Mi madre y mi tía se habían ido de viaje hace unos minutos atrás. Mi mamá me prometió volver lo más pronto posible porque no quería estar lejos por mucho tiempo. También me dijo que me mantuviera en casa, que no saliera por nada del mundo. Miré el techo de mi habitación y las estrellas eran apenas visibles a la luz del día, se confundían con el color del cielo raso. Todo en mi cabeza era un lío y aún más cuando vi a mi madre con una de mis chaquetas.
La había dado por pérdida, pero mi madre la necesitaba para una ilusión. También me enteré de quien había agarrado mi foto, mi tía quiso crear una ilusión por ella misma y necesitaba una imagen para recrear mi apariencia a la perfección. Lo había logrado, según lo que había dicho, y decidió quemarla por seguridad.
No entendía muy bien de que constaba la ilusión que ellas creaban, pero tenía la suposición de que ellas cambiaban sus facciones físicas para aparecerse a mí e ir a lugares públicos para confundir a mi padre, para que él pensara que yo vivía en esa ciudad. Me sentía muy agradecida por la forma en que ellas me protegían.
Suspiré cansada, todo era muy difícil de asimilar. Era como si el castillo de naipes se hubiera derrumbado a mis pies. «¿Qué quedaba después de una mentira?», preguntó mi mente y esa era una muy buena pregunta a la cual no tenía una respuesta. Decir una mentira era más fácil que la verdad, pero engañar no era la solución a todos nuestros problemas.
Alguien llamó a la puerta y salí de mis pensamientos para erguirme en una posición sentada antes de dar permiso para que ingresara. La puerta se abrió para revelar a mi abuela detrás de ella, sonreí ligeramente antes de suspirar, ella se acercó a mi cama para sentarse a mi lado y envolver uno de sus brazos a mi alrededor. Estar así me traía buenos recuerdos de cuando era niña y mi nana entraba a consolarme después de no haber conseguido lo que quería.
─¿Qué o quién te falta, pequeña? ─preguntó mi abuela.
─¿Disculpa?
─Suspiraste y uno suspira cuando alguien o algo falta en su vida.
─Oh ─murmuré─. Tal vez me falta entender todo lo que ha sucedido en las últimas doce o quince horas.
─Sé lo difícil que debe ser para ti asimilar toda esta nueva información.
─Odio las mentiras, nana ─confesé─, y entiendo el por qué lo hicieron, pero lo que no entiendo es porque por tanto tiempo. Toda mi vida ha sido mentira tras mentira.
─Alana ─la miré a los ojos─, hicimos lo que teníamos que hacer para protegerte. Tu padre no es una buena persona.
─Lo sé, pero aun así duele y mucho.
─Mi pequeña ─me abrazó con fuerza y enterré mi cabeza en su pecho─, tu madre y yo siempre hemos querido lo mejor para ti, y si ocultarte cierta información era lo que se tenía que hacer, lo haríamos sin pensarlo dos veces. Tú siempre estás primero.
─¿Por qué alejarme de mi padre? ─pregunté─. Sé que él es hechicero negro, pero todavía no comprendo la decisión que ustedes tomaron.
─Tu padre desciende de una familia de hechiceros de magia negra y cuando fue momento de elegir seleccionó la magia que ya conocía. Últimamente la hechicería negra no está teniendo tanta popularidad como antes, entonces él a de querer influenciarte para que seas parte de ese tipo de magia.
─¿Uno puede ser influenciado? ¿O no me estás diciendo toda la verdad?
─En este momento eres muy vulnerable, tu magia está saltando y avanzando incontrolablemente, puedes ser muy influenciada por la misma magia como por personas.
─Soy muy accesible ─murmuré.
─Sí, pequeña. Tenemos que protegerte y a Eliot, ambos son demasiado vulnerables.
─¿Él y yo seguiremos siendo vulnerables después de que elija mi especialización?
─Siempre lo serán, pero tengan la mayoría de edad ambos aprenderán a protegerse.
─Tendré que aprender más sobre la magia.
─Puedo enseñarles a ti y a Eliot a manejar la magia.
─Gracias, nana ─besé la mejilla de mi abuela.
─Voy a preparar el almuerzo ya que nadie pudo desayunar ─bufó.
─¿Necesitas ayuda? ─pregunté mordiéndome mi labio con nervios.
─Sabes la respuesta a esa pregunta.
─La sé. ¿Dónde está Eliot? ─pregunté cambiando de tema.
─En la habitación de invitados acomodándose lo mejor que puede.
─Es la primera vez que vamos a tener un hombre en casa ─sonreí.
─Sí, y espero que Cala no decida quedarse a dormir porque no tengo idea de dónde vamos a meter tanta gente.
Reí por lo que había dicho, era muy raro tener a alguien en la habitación de al lado, pero me podría acostumbrar por el tiempo que Eliot estuviera en casa. Lo que no estaba segura era de poder habituarme a tener a mi tía bajo el mismo techo. Ella todavía era una extraña para mí y no me gustaba su método de vigilarme.
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Editado: 15.05.2021