Markus apareció con su ejército a la media noche.
Drones, hombres armados, magia tecnológica. Todo estaba en su favor.
Pero lo que no esperaba era encontrarse con Gabriel y Dannyel, luchando juntos por primera vez en décadas.
Y en medio de todo, Alan y Daniela, espalda con espalda.
—¿Lista para pelear? —preguntó él.
—Nací para esto.
Daniela usó las técnicas que su madre le enseñó. Alan peleó con precisión. Ambos sabían que no podían ganar si uno caía.
Gabriel salvó a Dannyel de una explosión. Dannyel le devolvió el favor con un escudo.
Markus no podía creerlo.
—¡Son iguales a ella! —gritó, señalando a Alan—. ¡A Roxanne!
Y en ese momento, Alan lo encaró.
—Y eso es lo que te molesta. Que ella vivió… a través de mí.
Con un disparo certero, Alan destruyó la fuente de energía que mantenía el ejército de Markus conectado.
Todo cayó.
Incluido Markus.