Suena la escandalosa alarma que decidí que era mejor si la ponía lejos de la cama ya que les juro que dormida la apagaba y por lo tanto nunca despertaba. Me estrujo los ojos con quejas de por medio, madrugar nunca fue lo mío. Aunque mi madre siempre dice “Al que madruga Dios lo ayuda” A mí eso no me funciona. Si lo pienso mucho no me levanto, así que sin dudarlo me levanto y voy directo a la ducha, gracias a Dios los baños son en los cuartos. La parte odiosa es que el baño del piso de abajo por ahora esta cerrado. Mi madre quiere hacerle unos cambios, así que de haber visitas tendrían que usar mi baño ya que de seguro que ella no se va a encontrar.
Me ducho con agua fría para quitar todo rastro de sueño y como pollo empapado salgo. Mi madre ya me había comprado los scrubs azules, lo tenía todo ingeniado algo que en realidad odio es que ella solo me trajo con una vil mentira, pero ya estoy aquí y no lo puedo cambiar.
Ya arreglada veo la hora y son las... Esto no puede ser cierto ¡Son las 7:30 am! ¡¿Cómo es que el tiempo ha pasado tan rápido?! Tomo los zapatos las llaves y salgo corriendo al garaje. No puede ser que en mi primer día ya valla a romper una norma, bueno, aunque eso ya es normal en mí, no puedo darme el lujo de hacerlo. Primero mi madre me mataría y segundo…Bueno lo demás ya no importa.
Al subir al auto programo el GPS. ¿Qué? Es a lo que me acostumbro, aún no sé bien en donde estoy localizada. Es mas no se ni como se llama la calle en donde vivo. Le preguntare a mi madre cuando vuelva o mejor miro las señales de tránsito, quien sabe a qué hora vuelva la vieja.
Llego a la universidad a las mismas 8:00 am. Sin perder más tiempo me estaciono en donde primero encuentro, hasta creo que decía algo de reservado, pero hoy no me importa ya voy tarde. Salgo disparada del auto y ya casi en la recepción me doy cuenta de algo. Bajo mi mirada y cierro los ojos negando. Esto solo me puede pasar a mí. ¡Mierda! Señoras y señores Alessia ha dejado sus zapatos. Me doy una bofetada mentalmente y voy corriendo de nuevo a mi auto. Me pongo los zapatos, luego de asegurarme que mis pies estaban limpios, luego de haber corrido medio estacionamiento estaban asquerosos.
¿Un mal día? –Doy un brinco por el susto, casi se me sale el corazón por la boca al escuchar esa voz tan cerca. Y por su grueso es un chico. –
Pero ya voy lo suficientemente tarde como para ser social ahora. Así que ni siquiera me volteo para averiguar de dónde proviene esa voz que casi me mata. Solo susurro un “He tenido peores”
Tan bajo que dudo que lo haya escuchado y vuelvo de nuevo a correr. Gracias al cielo me digne en buscar en que sala de clases me tocaba para no hacer el ridículo, pero lo hare de todas formas cuando entre e interrumpa la clase. Lo más seguro es que pase como en los libros. Todos se me queden mirando, el profesor me va a mirar mal y me dará una sola opción, salir de su clase.
Con la poca vergüenza que me queda respiro profundo y toco la puerta. Vamos Alessia no puede ser peor. Al fin abren la puerta y para mi sorpresa no es el profesor, sino una estudiante algo arrogante. De esas que llevan la señal de “POPULAR Y ESTUPIDA” en su frente. Miro por encima de su hombro y veo que todo el salón habla entre sí, que nadie hace nada en concreto y un poco confundida frunzo mi ceño y pregunto. ¿Esta es la clase del profesor Galarza? La Barbie solo sonríe falsamente masticando un chicle de la forma más asquerosa vista jamás. Solo asiente y se hecha a un lado para que pase.
El profesor notificó que no vendría, pero por las normas institucionales debemos permanecer en la sala de clases o en la cafetería, ¿nueva no?
Esto no puede ser. Después de correr casi un 5K para que me digan que ¡¿No viene?! Me va a dar algo. Furiosa y sin responder me largo del lugar. Para completar solo tengo esa clase, horas de sueño sacrificadas en vano, que desperdicio. Ni se atrevan a decir que soy una vaga, porque no es cierto. Bueno, puede que un poco, pero solo un poquitito.
Ya que solo es una clase y es de fundamentos, solo traía mi computadora. De ese modo me ahorro las libretas, lápices, bultos grandes y esas cosas innecesarias para clases como estas. Otro sabio consejo, mientras menos cosas carguen mejor. Créanme su espalda se los va agradecer.
Camino por los pasillos desolados hasta llegar a la recepción, preguntaré por la famosa cafetería y de una vez comprare algo de comer, a mi estómago le urge.
Hola. ¿Me podría indicar dónde está la cafetería?
La recepcionista al parecer es joven y muy alta. Al escucharme sonríe ampliamente.
Hola cariño. ¿Eres la nueva cierto? –Ruedo los ojos. ¿Acaso llegó un letrero que dice NEW? Asiento- a pesar de que cada departamento tiene su propio comedor solo hay un microondas, la cafetería es para aquellos jóvenes que prefieren no recalentar. La excusa perfecta para verse con los chicos de administración. –Alza sus cejas y las vuelva a bajar con rapidez. –
Creo que ese no es mi caso –Enfatizo-
Luego de convencer a la recepcionista que no venía a coquetear, aquí me encuentro. Y déjenme decirles solo una palabra. Wow. Nunca vi un comedor tan grande. Las mesas varían ente rectangulares y circulares, dándole un aspecto más elegante. Todo está en sumo orden, no hay ruido innecesario, solo algunas risitas, pero nada fuera de tono.
Ya veo a lo que se refiere la recepcionista, aquí los chicos están como quieren. Los que estudian administración al contrario de los de enfermería están en ropa casual, muy pocos en uniforme lo que asumo que esos están es práctica. Casi todas las mesas están ocupadas, pero ala derecha cerca del gran ventanal de vidrio esta Alice.
Sin pensarlo me siento y puedo ver que más bien estudia anatomía o eso parece.
Si vienes acabar con mi paciencia ya puedes irte Ian.