Estaba sentada en mi silla giratoria sin ver nada en particular. Debía sentirme mal por haber asesinado a alguien pero no sentía nada, era como si estuviera entumecida. Miré donde antes estaba mi foto favorita, debía imprimir una igual y llenar ese hueco, no me gustaba que estuviera así ya que me hacía sentir que faltaba una pieza en mi vida. Escuché los golpes en la puerta y murmuré un adelante por encima de mi hombro.
Oí las bisagras de la puerta abriéndose antes de escuchar los pasos por el piso de madera. No deseaba hablar con nadie en ese momento. Alguien colocó su mano en mi hombro e hizo girar la silla para que la viera.
Mis ojos se ensancharon de la sorpresa mientras miraba a mi abuela. Era un alivio verla como ella misma, con sus ojos de color verde azulado, los cuales guardaban muchos secretos, y con su sonrisa cariñosa.
─¿Cómo estás, pequeña? ─preguntó.
Ella estaba sentada en mi cama, leyendo mis ojos tal y como yo hacía con los de ella, no quería más mentiras entre nosotras.
─Yo debería preguntarte eso, nana ─murmuré, mirando mis manos─, no tú a mí.
─Yo estoy bien, pequeña ─alcé mi cabeza y enarqué una ceja─. Uff, tan bien como una puede estar después de resucitar. ¿Esa es una buena respuesta para ti?
─Lo es ─reí un poco.
─Alana ─la miré a los ojos─, ¿cómo te sientes con lo sucedido?
─¿Con qué haya matado a un hombre?
─Sí ─asintió rígidamente.
Ella no estaba muy feliz con lo que había sucedido, pero nada era su culpa. Las cosas tenían que haber pasado de esa manera.
─Realmente no sé cómo me siento.
─Debes ser sincera contigo misma, cariño ─alargó su mano para ponerla encima de la mía.
─Sé que debo sentirme mal por haber matado a alguien, pero era nuestra vida o la de él.
─¿Te sientes feliz por hacerlo?
─No feliz ─suspiré─. Siento un pequeño sosiego en mí como si algo malo se hubiera levantado de mis hombros.
─Oh, pequeña ─apretó mi mano─. Tu mente no ha procesado todo lo que ha pasado.
─Creo que no ─me encogí de hombros─. Todo se siente como un sueño para mí, un mal sueño.
─Lo sé, pequeña.
Nadie entendía como lo de ayer me estaba afectando, ni yo misma lo comprendía. Me sentía bien, pero confundida. Tampoco ayudaba que el tiempo corría y corría acercándonos al día cero, para el momento que mi corazón elegiría. Algo que no estaba esperando con tanta felicidad.
─Nana, ¿hay alguna forma de romper las almas entrelazadas? ¿Qué volvamos a ser personas separadas?
Había pasado un buen tiempo de la mañana con esa pregunta en mi cabeza ya que no quería que Eliot estuviera sufriendo por mi culpa. Lo de ayer había sido un recordatorio constante de lo que la magia podía causarle a un humano. Deseaba que él fuera feliz mientras estuviera a salvo de un mundo que no entendía y que ponía su vida en peligro.
─No, cariño. Ustedes fueron creados para estar siempre juntos, ya sea como amigos o como pareja. Si no era ahora en algún otro momento se iban a encontrar.
─Pero…
─Alana ─dijo mi abuela─, ¿te enamoraste mágicamente?
─Uh, creo ─murmuré.
─¿Sabes que es enamorarse mágicamente? ─sacudí mi cabeza─. Es cuando tu magia decide por ti en vez de tu corazón, ella se siente como cosquillas en todo tu cuerpo, ahí sabes que la magia eligió a su compañero de vida.
─Eliot y yo…
─Ustedes no solo están conectados por una misma alma, sino que tu magia lo eligió en el momento que lo vio y eso no tiene que ver con que estén destinados a encontrarse. Muy pocas brujas se enamoran mágicamente sin tener un alma compartida y tú eres afortunada de haberte enamorado de la misma persona con la cual compartes tu alma.
─Pero lo estoy poniendo en peligro, nana ─gruñí─. No quiero que salga lastimado por mi culpa, y todo siempre será mi culpa.
─Alana, ¿le has preguntado a Eliot que es lo que quiere?
─Eh, no.
No habíamos tenido esa conversación, aunque tuvimos que haberla realizado cuando él supo que yo era una bruja. Sin embargo, las cosas se descontrolaron y la conversación quedo en pausa.
─Él tiene en sus manos el poder de decidir si sigue en esta casa o si se va sin mirar atrás. ¿Crees que se iría para ponerte en peligro?
─No, pero…
─Él eligió, Alana ─apretó mi mano─. Te eligió a ti y a tu magia, cualquier otra persona hubiera huido sin mirar atrás, pero él no. ¿Sabes por qué?
─No ─susurré.
─Porque se enamoró de ti antes de saber quién eres, quien realmente eres debajo de las grandes sudaderas que llevas. Él vio lo que nadie más ve en ti.
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Editado: 15.05.2021