Mientras los buques de la armada de México se aproximaban al mar abierto rumbo a España para entregar los tesoros aztecas al rey, una flota pirata de diez barcos los esperaban, cuando tuvieron a los tres buques en la mira comenzaron los cañonazos de ambos bandos, maderas salían disparadas al cielo, el “Ángel de la muerte” barco donde se encontraba el Capitán Salinas se aproximaba a uno de los buques y en cuanto estuvieron cerca, lanzaron sogas a los mástiles del buque y colgados en ellas ingresaron al buque, los soldados con espada en mano trataron de defenderse de los piratas que cada vez eran más, las espadas chocaban,heridos y muertos de ambos lados, Anne disparaba a diestra y siniestra a cualquier soldado, pero en el fondo la invadía un horrible temor…
-¡Victoria, el barco es nuestro!- grito el oficial pirata
-¡Síiii!- celebraron todos, los piratas que superaban en número a los soldados, la victoria fue casi inmediata aunque con una significativa perdida de hombres en ambos bandos .
Anne no podía celebrar el triunfo aun, miraba a cada uno de los soldados, su corazón se estrujaba temiendo encontrarlo a él…
-¿Por qué no celebras la victoria, pirata?- pregunto consternado el capitán
-Yo, he…-
-Estuviste en batallas antes, ¿verdad?, voy a pensar que todo lo que me dijiste era mentira- bufo
-¿Estuve aquí en la batalla, o no me vio?- enfurecida contesto Anne alejándose.
-¿Dónde está tu almirante?- interrogo Anne a uno de los soldados
-Él no vino, nos mandó a nosotros- respondió muy asustado el joven soldado
Anne miro al cielo y suspiro aliviada, de pronto la voz de mando del capitán la saco de sus pensamientos.
-Contramaestre – llamo el Capitán
-¿Si mi capitán?- respondió el pirata
-Preparen a los soldados sobrevivientes, caminaran por la plancha-
-¡Qué!- grito Anne en desacuerdo
-¿Pasa algo pirata?- pregunto Juan mirando seriamente a Anne
-Son solo unos jóvenes siguiendo órdenes, perdóneles la vida por favor-
-¡Son soldados!-
-Son prácticamente niños, la mayoría no pasa de los 20 años, son soldados de bajo rango, ya mataron a los de alto rango, perdone a estos-
-¿Por qué crees que mi barco se llama “el Ángel de la muerte”, eh?-
-Lo sé pero, mírelos, son solo-
-Está bien, los perdonare, pero a cambio tu deberás darme algo-
-¡Qué!- grito Anne
-O sus vidas, o la tuya-
-¿A qué se refiere, con mi vida?-
-Ven, hablemos en privado- dijo Juan tomando a Anne por el brazo mientras ingresaban al camarote del capitán del buque.
-Mira Anne, voy a ser directo, me gustas mucho, me atraes, hare todo lo que tú me pidas con la única condición de que seas mi mujer-
-¡Estás loco!- vocifero Anne
-Solo por ti- respondió coquetamente Juan
-¿Crees que aceptare ser la mujer de un hombre como tú?-
-Te conviene- dijo algo serio
-¿O que, me mataras?- pregunto altaneramente- ¡haz con esos soldados lo que quieras, y será mejor que me dejes en una isla desierta por que no pienso seguir siendo parte de tu tripulación, me declaro traidora en este momento!- Anne camino determinada hacia la puerta para salir cuando sintió la mano de Juan tomarla por un brazo y la giro hacia él.
-Me encanta ese carácter tuyo, ¿De verdad piensas que deseo hacerte algún daño?-
- ¡Suéltame!- Anne lo miraba como una fiera a punto de matar a su presa
-¿Por qué me odias tanto?-
-¡Ja!, ¿acaso no tengo motivos?-
-Está bien, admito que me porte algo… mandón- bufo Juan
-¡Te portas como un cretino, que cree que las mujeres!-
-No, yo no pienso eso-
-¿Ah no?-
-No- dijo Juan acariciando el rostro de Anne, pegándose a ella
-Aléjate o te-
Juan la interrumpió besándola apasionadamente, tomándola en sus brazos, pegando su cuerpo al suyo, de tal forma que Anne no opuso resistencia y se dejó llevar
-¡Ves, que me tienes loco por ti!-
-Juan- suspiro
-¡Capitán!-interrumpio una voz detras de la puerta