Amor pirata

Capítulo 20 ¿También a mi me mataras?

Ana arrodillada en la cubierta del barco lloraba sin poder comprender lo que estaba ocurriendo, el hombre que tenía en frente había muerto hace 9 años, entonces ¿Cómo era posible que este ahí parado observándola?, Ana lo miraba sin comprender como si aquello que estaba viviendo fuera un sueño.

-¿Te sorprende verme, ya te habías olvidado de mí, verdad?- dijo molesto Juan

-¡Tú estás muerto!- lloro- Me dijeron que habías muerto, ¿Cómo es posible que estés aquí?- lloro amargamente

-¿Tu padre te dijo que morí?- pregunto severamente mientras Ana asentía con la cabeza

- Hice un acuerdo con mi padre, tenía que hacer lo que dijera, casarme con quien él eligiera, a cambio de no matarte y tú estarías en prisión, sin golpearte, con un buen trato, pero el día que me case mi padre me mostro el cuchillo que te di para que escaparas, me dijo que te mato porque yo hice trampa en nuestro trato-  contesto  desconsoladamente

- ¡Vaya y por lo visto tu luto te duro muy poco!- replico molesto

-¡Ni un segundo de mi vida deje de pensar en ti y de amarte!- respondió exaltada parándose de frente a él

-¡Si ya lo note!, ¿Por eso le diste dos hijos a tu marido no?- exclamo Juan mirándola furioso, ¿Cuántos años tiene la mayor?, deduzco que los mismos años que llevo supuestamente muerto para ti- dijo furioso mientras le daba la espalda y se alejaba

-¿Qué podía hacer?, ya estaba casada, mi marido no sabe nada de mi pasado, tú estabas muerto o eso me hicieron creer, tenía que continuar con mi vida, pero nunca pude hacerlo totalmente porque jamás deje de amarte – grito siguiéndolo

-¡Te espere siete años en esa  horrible prisión!, me mantuvieron en un cuarto oscuro, prácticamente sin comer, encadenado y como recordatorio por haber intentado huir me hicieron ¡Esto!-  dijo Juan mientras descubría el lado izquierdo de su cara que estaba  oculto por su pelo y su sombrero revelando así una cicatriz de quemadura que se extendía desde su sien izquierda  hasta su mejilla

-¡Dios mío!- respondió horrorizada Ana, -¿Mi padre te hizo eso?- lloro

-¡Esta cicatriz y todos los golpes que recibí no me duelen tanto como el haber descubierto después que  escape, que estabas casada con otro hombre y tuviste 2 hijos con él!- respondió enfurecido

-¡Ya te explique!- lloro -¿Qué podía hacer?-

-¡Buscar la manera de sacarme de ahí!- grito molesto- ¡Hubiéramos escapado juntos! -  dijo sosteniéndola de los hombros con una mirada entre decepción y molestia

-¡Analice todas las posibilidades, recuerda que ya no teníamos una tripulación, yo estaba con el brazo derecho inmovilizado, ni siquiera podía escapar de mi casa y manejar mi espada! ¿Cómo podría ayudarte sin poner en riesgo tu vida?- respondió afligida

- ¡No tienes idea  del infierno en el que viví, aguantando todo solo por verte y tenerte conmigo una vez más!-  exclamo apenado

- ¡Mi amor, perdóname,  hice lo que creí mejor para salvar TÚ vida! Estaba dispuesta a lo que sea por salvarte- sollozo bajando la mirada

- ¡Capitán un barco pirata a la vista! ¿Ordenes?- grito uno de sus hombres

-¡Déjenlo, sigan el rumbo!- ordeno Juan mirando fijamente a Ana

-¡Si capitán!- respondió el hombre  

-¿Por qué aviso de un barco pirata a la vista, jamás nos atacamos entre nosotros?- pregunto consternada Ana

-¡Soy corsario de la corona inglesa ahora, debo atacar a los barcos piratas que se dirijan a Inglaterra, ese barco no es amenaza, por eso lo deje!- dijo muy frio

-¿Cómo?, ¿Atacas a los tuyos ahora?, tú eras pirata- replico asombrada

-¡Era! Pero no olvides que tuvimos que escapar pensando que nos traicionarían, y así fue, todo lo que paso fue culpa de un pirata y tu padre- respondió molesto

-¿De quién hablas?- dijo temerosa presagiando la respuesta

-¿Recuerdas el día de nuestra boda?, tu mano derecha el señor Phillps debía entregarte y ser tu testigo, pero no estaba, siempre desaparecía, creíamos que por borracho pero ese día nos emboscaron ¿Cómo supo tu padre sobre esa isla y que estaríamos ahí con la guardia baja además?- contesto Juan  seriamente

-¡No!- grito Ana recordando aquel funesto día  entre lágrimas

-¡Ese maldito viejo nos traiciono por treinta monedas!- continuo enfurecido Juan

-¿Cómo?- pregunto estupefacta

-Ese fue el monto que tu padre le pago, ni siquiera obtuvo los 5000 de la recompensa, nos vendió por 30 malditas monedas- bramo Juan

-¿Cómo sabes eso?- pregunto Ana incrédula

-Después que escape con las pocas fuerzas que me quedaban me refugie en una taberna de mala muerte donde todos los criminales van, después de unos días  ya un poco recompuesto  gracias a una de las meseras, vi a un hombre en una mesa tirado de borracho, lo reconocí inmediatamente, me acerque a él con buenas intenciones pero su reacción fue de espanto al verme – respondió Juan con una mirada de dolor al recordar esos días  - Quiso escapar pero apenas podía mantenerse en pie, lo interrogue  y me conto todo llorando como un chiquillo-  dijo despectivamente

-¡No puedo creerlo, lo hubiera imaginado de cualquiera menos de él, ese día asumí que estaba durmiendo borracho como siempre!-

-No es todo, también me confeso que fue él quien aviso a los soldados ingleses que tus padres arribarían a isla tortuga el día que los apresaron, por eso él fue el único sobreviviente-

-¡Qué!- dijo horrorizada recordando aquel  día en que sus padres trataron de decirle algo importante cuando los soldados llegaron y los atacaron llevándoselos presos, la imagen de sus padres piratas siendo ahorcados  se repetía una y otra vez en su mente.

Ana lloraba desconsoladamente  mientras Juan parado junto a ella apenas reaccionaba bajando la mirada.

-¡No te preocupes, ya mate a ese traidor!- dijo fríamente ¡Todos los que me hicieron daño pagaran con su vida, el próximo es tu padre!- dijo con frialdad




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