Estaba más que angustiada, Ted no aparecía por ninguna parte, dos semanas habían pasado y él nisiquiera me respondía los mensajes, Juno estaba mudo como piedra, y cada que yo le preguntaba por mí fantasma favorito, él actuaba como si Ted nunca hubiese existido.
No pude más y lo encaré en la hora del almuerzo.
- ¡Ya basta!- grité haciendo que tanto Julia, Siomar, Sebastian, Simon y Juno me viesen como loca- ¡¿Dónde diablos está Thederson!?
Nada, mutismo máximo...
- ¡Cómo quieran!- grité levantándome con rudeza- ¡Con estos amigos, para que diablos quiero enemigos!- exclamé antes de irme a las recidencias.
Si nadie iba a decirme, yo misma iría a preguntarle y a patearle su fantasmagórico culo, por dejarme de hablar todos estos días.
Tome mi bicicleta y comencé a pedalear a toda velocidad hasta la entrada principal, di mi información usual, seguí de largo por la cuadra, pase los portones de los dorados y blancos sin problema hasta llegar al portón de los oscuros, aquí me detuve al ver a una Cíclope distinta a la que me recibió en el día del cumpleaños de Julia.
- identificación.
- María Virginia collins, humana, casa #68.
- ¿Motivo de la visita?
- Thederson Elías Hutch, fantasma clase 2, no se ha presentado en dos semanas a clases y los profesores me enviaron a averiguar qué sucede, pues soy su mejor amiga y falta poco para los exámenes finales.
Esperaba con ansias a que la cíclope se tragara mi pequeña mentira, pues ningún profesor me había preguntado por Ted.
Ella después de mirarme con fijeza como por cinco largos segundos, accionó el botón abriendo las puertas.
- Casa #15 cerca de las recidencias demoníacas, es la casa gris con farolillos de papel chino en las ventas.
- Gracias- sonreí con educación y me adentre a las recidencias.
Pase la calle lobuna y vampírica, y llegué a la calle 2, había una división y aquí comencé a dudar, pues no había ni siquiera un farolito con un cartel que dijera: Usted está aquí.
Me arriesgue a tomar la calle recta y al parecer había sido la correcta, pues el ambiente se había vuelto helado, a pesar de casi ser verano y el sol estar en su punto máximo. No tuve dudas, cundo ví a unas chicas fantasma, hablar sentadas en el Porsche de una de las casas.
Miraba a los lados en busca del hogar de Ted, hasta que lo encontré, mi corazón comenzó a saltar a lo loco, pues no mentía, estaba nerviosa.
Con decisión bajé de mi bicicleta y la lleve hasta su jardín principal cerca de su entrada, aquí respiré hondo y toque la puerta un par de veces con firmeza.
Me aleje un poco y esperé a que Ted abriera, cosa que no pasó. Mordí mi labio y tomé el pomo de la puerta, cerrada.
Mierda. Bien, piensa María...
Comencé a ver alrededor de la casa, hasta que ví una ventanita abierta, genial. Caminé hasta ella y comencé a colarme con dificultad en su casa, pues la ventana era estrecha y vamos, yo era una ballena.
- Maldita sea... Puff...cuando esto termine, me pondré hacer la dieta del jodido brócoli hervido...listo- al fin había entrado a la casa, me bajé del fregadero con cuidado, pues no quería romperlo con mi peso y salí de la cocina en su búsqueda, esperando que nadie me halla visto y llame a los policías del campus por invasión a la propiedad privada.
-¿Ted?- lo llamé- ¿Teddy?
Pero nada, ni una señal. Recorrí toda la planta baja en vano, ahora me dispuse a subir al segundo piso ya iba por la mitad de las escaleras, hasta que el conocido escalofrío recorrió mi espalda, lo voltee a ver con una sonrisa.
- ¿Qué haces aquí?
Pero mi sonrisa se borró al verlo. Estaba muy distinto, más oscuro y su aura era negra totalmente, sus lindos ojos grises con blanco, no tenían luz, estaban totalmente opacos y su ropa estaba sucia, con moho y podredumbre.
- ¿Ted?- alargue una mano y él se alejó.
- Vete María- su voz era fría y ronca, nada que ver con su tono afeminado y alegre.
- No, no me voy hasta saber que pasa.
- Vete.
-¡No Ted!- grité- ¡Maldición me preocupas!
Una fuerza sobrenatural me alzó del cuello, no podía respirar, Thederson me miraba con odio, así que sabía que era él quien me lastimaba, las lágrimas rodaron por mi mejilla desesperada, mientras que en un vago intento de supervivencia, trataba de quitarme lo que sea que sea esa cosa invisible del cuello.
Ted con una mirada, me lanzó dos metros hacia un mueble que se encontraba en planta baja, rebote en el, pero el impacto, me hizo caer junto con el mueble.
- ¿No lo entiendes, María? Quiero que te largues, quiero que te alejes...- su voz comenzó a quebrarse- yo soy nada...yo no existo...- el aura se hacía cada vez más fría, ahora yo lloraba de la rabia.
-¡¿Porqué Thederson?! ¡¿Acaso ya no te importo?!
-¡NO SE TRATA DE TÍ!- de nuevo su maligna energía me tomo del cuello y me acerco a él con violencia- se trata de mi- susurró.
Me soltó y la puerta de la entrada se abrió con rudeza.
- Adiós María.
Con su energía me empujó hacia afuera, haciéndome caer, luego cerró la puerta y la ventana por donde había entrado con violencia.
Me levanté adolorida, tenía las rodillas y los codos raspados, me senté en la acera del frente tratando de calmarme, me enjuague las lágrimas y me levanté del suelo.
-¡NO IRÉ A NINGUNA PARTE, NO HASTA HABLAR CONTIGO!- comencé a aporrear la puerta con fuerza- ¡EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS...LO PROMETISTE THEDERSON!
Patee la puerta enojada.
- Lo prometiste...- susurré con un nudo en la garganta chocando mi frente contra la fría puerta.
Esta comenzó a abrirse con lentitud, la empuje para entrar, pero él no estaba allí.
Entre de golpe, y cerré la puerta tras de mí, solo para luego subir a la carrera. Al llegar al segundo piso, todo estaba oscuro, parecía un lugar viejo y abandonado, como si nadie hubiese vivido aquí en años, las ventanas estaban tapiadas, los estantes llenos de polvo y totalmente vacíos.
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Editado: 23.09.2020