Amor. Una palabra muy profunda ¿no? Para la mayoría es una palabra llena de muchos sentimientos, pero ¿cuál es la esencia de la palabra amor? Cada individuo tiene su perspectiva de lo que es amar. Como todos, yo también tenía la mía.
Amor, sentimiento inefable. Que nos impulsa hacer cosas que no haríamos jamás. Es el sentimiento que nos humaniza. Nos hace tener esperanza en una persona. El amor nos hace soñar sin límites ni barreras. Pensamos que por el somos invencibles, que todo lo podemos lograr. Amar es querer el bienestar de otro antes que el tuyo. Sentir ese fuego que arde en tu interior y te hace capaz de cualquier cosa por ver sonreír a esa persona especial. Eso era lo que yo creía que era el amor.
Ahora tengo una visión muy diferente de lo que es amar. Una más real. Toda mi vida ha sido un engaño, una falsa, porque pensaba que amaba. Creí todo lo que decían de ese sentimiento lleno de pasión, que en realidad es una ilusión. Cosas que el humano inventa para sentirse bien con el mismo. Para justificar sus acciones ridículamente patéticas.
Esto es el amor. Es Actuar ridículamente. Si en realidad alguien sintiera amor el mundo fuera diferente. Es una barata actuación que favorece solo algunos. Si en realidad el amor existiera no morirían niños a diario de hambre, no habría vagabundos en las calles, no habría guerra ni dolor. Es algo limitado, un día eres todo paz y tranquilidad y el otro eres odio, porque alguien te rompió el corazón y creo que el amor no haría eso. No daña a las personas, por eso es una falsa una simple actuación.
Es Mortal. Te ciega, te cautiva y te hace tomar decisiones cuando no tienes un juicio propio. Aun cuando los demás te lastiman te hace actuar con amabilidad, como si estuvieras en un tipo de encanto. Hay personas que dicen amar y en realidad asechan a sus conyugues. Eso no es amar. ¿Acaso nadie más lo ve? Claro que no, todos están bajo ese efecto secundario del amor, que es peor que cualquier droga.
El amor es Oportunista. Se aprovecha de tus momentos de debilidad, de tu dolor y hace aparición, al principio siendo gentil, amigable y amable. Pero luego de tenerte bajo su merced te hace trisas. Te arrebata todo lo que un día construiste con tanto esfuerzo. Se lleva tus sueños, tus esperanzas, tus ganas de vivir. Eso es lo que hace el amor. Para al final volverte alguien Radical.
Eso fue lo que me hizo el amor cuando confié en él. Cuando le di toda mi esencia. Al final solo me perdí a mi misma. Me arrebato todo lo que era, todo lo que amaba y las personas que más me importaban en esta vida, se las llevo.
Desde ese día soy un ser completamente diferente. No soy cruel, ni arrogante, ni fría como suelen ser esos libros de chicas lastimadas. Solo perdí la fe de que haya una nueva oportunidad para mí. Ya no tengo esperanzas de recuperar aquel sentimiento que me fue arrebatado un día. Sin embargo, seguí adelante, después de todo se puede vivir sin amar.
Es por eso que quiero que conozcan mi historia, para que no cometan el mismo error que yo. Pero les daré una advertencia, no es la típica historia donde un chico sana mi corazón, donde nos enamoramos tenemos hijos y vivimos felices por siempre. No hay mariposas en el estómago, ni mejillas rojas, ni amor a primera vista, nada de eso. Si esperaban algo así, les recomiendo que cambien de opción porque esta no es la correcta.
Se trata del dolor de una niña cuando su maestro de quinto grado le robo la inocencia. Se acabaron los días de risas, de juegos. Fueron remplazados por días de juicios, entrevista, prensa, pesadillas y llanto. Me dolía el cuerpo como si clavaran agujas desde lo más profundo de mi interior. Ya no podía dormir sin tener una pesadilla, que en realidad era el recuerdo de aquel espantoso momento. Aún recuerdo aquella primera entrevista. Donde mis saladas lagrimas hablaban por mí, lo peor de todo fue que no me creyeron. Así que fui sometida a una prueba. Donde estuve casi dos horas con mis piernas abiertas y médicos examinando mi interior. Fue lo más vergonzoso que he hecho en toda mi vida. Solo se escuchaban mis gritos de que ya se detuvieran, pero no lo hicieron. Solo para confirmar mi palabra, había resto de su asqueroso ser. No les culpo por no haberme creído, después de todo era una niña ¿Quién iba hacerlo?
Aún recuerdo el rostro furioso de mi padre. Sus ojos grises estaban casi negros por la furia y su piel pálida estaba contraída y roja. Me sostenía en sus brazos y lloraba conmigo sin parar. Como era de esperarse se culpaba por no haber estado conmigo. Era imposible que lo hiciera, el Sargento Cox estaba en una misión los días de mi calvario. A pesar de su trabajo, éramos los más unidos jamás visto antes. Me llamaba cada vez que podía y siempre que regresaba a casa pasábamos los mejores momentos.
Sin embargo, eso no fue lo peor. Mi vida se puso aún más difícil cuando aquel 3 de Octubre, la fecha más importante de mi vida, mi cumpleaños y su regreso. Prometió retirarse para verme graduar de la secundaria para convertirme en una profesional. La música estaba alta hacía una hora que había comenzado la fiesta. Todos estaban riendo y Xiomy mi mejor amiga era el alma de la fiesta. No podía ver a nadie sentado porque allá iba ella a molestarlos para que se divirtieran o bailaran. Incluso hizo que mi madre y la suya dejaran la cocina para que bailaran junto a nosotras, algo que ni yo con cara del gatito tierno hubiera podido lograr. Puede ser muy persuasiva cuando lo quiere, es por eso que a veces le tengo miedo.
A la hora de la cena cuatro camionetas completamente negras se estacionaron justo al frente de mi casa. Estaba emocionada no podía creer que volviera justo el día de mi cumpleaños. Mi héroe favorito al fin estaba en casa. Salí a toda prisa ya no podía con la emoción. Se abrieron las puertas y recuerdo que detuve mis pasos. No estaba mi padre en ninguna camioneta, Si no soldados cabizbajos, ninguno me miraba a los ojos,entonces lo supe. Lo confirme cuando uno de ellos me extendió su uniforme de gala, junto a su placa y una bandera.