Amor Millennial

EL CORREO ELECTRONICO

Era una tarde lluviosa, Karen tomaba café porque odiaba el chocolate. El televisor de la pequeña sala estaba prendido en el canal siete transmitiendo desde muy temprano las noticias del día. Al parecer era una jornada normal y monótona que transcurría con el caer de las gotas, sin contratiempos, sin prisa. El computador se encontraba abierto, siempre lo estaba.

Kini se sentó a revisar largas listas de quejas, sugerencias, anuncios. Su tiempo estaba envuelto entre miles de correos a los que ni siquiera una respuesta suya podría darles solución, pero siempre se sentía bien por el deber cumplido o por lo menos las ganas de intentarlo. Cuando ya observaba que no tenía ningún correo por responder apagaba el computador, pero ese día en especial no logró hacerlo. 

Sonó la notificación de mensajes nuevos y por un momento el silencio se apoderó del lugar. No era habitual que llegarán correos a esas horas, ya era muy tarde, todos dormían y la ciudad con su luminiscencia se veía inhóspita. Karen lo pensó, no quería abrirlo, pero su adicción al trabajo fue la excusa para hacerlo. 

 Querida Kini

Sé que no me reconocerás entre tus amigos o clientes, no te preocupes yo también aún no te conozco lo suficiente. Días atrás leí en una página un artículo que escribiste sobre: ansiedad y depresión en tiempos de los millennials. No esperaba encontrarme con esas ideas que siendo tan locas e ingenuas podrían agradarme tanto y ayudarme en este proceso tan arduo por el que estoy pasando. De antemano te pido disculpas por ser tan atrevido en tomar tu correo e investigar sobre ti. 

Tommy. 

¿Quién era Tommy? ¿Por qué quiso escribirme siendo ese artículo un gran fracaso? ¿Por qué lo hizo? Eran muchas las preguntas que Karen se hacía tratando de buscar una respuesta que no se hallaba en ella, tenía miedo, incertidumbre, pero principalmente moría de la curiosidad por saber quién era ese desconocido. Esa noche no apagó el computador, fue a la cocina buscó más café, partió a la sala y se acostó en el sofá, sentía como el tiempo pasaba esperando entender de forma racional lo que sucedía, después de meditarlo no lo pudo comprender, suspiró y se durmió. 

 La mañana siguiente de aquel fatídico día, Karen despertó sintiéndose en un sueño demasiado real para su gusto, se dijo: ¡qué raro, estas cosas solo me pasan a mí!

Después de muchos años de amar su agobiante trabajo, en ese momento quería renunciar. Tomó el primer café del día y quiso servirlo muy caliente, quería avivar su osadía para enfrentar al remitente desconocido. Así lo hizo, posteriormente de haberse quemado la lengua, tomó el teclado y empezó a redactar. 

Señor Tommy 

La verdad no sé cómo responder a su mensaje. Antes que todo, le quiero preguntar por qué me escribió si todos odiaron el artículo que publiqué. Me ha dejado usted atónita, siendo sincera ni siquiera quería contestarle. Tenía miedo, pensé que esto era solo una broma. Quise entender el por qué de su reacción, pero eso no me lo puedo preguntar a mi, la respuesta recae sobre usted y espero pueda compartírmela. 

Con afecto, Karen. 

 



#19727 en Novela romántica

En el texto hay: redes sociales, pareja, amor

Editado: 28.12.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.