Amor Mágico

Escena Extra - ¿Bebé en camino?

Me desperté antes de que Adrik lo hiciera y tenía un buen motivo para hacerlo. Me levanté de la cama sin hacer mucho ruido ya que mi pareja tenía un sueño algo ligero y no quería que se despertara.

Fui al baño para darme una ducha y vestirme. Mi madre seguía dormida y eso era un alivio. No quería preguntas a donde estaba yendo o que me sucedía. Habíamos vuelto de Suiza hace unos días atrás y fue cuando empezó el malestar de las náuseas y los mareos. Tenía un retraso considerable en mi periodo menstrual pero lo asumí a que pronto estaría entrando al climaterio. Tenía cuarenta años y aunque era muy prematuro para eso prefería pensar de esa manera que la otra opción.

Me acerqué a Adrik, cuando estuve vista y lista para salir, y coloqué un beso en su mejilla, él se removió en sueño y sonreí.

 ─Cielo, voy a salir a conseguir unas hierbas que necesito ─murmuré.

 ─¿Quieres que te acompañe? ─balbuceó soñoliento.

 ─No, puedo ir sola ─besé su mejilla─. No me tardo.

 ─Está bien ─bostezó.

 ─Voy a dejar hecho el café.

 ─Gracias.

Sonreí mientras me dirigía a la cocina para dejar puesto el café y esperar a que la farmacia más cercana fuera abierta. Serví el líquido negro en una taza y lo soplé antes de beberlo. Adrik era el hombre que siempre había deseado y que la vida se demoró en dármelo. Era atento, romántico y fuerte. Tenía un corazón tan grande como sus músculos y amaba a Alana como si fuera su hija. Él habló con su consejo para que lo enviaran como un representante especial a mi país y fue la mejor sorpresa que me pudo haber dado en la boda de mi hija.

Terminé de tomar la bebida y mi estómago se revolvió, esperaba no terminar vomitando todo. Fue difícil ocultar a dos, tres si contaba a Cala, brujos de los síntomas que estaba padeciendo pues ellos saltarían rápidamente a la misma conclusión que yo. Agarré mis llaves y salí de mi casa al garaje, iría rápidamente a conseguir lo que necesitaba y volvería antes de que ellos se despertaran. Me haría la prueba y saldría de la duda. Todo sonaba tan fácil de hacer

 ─¿Dónde estabas? ─preguntó Cala enarcando una ceja.

Subí ambas cejas al verla sentada en una silla alta y con los brazos cruzados sobre su pecho, parecía que llevaba mucho tiempo esperándome. Fruncí mi ceño y apreté la bolsa que llevaba en mi mano, no quería que empezara con preguntas que no tenía idea de cómo contestar.

 ─Salí por unas hierbas ─mentí, cerrando la puerta detrás de mí.

 ─¿Qué hierbas? ─sonrió como si supiera algo.

 ─Unas que necesitaba ─gruñí─. ¿Qué haces aquí, Cala?

 ─Quería ver cómo has procesado la boda de Alana.

 ─Lo he procesado bien, gracias por preguntar.

 ─Algo no huele bien aquí. ─Olfateó─. ¿Qué escondes en la bolsa, Coral?

 ─Nada que te importe. ─Apreté la mandíbula.

 ─Si mi importa ─aseguró, se levantó de un salto y caminó hacia mí─. Dime, Coralita. ¿Qué estás ocultando?

 ─Nada. ─La esquivé y subí las escaleras.

 ─¡No te creo! ─La escuché gritar detrás de mí.

Puse mis ojos en blanco y seguí mi camino hacia mi habitación de baño. Adrik seguía dormido y suspiré aliviada por eso, un problema menos que ocuparme. Fui al baño y saqué las dos pruebas caseras que había comprado, quería realmente estar segura del resultado. Leí las instrucciones, para estar segura de que seguían siendo las mismas, antes de realizarlas.

Me lavé las manos y esperé los minutos que indicaban para que el resultado saliera. Caminé de un lado al otro rogando que fuera negativo, aunque una parte de mi esperaba que fuera positiva. Un golpe en la puerta me dio un susto de muerte e intenté controlar mi respiración.

 ─¿Sí?

 ─Coral, ¿estás bien? ─preguntó Adrik.

 ─Sí, ya mismo salgo.

Arrastré mis pies al lavabo para leer las dos pruebas, ambas tenían dos líneas y sabía lo que eso significaba. Llevé mi mano a mi vientre para sentir su magia, no era muy fuerte, pero estaba ahí. Dentro de mí se encontraba un bebé producto de mi amor con Adrik.

 ─¡Adrik! ─grité desde el baño.

Fui a la puerta para abrirla y él me miró con preocupación. Agarré su mano para llevarlo hacia el lavabo, le enseñé las pruebas y me miró con una sonrisa en los labios, se inclinó y me besó.

 ─Gracias. ─Me volvió a besar.

La bruja entre brujas iba a tener un hermanito o hermanita, no esperaba la hora para decirle a Alana que sería hermana mayor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.