Amor maya

Capitulo 10

Para ella fue raro volver ahí, pensó que sin el amuleto ya no vería nada pero no fue así. Aunque esta vez fue diferente pues no vió a la pareja protagonistas de todas sus visiones anteriores. Aún así supo reconocer al emperador. Él era el padre de la joven que se casó con el guerrero y uniendo la historia como si de un capítulo de una serie se tratara, dedujo el hecho de que esa pareja había sido atacada por la bruja. No estaba claro aún el motivo del por qué les odiaba.

La bruja fue trasladada hasta donde el emperador la esperaba, justo en la parte baja de la pirámide.

Los guardias la dejaron caer ante sus pies y se quedaron atentos para recibir órdenes.

—Muchos años confíe en ti.—Dijo él mientras la miraba hacía abajo.—Fuiste parte de la élite en esta sociedad. Pero te corrompiste. Llegaste a tener tanta soberbia que te creíste intocable.

—El que se cree intocable eres tú. Yo soy un ser eterno y tú solo un mortal.—Seguía replicando.

Su mirada estaba totalmente poseída por la ira, su cabello negro caía en su frente haciéndola ver muy escalofriante.

—Crees que has ganado pero aún no has visto mi venganza.

—¡Cállate de una vez y cae con honor!

El emperador volvió a mostrar las piedras y las colocó enfrente de ella. Con estas, pretendía quitarle su poder encerrándolo en ellas.

Era una tarea fácil. Después, la tendrían que ejecutar.

La bruja sabiendo esto, ocupó su última carta. Invocó todo el poder que le quedaba originado una energía morada que la rodeo.

Fue como si se cargará nuevamente y se activara pues se veía muy vitalizada.

—Si voy a morir, al menos te dejaré un recuerdo.—Dijo mientras volaba por los aires.—Tu hija y tú yerno pagarán por todo este dolor.

La luz morada era cegadora, los guardias poco pudieron hacer para detenerla. Ella concentró la energía en sus manos y la lanzó al aire mientras decía."Que esas dos almas conozcan el calor de Yuxten, la magia en ellos se meta y saque las almas de sus cuerpos. Pelan tika oniquet"

Al finalizar estas palabras, la energía morada se levantó hacía el cielo y tomó dirección al sur rápidamente y perdiéndose de la vista de todos los ahí reunidos.

—¿Qué has hecho vieja bruja? —Preguntó el emperador al ver qué su hechizo lo había concretado y que ahora era un ser vulnerable y sin poder.

—Usé mis últimas energías en dañar a lo que más amas.—Su voz era muy débil pero eso no le impidió reír al saber que había completado su objetivo.—Ahora en verdad verás sufrir a tu hija y todo lo que amas.

El emperador sintió mucho coraje aunque no sabía a qué se refería. Solo pudo apretar los dientes e imaginar lo que podría pasarle a su hija.

De todos los posibles efectos que vinieron a su mente, ninguno de ellos podría hacer algo a esa distancia. Solo le quedó cerrar sus ojos, confiar en que su yerno la protegería y llegar lo antes posible para prestar ayuda.

—Llevensela, será ejecutada según nuestras leyes.—Fue todo lo que pudo decir para no caer en el juego y dejarse consumir por el coraje

Los guardias se la llevaron tal y como se los pidió su líder.

El ejército comenzó a desfilar de regreso a la gran ciudad. Algunos heridos eran cargados y la prisionera era escoltada en el centro. La gran enemiga había sido capturada.

El emperador se quedó un poco más ahí, observó la pirámide y analizó la magia que se había practicado. Como soberano, estaba en la obligación de aplicar correcciones en su imperio.

Berenice seguía ahí expectante y mucho más tranquila pues conforme la bruja se alejaba ella se relajaba.

Pero su visión aún no terminaba, aunque ella no entendía que más debía ver.

Seguía sin poder moverse de ahí y el gran espectác*l* parecía haber terminado.

El emperador solo se quedó un momento ahí antes de ser escoltado de regreso a la ciudad.

El lugar comenzó a quedarse solo, era inquietante aunque el sol comenzaba a salir y eso le causó más alivio. La luz de un nuevo día siempre trae esperanza.

Después que se alejaron un poco y que no había más testigos cerca de la pirámide. Un viento muy similar al anterior comenzó a soplar. Este viento se originó por la apertura en las nubes, la misma que los espíritus habían abierto para irse de ahí. Ahora la estaban usando para entrar y formaron una especie de serpiente en lo alto de aquella pirámide.

Esto puso nuevamente nerviosa a Berenice quien ya no se sentía con fuerza para resistir más.

Esto fue muy rápido, tanto que no le fue posible reaccionar para asustarse completamente. Cuando menos lo sintió, la serpiente formada por los espíritus le comenzó a hablar.

—Tú eres testigo de lo que ocurrió aquí.—La voz ya no se escuchaba tan tenebrosa como antes, ahora era más con un poco de eco.—Eres la única que puede romper el hechizo y así liberarnos a todos.

Berenice no Respondió nada, miró para todos lados buscando ver a quien se dirigían los espíritus. Giró su cabeza en varias ocasiones pero no pudo ver a nadie más.

—Tú vienes del futuro, uno en el que los portales se abrirán y podremos ser libres.

Berenice por fin se percató que los espíritus le hablaban a ella.—¿Se están dirigiendo a mí?—Preguntó tímidamente y con la duda si la podían ver.

—Si, por eso te hemos traído hasta aquí.

Con esa respuesta reafirmó que no estaba en un sueño común y que esos espíritus le hablaban a ella.

—No entiendo nada, sean más específicos.—No quería tener dudas en comprender lo que escuchaba.—¿Qué tengo que hacer?, ¿por qué estoy aquí?

—Muchas respuestas te serán reveladas. Ahora lo único que tienes que saber es que debes romper el hechizo y así nos vas a liberar a todos, incluida a ti misma.

—Los espíritus hablaban con voz pausada, como una persona con respirador. —No tenemos tiempo, el poder se agota. Debes averiguarlo por ti misma. Rompe la maldición de la bruja.

Esto fue lo último que Berenice escuchó de esa voz. Un fuerte ruido se atravesó en la conversación, uno molesto y que tomaba el control de todo.




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