No se que hacer, después de semejante revelación, me gusta, me atrae, pero no quiero salir lastimada. Me da miedo arriesgarlo todo y que me terminen haciendo daño, necesito tiempo para asimilar todo lo que me ha dicho. Y es que en tan poco tiempo el se esta volviendo alguien importante para mi.
- Me encantas Aurora, toda tu y tu aroma me vuelve ¡loco!.- a decir verdad yo siento lo mismo.
Y sin poder responderle tocan a la puerta y entro en pánico por que yo llevo ya bastante tiempo en la oficina de mi jefe y además la puerta esta cerrada con seguro, caso que no debería de ser así. Me pongo nerviosa ante la situación que me encuentro con mi jefe.
El me señala el baño y voy hacia allá para esconderme. El se asegura que ya este ahí y abre la puerta , se escucha una voz de mujer, no salimos de aclarar una situación y se presenta otra mujer. Ruedo los ojos y trato de controlar los celos que siento, por que a final de cuentas no somos nada.
- Estefanía, pero que sorpresa- Escucho que saluda muy efusivamente mi querido "Jefe" y es la segunda vez en el día que este sentimiento me abruma, pero no tengo que mortificarme por nada, trato de convencerme de eso.
- Cariño, quería sorprenderte y veo que lo logre. Te extrañe mucho.- Escucho que saluda la otra muy efusivamente, inhala, exhala, Aurora yo no puedo hacer nada, me repito mentalmente.
- Y si que lo has logrado, pero, ¡dios mío! te pusiste aun mas guapa. Ese viaje a las Bahamas te cayo de maravilla.- Aprieto los puños y espero impacientemente.
- Pero mírate tu, no has cambiado nada, eres como los buenos vino; entre mas pasa el tiempo mejor se ponen.- Pero esta que se cree y el también que lo permite ,mas el sabiendo que me tiene a unos cuantos metros, ¡que descarado por dios!
No aguanto mas el estar escuchando sus coqueteos, mientras yo como tonta sigo aquí. Salgo del baño, pero antes respiro unas cuantas veces antes de salir. No quiero que me vea tan afectada antes sus coqueteos.
Al salir, Arturo, me ve con una gran sonrisa y yo me mantengo seria. Mientras que la tal Estefanía, me examina de pies a cabeza y yo no pude evitar hacer lo mismo. Es una mujer de 1.70 aproximadamente, pelirroja; trae el cabello en una corta melena, de tez bronceada y maquillada sutilmente. Con los ojos verdes, bah no tengo celos ya viéndola bien.
Ella me sonríe ampliamente y yo trato de hacer lo mismo, pero lo único que salen de mis labios es una mueca.
- Buenas tardes.- Saludo. - Si no me necesita mas Señor Sáenz, me retiro.- Digo caminando hacia la puerta. Ruedo los ojos cuando oigo que me llama.
- Aurora, te quiero presentar a Estefanía.- ¡Vaya! todo pensé menos que me la fuera a presentar. Doy vuelta sobre mis talones y hago la sonrisa mas falsa. La vuelvo a examinar y sonrió.
- Mucho gusto.- Lo veo a el y parece ser que disfruta el espectáculo.
- El gusto también es mío.- Ruedo los ojos internamente y vuelvo a dar vuelta para salir.
- Todavía no le he dicho que puede retirarse.- Su voz suena como si se estuviera divirtiendo y no tengo la menor duda de que así es. Yo estaba que echaba humo por las orejas.
- Perdóneme señor, tengo cosas mucho mas importantes por hacer. Usted igual, así que no puedo estar perdiendo el tiempo.- No lo miraba y mucho menos me moleste a girarme y decírselo.
- Eso puede esperar, por ahora yo le estoy ordenando que se quede aquí, así que por el momento no se puede retirar, señorita.- Necesito respirar varias veces para relajarme antes de que pierda la poca paciencia que me queda y le suelte un par de cositas que no le gustaran en lo absoluto.
Doy media vuelta quedando así enfrente de ellos, me cruzo de brazos esperando, mientras el no borra esa sonrisa que trae en la cara. Sigo sin entender cual es el chiste, lo fulmino con la mirada. Ella parece darse cuenta y al igual que el disfrutan de semejante escenita. Porque es prácticamente lo que estamos haciendo.
- Te presente ha Estefanía, pero no me has dado tiempo aun de decirte quien es y ya te quieres retirar.- Ruedo los ojos y sonrió.
- No es necesario señor, a mi no me tiene que dar explicaciones de quien es, solo soy su secretaria.- En que situación me metí, maldigo internamente.
Escuchamos que tocan la puerta y me giro para abrirla. Me encuentro a Lisa y Michael, bueno el señor Moore. Les brindo una gran sonrisa y acto seguido ellos hacen lo mismo al verme.
- Aurora, hemos venido por ti para ir a comer los cuatro como la familia que somos.- No puedo dejar de sonreír ante lo que acaban de decir y también por que me acaban de salvar de una situación bastante incomoda.