El tiempo pasó y Shura dejó la niñez atrás. Desde aquella vez en que vió a ese humano que respondía al nombre de Boris, su corazón no dejó de latir.
Cada vez que le resultaba posible, subía a la superficie con el único deseo de poder verlo. Para suerte suya él siempre estaba allí, a veces con su pequeña hermana, a veces con su padre y otras veces con los dos.
Shura podía ver que eran felices los tres juntos. La risa de ese rubio le quitaba el aliento siempre. Pero nunca se animó a hablarle porque era conciente de lo peligroso que podría ser, además era en extremo timido.
Sin embargo sabía que sus miradas se cruzaron incontables veces. Y sin embargo ninguno de los dos hizo nada.
Esa tarde en particular vió a Boris, no bien subió a la superficie, que se encontraba solo acurricado en un rincón y lloraba. Era la primera vez que lo veía así y le partió el alma.
Shura se le acercó por primera vez, ambos se miraron en mutuo silencio unos momentos.
— ¿Q-Quién eres? — preguntó el rubio rompiendo el silencio.
— Me llamo Shura — el tritón estaba fuera del agua hasta su cintura —¿Por qué lloras?
— Mi madre acaba de morir.
—¿Tu madre? Lo siento mucho.
— Soy Boris y gracias.
Shura le estiró el brazos para tocar sus dorados cabellos. Boris cerró los ojos para sentir aquella caricia con mayor intensidad.
Luego los abrió sujetando la mano de aquel extraño, sintiendose reconfortado. Nadie lo supo calmar como aquel con tan solo una caricia.
— Ella está en un lugar mejor Boris, tranquilizate o tu mamá no podrá partir de éste mundo tranquila.
— Pero duele Shura, duele mucho...
— Lo sé, duele porque fue real pero así es la vida.
Aquella hermosa criatura sonrió provocandole al rubio un vuelco en su corazón. Ese azabache que había aparecido de la nada, de las profundidades del mar, era tan hermoso que pese a sentirse triste sentía intensos deseos de besarlo.
Le costó bastante contenerse, respirando dolido y entrecortado. Shura supo qué le sucedía a Boris con tan solo tocarlo, gracias a su poder de leer las mentes cada vez que tocaba a alguien cuando él así lo quería.
La madre de ese hermoso humano murió de cáncer tras agonizar un año y medio.
Ahora la familia de su madre pretende llevarse con ellos a su hermanita menor quitándosela a su padre. A él lo ignoraban por parecerse físicamente a su papá, quien estaba desolado.
— Ánimo Boris, no te rindas. Tu papá seguramente te necesita.
— Lo sé y no lo dejaré caer.
Shura le sonrió ocasionandole estragos a Boris, el tritón acarició sus mejillas y su dorada cabellera con sus manos con intensa suavidad.
Sin darse cuenta, con la mente totalmente en blanco, Boris se le fue acercando a Shura hasta que sus labios se rozaron. Fue cuando el tritón desvió el rostro despertando al rubio de golpe.
Respiraba entrecortadamente, estaba rojo hasta la raíz de sus cabellos.
— Boris, es natural que hayas intentado besarme. Se debe a la atracción que mi especie genera en la tuya.
El tritón sujetó la mano derecha del rubio con ternura, cerró los ojos con intenso pesar. Shura deseaba que ese humano lo quiera por voluntad propia y no como consecuencia de su poder.
Boris acarició a Shura sabiendo que humano no era. Las palabras del jóven lo confiermaron.
— ¿Así que eres un tritón?
— Si
— Eres hermoso Shura
— Lo dices por efectos de mi especie no por voluntad propia.
— No lo creo
— ¿Alguna vez viste a otro de mi especie así de cerca?
— No
—¿Ves?
—Shura, no te vayas....por favor.
— Tranquilo. Siempre vengo a la superficie solo para verte...Boris.
— Estaré atento al mar entonces.
Shura y Boris se abrazaron con intensidad. Ambos sentían alocados deseos de no separarse nunca.
—¡Boris! — la voz de su padre resonó a lo lejos
— ¡Shura! — la voz de Gastón se escuchó entre las rocas.
— Es mi padre — expresaron los dos a coro y sonrieron.
Boris sujetaba al tritón con desesperación, pero Shura lo calmó con su poder. El rubio supo que su misterioso amigo había echo algo con su persona.
—¿Qué...qué me hiciste Shura?
— Usé mi poder para calmarte, no permitiré que la angustia te mate.
— Gracias.
Sus padres estaban más cerca, por ende ambos tuvieron que irse pero prometieron volver a verse pronto.
Boris se encontró con su papá abrazandolo con fuerza.
— Hijo ¿cómo estás?
— Mal, pero estaré bien papá. Demonos tiempo ¿de acuerdo?
— Te quiero hijo.
— Y yo a tí papá.
— Anda, regresemos a casa.
— Si papá.
Ambos se alejaron del mar abrazados. Shura se reunió con su papá quien lo abrazó con fuerza.
— Hijo, tu madre y yo estabamos preocupados. Ven, debemos volver. Recuerda que no podemos permanecer mucho tiempo fuera del mar.
— Lo sé padre, tranquilo.
Gastón sujetó a su hijo de la muñeca y se lo llevó mar adentro, mientras pemsaba que tendría que estar más atento con Shura, no le gustaba nada que su amado hijo vaya a la superficie.
Odiaba a los humanos con toda su alma. Marina lo entendía y apoyaba en ello por suerte para él.
— No me gusta que vayas a la superficie solo Shura, es en extremo peligroso. No volverás más ¿entendido?
— Padre, solo tomaba el sol.
— Vendrás con tu madre, tus hermanos y conmigo. Nunca más lo harás solo. ¿Entendido?
— Si padre.
Gastón sonrió felíz al ver que su hijo lo entendía también. Lo abrazó y tomó mayor velocidad para sumergirse en las oscuras profundidades del mar.
Shura, a pesar de sentirse asfixiado por la extrema posesividad de sus padres, sabía que lo único que ellos querían era protegerlo.
Sabía que su padre había sido un humano y en verdad la habia pasado muy mal. Lo sabía porque lo vio en su mente cuando desarrolló ese poder. Pensando en ello, abrazó a su padre con ternura.
— Tranquilo papá, estoy y estaré bien. No me pasará nada. Sé que te preocupas demasiado por mí. Es hora de que te relajes y disfrutes de nosotros, tu familia.