Amor real entre tradiciones

Prologo

En Dinamarca, las tradiciones no son solo un legado; son el aire que se respira. Los palacios, con sus muros que guardan ecos de siglos, y los jardines, donde cada flor parece susurrar un secreto, fueron el escenario de la infancia de Astrid Møller. Hija de un respetado diplomático y una violinista que dejó los escenarios por amor, Astrid creció entre las sombras elegantes del palacio de Amalienborg, tan familiar en sus corredores como los retratos de reyes olvidados. Sus dos hermanos mayores, Frederik y Emil, siempre fueron sus protectores, aunque también sus mayores provocadores, llenando su vida de risas y pequeñas rivalidades.

En esos mismos pasillos, Astrid conoció al príncipe heredero Christian, el mayor de cinco hermanos: él, sus tres hermanos menores —Nikolai, Felix y Henrik— y la pequeña princesa Sofía, de apenas cuatro años, la alegría inesperada de la familia real. Christian, con el peso de la corona ya perfilándose en su futuro, era para Astrid algo más que el heredero al trono. Era el chico que corría con ella por los jardines, que le robaba pasteles de la cocina real y que, en los momentos de silencio, dejaba entrever una vulnerabilidad que nadie más parecía notar. Eran inseparables, cómplices en un mundo de protocolos y reverencias, donde sus risas resonaban como un desafío al rígido decoro.

Pero lo que Astrid nunca percibió —o tal vez prefirió ignorar— fue que Christian la miraba con algo más que amistad. Él, con la destreza de quien sabe guardar secretos, ocultó su amor tras bromas, miradas furtivas en las cenas de gala y palabras que nunca encontraron papel. Mientras el mundo los veía como los inseparables amigos de la infancia, Christian solo veía a la mujer que soñaba tener a su lado, incluso cuando ella, años después, se enamoró de otro.

El destino, sin embargo, no olvida lo que el corazón calla. Ahora, tras años de distancias, un compromiso roto y promesas que nunca se pronunciaron, Astrid regresa a Copenhague por una razón que guarda celosamente. Y Christian, más decidido que nunca, no está dispuesto a dejarla ir otra vez.

En Dinamarca, las tradiciones no son solo un legado; son el aire que se respira. Los palacios, con sus muros que guardan ecos de siglos, y los jardines, donde cada flor parece susurrar un secreto, fueron el escenario de la infancia de Astrid Møller. Hija de un respetado diplomático y una violinista que dejó los escenarios por amor, Astrid creció entre las sombras elegantes del palacio de Amalienborg, tan familiar en sus corredores como los retratos de reyes olvidados. Sus dos hermanos mayores, Frederik y Emil, siempre fueron sus protectores, aunque también sus mayores provocadores, llenando su vida de risas y pequeñas rivalidades.

En esos mismos pasillos, Astrid conoció al príncipe heredero Christian, el mayor de cinco hermanos: él, sus tres hermanos menores —Nikolai, Felix y Henrik— y la pequeña princesa Sofía, de apenas cuatro años, la alegría inesperada de la familia real. Christian, con el peso de la corona ya perfilándose en su futuro, era para Astrid algo más que el heredero al trono. Era el chico que corría con ella por los jardines, que le robaba pasteles de la cocina real y que, en los momentos de silencio, dejaba entrever una vulnerabilidad que nadie más parecía notar. Eran inseparables, cómplices en un mundo de protocolos y reverencias, donde sus risas resonaban como un desafío al rígido decoro.

Pero lo que Astrid nunca percibió —o tal vez prefirió ignorar— fue que Christian la miraba con algo más que amistad. Él, con la destreza de quien sabe guardar secretos, ocultó su amor tras bromas, miradas furtivas en las cenas de gala y palabras que nunca encontraron papel. Mientras el mundo los veía como los inseparables amigos de la infancia, Christian solo veía a la mujer que soñaba tener a su lado, incluso cuando ella, años después, se enamoró de otro.

El destino, sin embargo, no olvida lo que el corazón calla. Ahora, tras años de distancias promesas que nunca se pronunciaron, Astrid regresa a Copenhague por una razón que guarda celosamente. Y Christian, más decidido que nunca, no está dispuesto a dejarla ir otra vez.



#5143 en Novela romántica

En el texto hay: amor, realeza

Editado: 23.12.2025

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