"Desahogo"
Oliver
Decir esas palabras después de tanto tiempo de haberlo evitado, sentí como si parte de mi preocupación se disipara. No entendía si era el hecho de empezar a tomarlo como un problema o la manera en que lo dije, pero mirarla y hablar fue suficiente para sentirme más tranquilo.
Se quedó en silencio un tiempo antes de responder, como si analizara la situación.
—Ya veo… Y exactamente, ¿cuál es el problema?
Suspiré mientras bajaba la mirada, pensando en cómo decirlo.
—Ha estado muy distante… ni un mensaje, una llamada… sinceramente, me preocupa demasiado. —Mi voz se quebró sin previo aviso. No sabía qué efecto tenía en mí contarlo, pero era claro que mis emociones, por primera vez, se querían desbordar.
—Actúa como si nada cuando hablamos… pero tengo la sensación de que algo no está bien. —Recargué mis codos en la ventana sintiendo la necesidad de apoyarme en algo.
Me miró con empatía, pero, a diferencia de los demás, sin una sola gota de lástima, como si ella conociera el sentimiento.
—Comprendo ese sentimiento… es frustrante cuando la otra persona finge que no pasa nada. —Suspiró de manera profunda, como si la situación le trajera recuerdos.
—Mira… no conozco la situación, pero si me permites ser honesta… puedo decirte lo que pienso… —Miró a mi rostro; no me sentía animoso, pero era la primera vez en mucho tiempo que no intentaba ocultarlo.
—La verdad… sí necesito una opinión, no sé qué hacer y… no he encontrado a alguien a quien preguntarle. —Clavé mi mirada en ella, esperando una respuesta distinta a todo lo que ya había oído.
—Por favor, sé honesta y dime lo que piensas…
Suspiró antes de hablar, lo que me dio a entender que no sería fácil escuchar.
—Por lo que me dices… ella se está alejando de ti, mejor dicho, pierde interés. —Abrí los ojos con sorpresa al instante; un sentimiento me invadió, decepción, tal vez.
—Eso no quiere decir que no te quiera… no la conozco, pero estoy segura de que necesita atención de ti… y no me refiero a escucharla o cosas así, ya que veo que eso sí lo haces… sino más bien, a darle detalles, ser romántico y enfrentar directamente el problema, preguntarle qué le pasa y expresar lo que sientes.
Suspiré frustrado al escuchar lo mismo de siempre, pero en esta ocasión no me detuve a solo decir “okey”.
—Eso también lo intenté… pero cada que intento hablar terminamos peleando. —Recargué mis codos en el marco de nuevo, hundiendo mis manos en este; la frustración me consumía, al igual que un toque de pánico.
Asintió ante mi gesto.
—Y específicamente... si no te molesta decirme… ¿cómo te sientes?
La miré a través de mis dedos, sentía que todo por lo que había luchado era en vano. Tomé aire y me incorporé.
—Me angustia, no sé si hice algo mal… o… si tal vez ya le da igual… quiero hablar con ella, pero ¿cómo lo hago si no me busca…? —Me sentía desesperado, como si diera patadas de ahogado.
Suspiró recargándose en el marco.
—Hay veces que la gente no se da cuenta de cuánto daño nos causan sus acciones, o la falta de ellas… —Notaba cómo se sumía en sus propios pensamientos, incluso en sus propias vivencias. Y a pesar de sentirme devastado, podía notar que sus vivencias fueran incluso más profundas que las mías.
—Tal vez lo hace sin intención de lastimarte… pero al no saber cuánto te lastiman sus actitudes… termina haciéndolo peor… Claro que eso no quiere decir que la justifique, porque no está bien la indiferencia, y menos en una relación… pero si no le hablas con la realidad de: “¡Necesito tu atención, quiero que me busques, aunque sea por cinco minutos, porque siento que no te importa y me estás lastimando!”, eso jamás cambiará. —Se exaltó un momento; incluso eso me sonsacó un poco de mis propias emociones. La vi tomar aire y volver a dominar sus emociones, lo cual me pareció curioso.
La miré un poco sorprendido, pero no de mala forma. A decir verdad, su reacción y algunos gestos en su rostro fueron los que más me llamaron la atención, pero no podía decirlo en voz alta. Además, lo que decía, refiriéndose a mí, era lo que necesitaba.
—Tienes razón… los problemas se resuelven hablando. —Suspiré y le sonreí de nuevo, pero esta vez con un sentimiento de tranquilidad.
—Gracias por escucharme… lo necesitaba.
—No tienes nada que agradecer, a veces necesitamos la ayuda de alguien externo. —Su sonrisa cayó un poco, y eso despertó aún más mi curiosidad. ¿Cuál sería la causa de esas reacciones?
—A veces solo necesitas hablar con alguien…
Se percató de lo que noté y, al igual que ella, intenté ser de ayuda.
—Sí… hablando de eso y viendo tu reacción… ¿pasas por algo igual?... Pregunto porque te debo el favor, no vayas a creer que quiero oír chisme. —Le sonreí de una manera algo juguetona; no mentiré, me gustaba ver las reacciones de las chicas a ese gesto. Además, esa sonrisa me ayudaba mucho a persuadir.
Se rió. Una risa tan suave y femenina, delicada y, a su vez, algo melancólica. Me causó una sensación inexplicable; si tuviera que ser sincero, me gustó de alguna forma causarla, y una necesidad de seguir escuchándola, aunque sin esa melancolía.
—No está bien… de hecho, corté con mi ex hace un año, y digamos que fue algo más complejo y… bueno, una larga historia, pero no tiene importancia.
Le sonreí sin pensar, a su vez que el interés crecía. Me sentía más animado y realmente quería poder ayudarla.
—Bueno… no creo que no tenga relevancia… además, tengo tiempo libre y te debo el favor…
Sonrió y rodó los ojos, un gesto que solo avivó mi interés; incluso mi lado más juguetón despertó, un sentimiento que no sentía hace meses.
—Gracias por tu interés… pero ya estoy saliendo de eso y todavía no me siento lista para tocar el tema… —Tomó un suspiro cruzando sus brazos en el pecho. No pude evitar sonreír, todo de ella era tan… agradable.