Desde un día comenzó a expresar menos.
Las películas ya no le llamaban la atención. Y ya no quería hablar conmigo, salía y no llegaba durante tres días.
Me ignoraba.
Ya no lo veía sonreír con sinceridad. Y ahora dudo que si de verdad sonrió con sinceridad alguna vez.
Me dolía, me quemaba en mi interior porque pensaba que era mi culpa. Y en parte si lo era.
Me daba rabia que su padre haya dañado a alguien tan lindo como él, y no, no hablo solo del físico sino mentalmente.
¿Qué hacia mal?
Esa pregunta me aterraba por las noches. Veía en todas las ocasiones en las que no note su sufrimiento.
Como película rayada, en ninguna noche dejaba de pensar en él. Aunque estuviera en la habitación de al lado.
Quería ayudarlo, quería sanar su dolor así como él lo hizo conmigo.
Pero se cerró bajo siete llaves para que nadie lo molestara.
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Editado: 01.12.2020