No supo cómo lo hizo, pero podía sentir en su interior que algo más atesoraba aquel mensaje, quizás Tommy se convertiría próximamente en escarabajo, así como Gregorio Samsa y necesitaba de su ayuda, ¡que ideas tan locas! se decía riéndose.
Tan solo pasaron 5 minutos cuando llegó la respuesta no esperada:
Agradable Karen
Si quieres y no a manera de incomodarte puedo escribirte un mensaje directo. Siento que lo que padezco no se puede explicar de forma extensa por correo electrónico. Son diferentes razones por las que te escribí. Una de ellas es porque quiero conocerte y no me importa si es por internet.
Espero tu respuesta, Tommy.
Kini se desconcertó por unos segundos, pero eso no le importó y fue ella quien le escribió primero al remitente desconocido de correos.
Karen: Hola ¿cómo estás Tom?
Tommy: Hola Kini, espero te encuentres bien, yo estoy algo ocupado, en unos días cambiaré de apartamento.
Karen: Tommy no pude quedarme con la intriga que me provocas, ¿Quién eres? Por favor dime.
Tommy: bueno… no soy más que un músico fracasado, sé que no debería decir eso de mí, pero es lo que siento. Ya ha pasado una semana desde que empeñé mi guitarra, no tenía dinero para pagar el alquiler y por mi computador no daban nada. Siento demasiada congoja ese instrumento era mi vida. En pocas palabras ese soy yo, Kini.
Karen quedó meditabunda, ahora entendía porque Tom estaba leyendo su artículo, que a pesar de ser muy ridículo tenía su lado humano, aquel donde ella narraba sus peores historias y cómo las pudo afrontar.
Quiso seguir escribiéndole a Tom, quizás con ella podía sanar un poco y ser ese faro en el mar oscuro de su vida.
Karen: Tommy qué te parece si mientras solucionas tus desgracias, jugamos en línea. Conozco una página, quizás te diviertas un poco.
Tommy: Claro que sí. Es más, ya deseo ganarte.
Karen: ¿Crees que me vas a ganar a mí? la reina, mi racha es la mejor.
Tommy: Sí. Lo sé, eres adicta a este juego.
Karen: Emmm, espera cómo lo sabes. Espero no me estes espiando.
Tommy: no Kini, es más viví justo al frente de tu casa por cierto tiempo, pero como eres adicta a las pantallas nunca me viste, al contrario, yo a ti sí, siempre me gustaba verte y más cuando te despertabas a servirte tu café sin bañarte y con el cabello hecho un nido.
Karen: Sabes, creo que eres más un investigador que un músico, juguemos porque pierdo la paciencia.
Esa noche Kini y Tom jugaron tantas veces que el tiempo corría de manera vertiginosa, la brisa se sentía caminar entre la calle y las estrellas eran testigo de la demencia de dos traumados que se necesitaban el uno al otro para existir y olvidarse de sus miserables vidas por unas cuantas horas, para ellos esas eran las mejores del día.
A la mañana siguiente Kini despertó un poco más tarde, no comprendía en totalidad lo que sentía, solo recordaba la noche anterior como la mejor en toda su vida, nunca había vivido ese júbilo al conocer a una persona.
Al otro lado de la ciudad Tom se despertaba muy alegre, por una noche, la mejor noche de su vida, olvidó que su padre lo abandonó cuando decidió estudiar música. Partió muy joven de casa y nunca pensó que los obstáculos de la vida eran supremamente reales, pero, aun así, confiaba en que tomó el camino que más le apasionaba, en realidad amaba mucho su profesión. Aunque en el fondo se negaba a entender que algo más tocaba la puerta de su corazón.
Karen: Hola ¿estas hay?
Tommy: Sí Kini. Aquí estoy.
Karen: sabes ayer me divertí mucho contigo y a la vez tuve un poco de miedo cuando decías que me conocías.
Tommy: No te preocupes, en la casa de enfrente vive mi papá. Estuve con él por un corto tiempo.
Karen: ¿Qué? ese señor tan grosero es tu papá. No lo puedo creer.
Tommy: Sí Kini, yo tampoco lo creo.
Karen: Lo siento si evoque un mal recuerdo… aquí estamos para ser felices. Te cuento algo. Hoy no estoy trabajando, en cambio, estoy aquí hablando contigo, pero sabes qué es lo mejor, que no me siento mal, me gusta hablarte, aunque sea por mensaje.
Karen: A ver dime, ¿Cuál es tu canción favorita?
Tommy: Don’t cry de Guns N’ roses. ¿Y la tuya?
Karen: no puede ser, esa es mi canción favorita. Ya me estoy arrepintiendo de haberte preguntado eso. Vaya, siento que se están alineando los planetas.
Tommy: Sí, creo que el destino por alguna razón siempre une a las personas que comparten la misma locura.
Karen: Vida, necesito preguntarte para qué quieres que estos dos locos se unan, dime.
Tommy: crees que te responda.
Karen: Sí, de eso estoy segura Tommy Miller.
Tommy: ¿Cómo sabes mi apellido?
Karen: no eres el único Stalker aquí, Ok.
Pasaban las horas, los días y las semanas. El tiempo parecía ser esclavo de estos dos dementes, se texteaban y no vislumbraban ni sus compromisos, ni sus problemas, se empezaban a enamorar y no entendían el por qué, nunca lo entendieron, solo se tenían como terapia el uno al otro.
Tommy: Kini, soy feliz hablando contigo. Se ha vuelto lo mejor de mi día. Te quiero a ti y quiero sentir que todo es posible entre los dos. Que no hay muros.
Karen: Tom, Has iluminado un poco mi vida. Qué triste que no estás aquí conmigo hoy. Ya estoy cansada de lo mismo siempre, quiero ser libre, liberal, así como tú.
Tommy: Algún día seremos liberales juntos. Es una promesa.
Karen: Ya tengo una respuesta a mi pregunta, la vida me respondió.
Tommy: ¿Sí? qué te dijo.
Karen: Esto: tal vez sea el destino, que tu estes en mi vida.
Tommy: Karen, me agradas. Siento que me gustas mucho.
Karen: Es bilateral, Tommy.