CAPÍTULO 11 – NOMBRES QUE PESAN
Alan no durmió esa noche.
El mensaje seguía brillando en su celular: “Daniela Smith no es quien crees.”
Smith.
Ese nombre… ese apellido tenía historia. No en los círculos comunes, pero en los callejones del poder, en los susurros de las calles, en las leyendas que su padre nunca quería contar.
Alan fue directo al archivo familiar. Un sótano al que Dannyel nunca le dejaba entrar. Forzó la cerradura.
Documentos. Registros. Imágenes.
Allí estaba: Gabriel Smith. Joven, con el rostro duro, junto a un niño… y una niña de cabello negro y ondulado hasta la cintura.
Daniela.
Alan cayó de rodillas. Había estado saliendo con la hija del mayor enemigo de su padre.
Y aún así... no podía odiarla.
📖 CAPÍTULO 12 – HIJA DEL ENEMIGO
Daniela sabía que su padre sospechaba. Desde la aparición de las fotos, Gabriel había aumentado los controles. Sus pasos eran seguidos. Su teléfono intervenido.
Pero lo que no sabían era que Daniela también tenía sus secretos.
Escondía un celular extra en la biblioteca del instituto, entre dos libros que nadie leía. Allí guardaba sus mensajes con Alan, los reales, los más puros, los que no estaban vigilados.
Hasta esa tarde.
Cuando llegó a la biblioteca, el celular había desaparecido.
En su lugar, una nota:
“Te estás enamorando del hijo de quien destruyó a tu madre. ¿Eso le llamarías justicia?”
Daniela apretó el papel entre los dedos. Quienquiera que fuera, sabía demasiado.
📖 CAPÍTULO 13 – LA MASCARA DE DANNYEL
Dannyel Allen vio a su hijo llegar tarde por tercera vez esa semana.
—¿Dónde estabas?
Alan no respondió.
—¿Te estás viendo con alguien?
Silencio.
—¿Tiene apellido?
Alan lo miró a los ojos. Por primera vez, sin miedo.
—Smith.
Dannyel se congeló.
—¿Daniela?
Asintió.
El silencio entre ambos fue más fuerte que cualquier grito.
—Esa chica es una trampa —dijo al fin—. Su padre intentó matarme. Usó a su propia esposa como carnada. ¿Sabes cómo murió la madre de Daniela? Por su culpa.
Alan tragó saliva.
—Y si Daniela no es como él… ¿la vas a destruir igual?
Dannyel no respondió. Pero sus ojos hablaban de guerra.
📖 CAPÍTULO 14 – DECLARACIÓN DE GUERRA
Gabriel Smith convocó a sus hombres.
—Dannyel sabe. El chico también. El plan no puede continuar como estaba. Pero si Daniela... siente algo real, puede usarse a favor.
—¿Y si se rebela?
—Entonces… la perderemos. Como a su madre.
Las palabras dolieron más de lo que esperaba admitir.
Esa noche, Gabriel dejó una carta en la habitación de su hija. No un mensaje de guerra. Uno personal.
“Si decides seguir tu corazón, no vuelvas a esta casa. Porque no tendré corazón para perdonarte.”
Daniela leyó la carta en silencio. Lloró.
Pero al día siguiente, no volvió a casa.
📖 CAPÍTULO 15 – UN LUGAR PARA DOS
Daniela fue directa a Alan.
Lo encontró esperándola en la entrada del parque abandonado donde se habían visto por última vez.
—¿Por qué viniste? —preguntó él.
—Porque no puedo dejar de pensar en ti. Y porque estoy cansada de ser lo que otros quieren que sea.
Él no dijo nada. La abrazó. Por primera vez.
Fue un abrazo largo. Doloroso. Lleno de todo lo que no podían decir.
Y luego, sin hablar, se besaron.
No fue un beso de película.
Fue real. Caótico. Perfecto.
Ambos sabían que no iba a durar. Pero por unos segundos... se sintieron libres.