Aquella serendipia estaba cambiando dos vidas, dos pensamientos y a dos personas. Nunca imaginaron enamorarse entre las frías cosas por las que pasaban, pero el amor es misterioso esa es una de sus cualidades.
Pasó la semana que tenía Tom para desalojar su apartamento, era poco el tiempo que le quedaba. Decidió escribirle a Karen para decirle la verdad, se sentía muy nervioso, no quería preocuparla. Pero quiso evitarlo y dar el siguiente paso.
Tommy: kini, necesito preguntarte algo. ¿Quieres que nos conozcamos? Enserio muero por conocerte.
Karen: Sí, sí Tommy. Yo también quiero conocerte, nunca un ser vivo me ha entendido tanto como tú lo haces. Eres especial para mí, pase lo que pase nunca lo olvides.
Karen: para nuestro encuentro qué te parece el martes, en la tarde. El café de Camus es un buen lugar.
Tommy: Me parece bien Kini, estoy ansioso por verte.
Imaginar ese anhelado encuentro era lo que hacía Karen. Soñó que Tommy tomaba su mano y corrían por las calles de la ciudad mientras llovía, no les importaba el tráfico ni el frío. Era su momento, se tenían el uno al otro eso era lo importante. Despertó y se preguntaba por qué se enamoró de alguien a quien solo conocía por internet, era muy raro. Es sorprendente, concluyó. Si Tom siente lo mismo no es una coincidencia esto hace parte de nuestras vidas.
Llegó el día, era febrero, el sol irradiaba amor como las aves, las plantas y el cielo. Karen tomó su boina, quería sentirse poeta, así como Neruda o Benedetti, pero entendía que era suficiente con decir: Tommy, te amo.
Por otro lado, Tommy empacaba sus cosas, ese día tenía que desalojar, estaba feliz por encontrarse con Karen, pero tenía incertidumbre por no saber qué pasaría con su futuro, solo guardaba su ropa mientras una lágrima desbordaba por su ojo derecho.
Cuando llegó al lugar del encuentro Karen leía a Shakespeare. Se decía: lo mejor para calmar el miedo es leer una tragicomedia como Romeo y Julieta, nos da esperanza que el amor verdadero nunca se olvida es inmarcesible y perenne.
Pasaba el tiempo, el otro protagonista de esta historia, esta vez era lento, se sincronizaba con las hojas que caían, con las personas que caminaban, con el sol que se fue ocultando en el horizonte, con Karen que parpadeaba sin encontrar tranquilidad.
Tomó su celular y le escribió a Tommy.
Karen: Tommy por que no llegas, ya estoy aquí. dime qué pasa, no entiendo. Por favor dime, te lo suplico.
Tommy no respondió y Karen optó por irse.
Tommy partió a conocer a Karen, su final ya estaba hecho, pero repentinamente una banda le prometió devolverle su guitarra a cambio de una gira. Lo pensó mucho, estaba entre la espada y la pared, lo meditó, lo reflexionó y a pesar de intentar callarlo se decidió y se fue junto a ellos. Esa tarde llamó a su padre, le dijo que al frente de su casa se encontraba una chica en la ventana, justo se encontraba allí, Tommy la conocía demasiado.
El padre de Tom fue y le dijo que sintonizara la radio, Karen la encendió.
Karen, Tommy te dedica esta canción don’t cry de Guns N’ Roses. Cuando él toque esta melodía se acordará de ti.
Mientras la canción sonaba los dos dementes lloraban sin consolación, aun no entendían el por qué de su amor, pero, no lo querían saber, porque se seguían amando a pesar de lo frías que estaban sus vidas.
Karen tomó el computador que nunca se cerraba y le escribió a Tommy. Los dos últimos mensajes de aquel chat, fueron:
Karen: Tommy, te amo.
Tommy: Karen, es bilateral. Te amo.
Tommy siguió con su vida de músico, la que por tanto luchó, a su guitarra, le marcó el apodo: Kini.
Karen consiguió trabajo en una editorial corrigiendo y leyendo todo el día locas historias llenas de melodramas.
El amor, ciertamente es muy misterioso, pero es amor, ni las tendencias, generaciones o cualquier otro pensamiento pueden evitarlo. Cuando llega en circunstancias muy raras para quienes aman, es un desafío enorme no aceptarlo.
Tom y Kini nunca se dieron un beso, pero fueron muy felices, el destino quiso que lo fueran.