Amor Mentalista

19

Sus gritos eran desgarradores, no tenía ni idea de lo que le estaban haciendo, pero seguramente era algo horrible. Ella gritaba mi nombre a cada instante y me suplicaba que fuera a salvarla, que hiciera algo por ella. No lo hice, creo que ni siquiera me moví un milímetro de mi lugar. La verdad es que en ese momento no sentía nada, excepto una enorme desesperanza, eso era lo que me hacía llorar. Dentro de mí, estaba deseando que muriera rápido, así no sufriría tanto. Ojalá yo también muriera rápido.

La torturaron por alrededor de una hora, después de un tiempo se cansó de llamarme. Poco a poco su voz comenzó a sonar más rasposa y agotada, luego solo podía escuchar su llanto y después ni siquiera eso. Pasada la hora, un silencio mortal descendió sobre todo el lugar, incluso las máquinas de la fábrica se silenciaron.

—Lo siento—susurré entre lágrimas.

Nadie se apareció en la celda por el resto del día, lo que me permitió pensar y reflexionar sobre lo que acababa de suceder. No me sentía orgulloso de nada, había abandonado a Abigaíl y seguramente ya estaba muerta, qué afortunada, ahora estaba lejos de todo dolor. Nunca me había puesto a pensar si existía un cielo y un infierno, pero deseaba que ella estuviera en un mejor lugar.

Imaginé que incluso una gran fábrica de fines espantosos como esta, debía descansar en algún momento. Para esta, debió ser alrededor de la una a las seis de la mañana, fue el periodo de silencio más largo que escuché. En todo ese tiempo, no pude dejar de pensar en las visiones que había tenido. En mi mente sabía que la suma de todo eso había resultado en la tortura de Abigaíl, el peso de la maldad siempre resulta mayor que cualquier acción bondadosa en el mundo ¿por qué entonces el ser humano se empeña en buscar el bien? Es una batalla perdida. Me tomaba como ejemplo a mí mismo, podía recordar cuán agradecido estaba Daniel cuando lo liberé de Jason, pero ahora… había abandonado a Abigaíl, incluso, la idea de que estuviera muerta era realmente angustiante, y me llenaba de culpa. Había hecho una buena acción con Daniel, pero había perdido todo cuando dejé sola a Abi. Me había convertido en una mala persona ahora, no importaba lo bueno que hubiera hecho antes, de verdad sentía que debía ser catalogado como alguien horrible. Pero eso me hacía pensar que, aunque deseara redimirme y comenzara a hacer buenas acciones, no me sería posible mantenerme en ese estatus por mucho tiempo, en algún punto volvería a equivocarme y abandonaría a alguien que me necesitara con desesperación.

Además de todo, no lograba comprender a Elyon. Él sabía de todo esto, siendo un ser inmortal, había presenciado todas y cada una de las eras de la humanidad, y muchas veces se le veía pasivo, casi ajeno a lo que sucedía. No quería seguir pensando de esa manera sobre él pero ¿tendría razón Alejandro? ¿A Elyon le importaba solamente cumplir sus propósitos y utilizaba a los seres humanos para ello? Y siendo así ¿Cuáles eran sus verdaderos propósitos? ¿Por qué deseaba darse a conocer a los humanos? Tenía temor de saber la verdadera respuesta a mis preguntas, pero al mismo tiempo, sentía que la única manera de continuar era conocer las respuestas. Había dos opciones frente a mí, una: si las respuestas a mis preguntas eran desalentadoras, entonces todo habría acabado para mí, no querría, por ningún motivo, continuar en este mundo. Dos: Todavía había algo detrás de toda esa historia que no conocía y, aunque en este momento era imposible verla, había una esperanza.

Me incorporé medianamente y suspiré. Todavía sentía unas enormes ganas de seguir llorando, pero al menos el pensamiento de tener un siguiente paso me ayudaba a levantarme. El problema era que el canon estaba muy lejos de mí, no había forma, al menos visible, de que pudiera acercarme a él y usarlo.

Cerré los ojos e intenté concentrarme en Elyon, llamándolo para que viniera. Mi corazón latía fuerte, aunque se sentía débil por haber llorado tanto tiempo.

—Elyon—susurré. No escuché una respuesta, así que volví a intentarlo—Elyon.

Él me había dicho que estaría disponible para mí siempre que lo llamara, me estaba poniendo nervioso el hecho de que no respondiera. Volví a intentarlo un par de veces más, y luego, escuché un sonido extraño, algo así como una voz a través de una pésima señal de radio. Abrí los ojos y logré ver a Elyon frente a mí, bueno, tal vez “ver” no sería la palabra adecuada. Su imagen se veía como un patético holograma, y fallaba a cada instante. Él estaba ahí de pie, sonriendo, comenzó a hablar muy animado, a veces se veía angustiado y negaba con la cabeza, pero luego volvía a sonreír, sin embargo, su voz se escuchaba como embotellada y con mucha interferencia. Lo miré confundido, tal parecía que él no notaba nada extraño con la comunicación que intentaba sostener conmigo. Después de dos minutos de ruidos extraños y una nula comunicación, Elyon reparó en que yo no estaba entendiendo nada. Me miró preocupado y se acercó a mí y se arrodilló. Intenté leer sus labios, pero el hecho de que su imagen seguía parpadeando no me permitió descifrar sus palabras.

—Elyon… perdóname, no logro escucharte—apunté.

El semblante de Elyon se puso serio y triste. Intentó decir algo más, pero fue inútil.

—Solo quiero saber… —comencé— si es verdad lo que vi.

Las lágrimas volvieron a salir de mis ojos mientras decía eso, no entendí por qué el solo hecho de pronunciar las palabras me causaba tanto dolor.

Elyon se quedó mirándome fijamente.

—Por favor, por favor—supliqué—, necesito saber, yo… no creo poder hacer nada más si me entero de que tú… Elyon, tienes que decirme cuáles son tus planes ¿por qué me contactaste? ¿por qué me elegiste? ¿por qué eso significa que sufriré al igual que todos aquellos que te han servido? — mi voz se quebró en este punto—¿por qué no ayudaste a los tuyos?

Me incorporé hacia adelante para hablarle aún más claro.




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