Amor Propio

Capítulo 6: Tú, otra vez

 

Capítulo 6: Tu otra vez

 

 

  • - ¿Enserio le pegaste? – Alice me ve algo aturdida sin creer lo que le acabo de contar.

 

  • - Si que le pegué. – Digo sonriente como si acabara de ganar el mayor premio. La realidad es que se sintió bien, aún recuerdo su cara de horror y me causa mucha gracia.

 

Cuando dije que todo su encanto se había esfumado lo dije enserio. No puedo creer que el encantador chico misterioso fuera el patán que olvidó a Soley en la playa. ¿Pueden creerlo? ¡Claro! Ustedes me leen se lo debían a ver imaginado, pero yo ¡no! Y no lo voy a tolerar.

 

Flashback 

Me pongo de pie y solo puedo escupir con furia una sola palabra

  • - ¡Tú! – Veo como alza su ceja esperando a que diga algo más, pero no lo hago. - ¿Así que este es el idiota abandona niñas? Que inútil y yo que comenzaba a pensar que era lindo.

 

  • - ¿Yo? – en otra ocasión me hubiera dado gracia su confusión. En cambio, solo cierro mi puño y lo planto en su ahora horrible rostro. No escucho queja alguna, pero no hay que ser un genio para saber que esta más que aturdido. Tampoco es que me importara mucho ahora. Recojo las pocas cosas que ya tenía afuera con rapidez y antes de salir del salón o mejor dicho la pecera o vitrina de frituras como quieran llamarles, me volteo y digo “Eso fue por Soley” y sin más me largo.

 

  • - Sí que le pegaste. – Volteo mi mirada a donde Alice la dirige y ahí está. En la misma mesa, juraría que con el mismo libro y una manzana verde fresca e intacta. Pero eso ya es algo común en él lo que lo hace diferente hoy es su ojo un poco morado.

 

  • - Solo debe agradecerme, lo único que hice fue darle algo de color en ese rostro pálido. – Digo con algo de sarcasmo por lo que Alice voltea los ojos.

 

  • - Deberías agradecer que no te refirió con el decano.

 

  • - Le di con motivos, no lo hará.

 

Lo observo de nuevo y esta vez él voltea a verme, pero en vez de mirarme con enojo solo me sonríe de lado. ¿Por qué hace eso? ¿Por qué no esta molesto? Su actitud me aturde por lo que desvío la mirada y me molesto conmigo misma, no se por que el tiene ese efecto en mí, pero debo deshacerme de él sea como sea. No volveré hacer la idiota de antes, eso se acabó.

****

Al finalizar mi última clase salgo disparada del salón, solo quiero tirarme en la cama. No puedo esperar para poner mi tensa espalda, sobre ella. No me culpen es que no es nada fácil estar casi 4 horas sentada en una silla dura. Me dirijo casi corriendo a mi guagua cuando de repente lo veo. Está en su moto negra y elegante, son su típica chaqueta de cuero negra. ¿Pero qué mierda hace? Veo como se acerca a mi guagua y coloca algo el cristal para irse sin más. Me acerco cautelosa mente y veo que solo es una nota que dice “Lo siento, si me lo permites prometo explicarte”

 

Disdian

No me conocen por ser popular, ni por haber ganado un premio o una prestigiosa beca. Me conocen por que soy “misterioso” silencioso, porque no tengo problemas, porque simplemente soy yo. Pero la realidad es que nadie me conoce. No tengo ningún misterio, ni secreto solo soy reservado cuando quiero. Desde que llegué a este lugar solo me he enfocado en mis estudios, como administrador de empresas con concentración en salud. Pero aún recuerdo ese día que llegué y me senté en el mismo sitio, con la única diferencia que había un par de ojos interrogantes observando cada movimiento.

Por un monto pensé que era Morgan de nuevo, pero no era así, cuando baje mi libro para buscar esa mirada penetrante que tanto me hostigaba me lleve una gran sorpresa. Se trataba de la mirada más escalofriante que haya visto en una chica. Parecía que todo estaba a su merced, todo bajo control, incluso cada latido, cada respiración.

Con el pasar de los días me fui dando cuenta que su mirada sombría nunca cambiaria, podía reírse (que hermosa sonrisa), podía mover su melena castaña con altivez, pero era su mirada vacía lo que me atraía lo que ella no podía evitar. Aunque pareciera un psicópata quise saber quien era, así que pregunté su nombre a la secretaria que no dudo en contestar en cuanto puse mi voz modo “casanovas”. Pero no tenía nada, ninguna dirección, ninguna escuela primaria, solo tenía el recuerdo de unos ojos inolvidables y un nombre. Alessia.

Y aquí estoy en la misma mesa de siempre con mis piernas cruzadas sobre la mesa. Hoy tengo una camisa negra de manga larga, con mi pantalón de rotos negros, y mis converse negras. ¿Se nota? Amo el negro. Tengo un ángulo perfecto para observar cada gesto y movimiento, para percibir cuando me mira con odio, luego de enterarse de mi identidad.

Flashback

Sonrío de lado al verla molesta, frunce su nariz haciéndola ver dulce de cierto modo, aunque ella se crea muy ruda.

  • - ¡Tú! – die mientras se levanta en su lugar para comenzar a recoger las pocas cosas que tiene sobre la mesa.
  • - ¿Yo? – digo con un poco de obviedad y soberbia lo que hace que se enfurezca más y antes de que pueda pronunciar palabra alguna siento un golpe en el lado izquierdo de mi cara que me ha descolocado un momento. ¡Les juro que quedé desorientado unos diez segundos! Esta chica si que sabe dar buenos golpes. Y antes de irse pronuncia “Eso fue por Soley”. 

No entendía nada hasta que recordé aquel día de la playa.

No estoy molesto, lo merezco sobre todo por haberle confiado a Soley a la arpía de Verónica. Nunca debí confiar en ella. Me sentí super mal aquel día, sentí que me faltaba el aire, como se me escapaba la vida en par de segundos cuando noté su ausencia. Y el rostro de decepción y enojo de mi padre hacia mi persona. Solo Soley me alivio con sus caricias, su inocente dulzura y con su presencia. El saber que estaba bien, que estaba segura y guardada por un ángel.



#1878 en Otros
#111 en Aventura
#4875 en Novela romántica
#1345 en Chick lit

En el texto hay: rencor, superacion, amor

Editado: 19.03.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.