Recuentos de nuestra niñez (Cristal)
Nunca podré olvidar el momento en que conocí a Ariel, parecía un niño lleno de energía y su manera de hablar era muy graciosa.
Me acababa de mudar a la ciudad y era nueva en la escuela, mi madre se había vuelto a casar y mi hermana y yo tratábamos con todas nuestras fuerzas de acomodarnos a los cambios, no queríamos que mamá se preocupara, ya había sufrido mucho con papá, como para arruinarle su nueva oportunidad de ser feliz.
En algún momento de mi infancia fui una niña como cualquier otra, llena de energía y preguntas, pero un día de la nada, las cosas dejaron de tener valor para mi, las preguntas desaparecieron y mi sonrisa era cada vez más difícil de salir. Sin embargo, eso no significaba que era infeliz, en lo absoluto, no lo era, siempre me he considerado una persona afortunada.
Empezar el cuarto año de primaria a mitad del año no era bueno, y menos para alguien a quien le costaba entablar una conversación con personas que no conocía. Creo que no importa la edad, llegar a un lugar nuevo, con personas desconocidas no es nada fácil. Todos me miraban por ser la niña nueva, pero nadie se atrevía a hablarme. Mamá siempre me decía que debía relajar mi rostro, pues parecía tener siempre un rostro enojado. Pero aunque lo intentaba, los nervios me ganaban y era más fácil pretender ser una niña ruda antes que una débil.
- - Esa no es una buena calificación, la mía es mejor, eso significa que te he ganado - dijo uno de mis nuevos compañeros después de quitarme mi ejercicio de matemáticas en el cual no me había ido muy bien, lo admito los números siempre me han dado problemas, peor que más da.
- - Es de mala educación tomar lo que no es tuyo - respondí tomando de vuelta mi ejercicio. - además, no estaba compitiendo contigo, lo que significa que no has ganado -. Concluí con seguridad.
- - Tienes razón... bueno desde este momento te reto, el que saca la calificación más alta gana - dijo mientras me extendía la mano. - Soy Ariel, un gusto conocerte - concluyo.
- - Soy Cristal, pero prefiero que me llamen Cris - Respondi tímidamente. No lo podía creer, estaba hablando con alguien más, hasta ese momento solo había saludado de forma general y respondido a algunas preguntas de la maestra, pero Ariel estaba hablando conmigo.
- Desde ese día empezó nuestra amistad, prácticamente éramos inseparables y aunque con el tiempo fui haciendo más amigos, Ariel se convirtió en mi mejor amigo.
- Nos contábamos todo, jugábamos juntos y estudiábamos juntos. En algunos momentos fue un poco difícil porque al crecer las personas pensaban que éramos algo mas que amigos, pero para nosotros no había nada más que nuestra amistad. Ninguno de los dos estaba interesado en esas cosas del romance.
- Y aunque no puedo negar que al crecer Ariel empezó a interesarse mucho por su apariencia, al punto de enojarme con sus tonterías, aún así en esos momentos en los que no coincidíamos era divertido discutir con él y reconciliarnos.
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