoon-Eun gritar así que el palido se puso de cunclillas para atender al llamado de su criatura. (La bendición).

— ¿Pasa algo pequeño?

— Mamá... —Pidió. —Mamá TN.

Y eso fue suficiente para que el corazón de Taehyung terminará de romperse.

[...]

La pequeña camioneta de SeokJin se detuvo algunas cuadras antes del hogar de sus padres, debido a que el impaciente estómago del mayor no logró resistir a un par de donas que vió en un puesto ambulante que justo por caprichos de la vida pasaba por ahí.

— Ey, doña Martha, yo quiero que me piche* un par de donas y un atole de panela bien cargado para amarrar el estómago. —Pedía el rubio con una sonrisa de oreja a oreja en lo que se acercaba al carrito que la mujer de alta edad traía consigo. Jungkook rodó los ojos desde el auto.

— Ay, Joven SeokJin, no se imagina de las que han pasado aquí... —Comentó la mujer comenzando a sacar un pequeño vaso desechable con tapa antiderrame.

— Ah, chincha, con que nos trae chisme. —La mujer asintió mientras chiflaba a forma de respuesta.

— Primero: a la vecina de la cuadra se le inundó la casa de ratas, y a mi comadre le vino un mal que la puso con un pie bajo tierra... —Contó ella dándole sus dos donas.

—Osea que ya se fue para el otro barrio... —SeokJin trataba de ser discreto pero incluso con los audífonos puestos Jungkook era capaz de escuchar la conversación agena desde la camioneta.

— La condenada nomás me dejó deudas... Pinche comadre, no tenía dinero para pagarme, pero si tuvo para irse al pinche cielo.

— Si siguen así me van a salir raíces. —Gritó Jungkook desde el auto. SeokJin rodó los ojos, le dió su número a la mujer para seguir en contacto e informarse sobre lo que acontecía en la Colonia de Anyang, no es que era chismoso... No por el contrario, era comunicativo. Unos minutos después volvió a la camioneta para aparcarla frente a la casa de sus padres.

— Estamos aquí.

Fue su respuesta mientras ambos bajaban del transporte e ingresaban en la vivienda. Jungkook suspiro, nunca había estado ahí, ¿Le caerían bien? ¿Lo aceptarían? ¿Se sentiría cómodo? ¿Podría ser capaz de llamarlos padres? Las únicas personas a las que les decía esas palabras eran a los señores Jeon, sus padres adoptivos que lo educaron y formaron su carácter brindándole su amor y acogiendolo en su familia.

—Entremos. —Informó Seokjin y el asintió. —Madre, padre, estamos en casa.

— Ellos están aquí. —Gritó una mujer con el cabello largo hasta la cadera, de figura esbelta con un vestido largo primaveral que cubría sus piernas. La madre de SeokJin. —Jungkook hijo, has crecido mucho... —El pelirrojo sonrió, hizo una pequeña reverencia y besó las manos de su madre como los modales que debía mostrar y su total respeto.




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