- ¿Dónde pasaremos la noche? –pregunto algo cansada por caminar tanto.
- Si no encontramos algún lugar en donde nos acepten, tendremos que acampar en el bosque –responde el rubio.
- Amm, niña –me habla con algo de tristeza la chica- lamento mucho que no hayamos podido ir por tus cosas antes, teníamos prisa.
- No te preocupes, de todos modos, no tenía muchas cosas.
- Esa es la actitud –respondió el hombre lobo- por cierto, no me he presentado, me llamo Brock, el duende.
- Elfo –lo interrumpe.
- El elfo, se llama Finn.
- Un placer, igual yo lo lamento tanto, pero te prometo que en cuanto consigamos dinero te compraremos lo necesario para que no tengas que pases frío ni hambre.
- Y yo soy Ámbar –dice muy alegre la chica que antes se mostraba triste por mí.
- Sí, no le hagas mucho caso, cambia de estado muy rápido.
- Eso no es cierto, mugre perro pulgoso.
- Yo me llamo Luna.
- Hola, Luna, bienvenida a los vagabundos con “trabajo”.
Ámbar le golpea en la cabeza muy fuerte.
- Disculpa ¿por qué te llamas Ámbar?
- Eso es porque mis padres no sabían cómo llamarme cuando nací, pero al abrir mis ojos por primera vez, vieron el color naranja que tienen y decidieron que me llamaría así ya que es el mismo color, y también porque mi padre es un mago médico y el ámbar se utiliza mucho para hacer medicamentos.
Me encuentro fascinada con todo lo que ellos me cuentan de sus vidas y del por qué decidieron convertirse en viajeros. También me mencionaron que Finn tiene complejo de líder, pero que desde el inicio acordaron no tener un líder asignado, aunque lo dejan y le siguen el juego porque sin él hubieran muerto de alguna manera estúpida desde el día 1.
- Ya es muy noche y no hemos visto ninguna cabaña o establecimiento por los alrededores, tendremos que acampar. Brock, dale tu tienda y saco de dormir a Luna y conviértete en lobo para que no pases frío, Ámbar, enciende una pequeña fogata, yo iré a buscar algunas frutas.
- Tráeme carne.
- Si quieres comer seres vivos cázalos tú, perro pulgoso –se va refunfuñando hacia los arbustos.
- Él es vegano, todos los elfos lo son.
- ¿Luna, qué comías en el reino?
- Pues a veces no había nada que comer, pero casi siempre comíamos pan con huevo y agua, cuando había dinero, mi mamá compraba mermelada, leche y pescado –no puedo evitarlo más y mis lágrimas caen en forma de cascada.
Lloro desconsoladamente otra vez, antes me había calmado ya que mi mente estaba en otra parte, pero hasta el más pequeño recuerdo de mi madre me hace llorar a mares.
Finn vuelve con algunas moras y fresas, hace años que no las comía y no recordaba su agradable sabor, comienza a tocar una agradable melodía con su flauta y poco a poco me relajo hasta quedar profundamente dormida. A la mañana siguiente está Ámbar cocinando carne y del otro lado de los árboles se encuentran Brock y Finn peleando, probablemente sea por la carne.
- Veo que ya despertaste, me alegro mucho, ¿dormiste bien?
- Si, de hecho, siento que en cuanto cerré los ojos los abrí.
- Eso es bueno.
Me ofrece un trozo de carne y lo acepto con mucho entusiasmo, eso parece hacer enojar más a Finn, pero sólo se ríen y comen. Al terminar seguimos en nuestro viaje a no sé dónde.
Caminamos tranquilamente por el bosque que al principio parecía uno muy ordinario, pero con forme íbamos avanzando podía apreciar más y más cosas mágicas, como hongos gigantes, hadas (que al principio casi mato a una porque me asustó), un arcoíris que me mencionaron que es mágico ya que al final estaba un duende con una hoya de oro, pero son muy peligrosos ya que crean arcoíris para que los viajeros vayan con ellos y les terminan robando todo el oro y al final se comen sus caras, aunque eso último creo que me lo dijeron para asustarme, y también vi un centauro a lo lejos.
Tantas cosas nuevas y extrañas me asombran bastante, pero al mismo tiempo me aterran, siento que mi cabeza explotará en cualquier momento, me gustaría poder hacer anotaciones de todo esto para jamás olvidar nada de cada cosa y criatura que me asombre y asuste, sería como mi pequeño diario de aventuras.
- Por fin logramos encontrar una aldea, voy a reabastecernos de comida, Luna, si encuentras algo que te guste me puedes decir, tal vez te lo pueda comprar.
Asiento con la cabeza, pero no creo pedir nada, bueno, tal vez un saco de dormir, pero fuera de eso creo estar bien.
- Luna, mira –Brock me muestra una hoja con la imagen de un duende- aquí hay un letrero de se busca, no se ve tan peligroso, puedes comenzar con esto, así conseguirás dinero y experiencia para ayudarnos más adelante.
- No creo que deba hacerlo, ella no sabe nada de cómo capturar a un duende, podría ser peligroso –habla Ámbar con preocupación.
- No se preocupen por mí, decidí quedarme con ustedes y quiero serles de utilidad.