Fue chistoso, casi lo susurro y parecía un niño de primaria que pedía algo. Me dio risa y a él le incomodo notoriamente, las mejillas se le sonrojaron y se mordía los labios.
Me reí, no pude contener la risa que me causo su propuesta y él como lo dijo. Puede que él haya pensado lo peor, pero se le borro toda duda cuando tome su cara calientita entre mis manos y lo bese, lo bese como nunca había besado a nadie.
El me tomo de la nuca y me apego más si es que era posible, nuestras lenguas danzaban y nuestros labios se devoraban con hambre. Lo esperaba hace mucho. Fue el mejor momento de mi vida.
Estaba feliz, demasiado feliz.
Lástima que la vida no es un cuento de hadas.
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Editado: 01.12.2020