Amor Oculto

Capítulo 8

Llegaron a su casa y se despidieron de Finn, había sido un día muy largo así que tanto Ana como Sean, se fueron directo a dormir.

O'Connell, en cambio, una vez que llegó a su casa, se quedó un largo tiempo en el parque pensando en cómo acercarse a Ana Hunt y capturar su corazón.

Cuando al día siguiente Ana regresaba a casa, se encontró a su vecino hablando con Sean, el hombre le dio la mano y el chico entró a la casa. El señor Brent, esperó que Ana llegara.

-Lamento todo lo que sucedió ayer, te felicito lo has criado muy bien, es un chico excelente.

-Lo es – dijo ella orgullosa.

Cada uno siguió su camino pero Ana se dio vuelta y lo llamó.

-Señor Brent.

-¿Sí?

-Sabe, para mí hubiera sido mucho más fácil si mis padres me hubiesen apoyado cuando quedé embarazada de Sean, por favor no deje a su hija sola. Usted dice que mi hijo es un gran chico, estoy segura que su nieto también lo será. Y Candance lo necesita, no la deje - pidió y el hombre hizo un breve gesto de asentimiento.

Al entrar a la casa se encontró con la cara sonriente de su hijo.

-Ya sé a quién me parezco, gracias por intentar ayudarla.- dijo él.

-Creo que yo me estoy contagiando de ti. Sean dile a Candance que si necesita hablar con alguien, que se acerque, me gustaría ayudarla en todo lo que pueda.

-Claro, es raro pensar que tú eras así de joven también.

-Sí, ahora también a mí esos días me parecen tan lejanos. Bueno, mejor hacemos el almuerzo.

-De acuerdo, tengo hambre.

-Siempre tienes hambre...-lo regañó en broma.

-Estoy creciendo.

"Demasiado de prisa" pensó Ana , pero no lo dijo.

 

La tienda estaba llena, así que Ana sólo se dio cuenta de la presencia de Finn cuando ambos llegaron al mostrador.

-Hola- la saludó.

-Hola- respondió ella tímidamente.

-¿Y eso? – preguntó él señalando las cosas que Ana estaba comprando. Rollos de papel y otros elementos para decoración.

-Son para hacer algunos arreglos a una casa que pondremos a la venta. ¿Y tú?

-Materiales para el resort. ¿Tú te encargas de hacer esos arreglos?

-Algunas veces, me gusta la decoración de interiores y he aprendido un poco, así que a veces le hago algunos arreglos a las casas que tenemos en la inmobiliaria.

-¿También arreglaste la mía? – preguntó él.

-Sólo elegí las lámparas...y la paleta de colores.

-Muy buenas elecciones.- la halagó.-Es una casa preciosa

-Sí, lo es. Helena dijo que vas a comprarla, ¿es verdad?- preguntó y bajó la mirada, aún recordaba el impacto que le había causado la noticia, que Finn comprara la casa significaba que iba a quedarse en la ciudad.

-Sí, es una buena inversión y me gusta este lugar.

-¿Vas a quedarte?- le preguntó

-Lo estoy analizando.- comentó brevemente, no podía decirle que ella era una de las cosas que más lo atraía de aquel lugar. No lo dijo, pero su mirada fue muy elocuente.

Ana cargó los rollos de papel y un par de bolsas.

-Déjame ayudarte.-se ofreció él.

-Está bien, puedo sola.

-¿Ya tienes auto?

-No, pero la inmobiliaria está a solo un par de cuadras.- aclaró ella mientras él daba instrucciones de que le enviaran los materiales al resort.

-Deja que te ayude, Ana. No voy a pedirte nada a cambio.- susurró él y ella hizo un gesto de asombro que lo hizo sonreír, aquella mujer no estaba acostumbrada a que intentaran seducirla. Aquello lo intrigó aún más. ¿Cómo había sido su historia con el padre de Sean?

Antes de que ella se negara, Finn le quitó de los brazos las cosas que ella cargaba y así Ana se vio obligada a seguirlo, no quería armar un revuelo en la tienda.

-¿Cómo han ido las cosas con Sean? – le preguntó él casualmente buscando conversación.

-Todo ha estado bien, sin sobresaltos –comentó ella sin ser muy explicativa.

Hasta que llegaron a la inmobiliaria, Finn apenas pudo sacarle algunas respuestas breves a Ana, pero era su cercanía lo que más lo perturbaba, era un hombre adulto pero con ella cerca se sentía como un adolescente, era totalmente consciente de su presencia, del aroma de su piel, de sus mínimos gestos, de los tonos de su voz. Sin embargo parecía que no era mutuo. Aunque, ella se ponía demasiado tensa cuando él se acercaba, tal vez aquello fuera una señal.

Cuando llegaron ante la puerta de su trabajo, Ana recuperó las cosas que Finn cargaba, agradeció y se despidió de prisa.

 

Aquella tarde, mientras realizaba otros trámites relacionados con el resort, O'Connell se topó con Sean y un grupo de amigos que paseaban por la ciudad. El chico se detuvo un momento a saludarlo.

-Oye, quisiera hablar contigo luego – le dijo el hombre.

-De acuerdo, ¿te parece mañana a esta hora en la cancha de básquet?- propuso el chico.

-Perfecto.

Así fue como al día siguiente se encontraron. Sean estaba encestando y Finn llegó con unos refrescos, jugaron un rato y luego se sentaron en las gradas a charlar.

-¿Sucede algo? – preguntó Sean.

-Sí.-contestó Finn suspirando. Había decidido que lo mejor era hablar primero con el chico.

-Me estás asustando, ¿qué pasa?- preguntó y dio un sorbo a su refresco.

-Me gusta tu madre – soltó Finn y Sean se atragantó con la bebida que estaba tomando.

-¿Qué?

-Pensé que correspondía decírtelo primero, sé que ella está saliendo con Thompson.

-No, no están saliendo, mi madre habló con él y quedaron como amigos, solamente.

-¿En serio?

-Sí. ¿Pero de verdad te gusta ella?

-¿Te molesta?- preguntó preocupado.

-No, creo que no. Eres un buen tipo – dijo con una sonrisa.

-¿Te caigo mejor que Andrew Thompson?

-Mucho mejor...Pero, ¿es de verdad, cierto? Quiero decir ella te interesa de verdad, no como algo del momento, mi madre no...




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